Johnny y June: Pasión y locura

lunes, 20 de febrero de 2006 · 01:00
México, D F, 20 de febrero (apro)- Dentro de las películas nominadas al Óscar, Johnny y June: Pasión y locura es una cinta que vale la pena ver No está nominada en la categoría de Mejor Película, pero sí lo está en los rubros de Actor y Actriz, entre otros Por otro lado, hay que mencionar que ganó el Globo de Oro en el rubro de Película Musical-Comedia La cinta cuenta la llegada del cantante de country Johnny Cash al panorama musical, así como sus grandes altibajos en esos primeros años Ojo, no es necesario conocer la música de Cash o la trayectoria del cantante para que uno se interese por la película, sólo basta con dejarse llevar para que todo desemboque en un enamoramiento Todo comienza cuando el pequeño Johnny, pierde a su hermano mayor, Jack Este hecho lo impactó de manera profunda y lo marcó para siempre A esto hay que agregar que tiene una relación conflictiva y llena de culpa con su padre, para completar un cuadro interesante, sin el cual la música de Cash no podría entenderse Lo que veremos a continuación, será a Johnny --interpretado por Joaquin Phoenix-- tocando puertas para ganarse el pan de cada día y para que la compañía Sun Records (que lanzó a la fama a Elvis Presley) firme a su grupo de gospel El destino le hará dejar el gospel, pero lo convertirá en una de las figuras más importantes de la música popular estadunidense, aunque también en un alma atormentada que oscila entre la felicidad y el infierno, y cuya única opción de redención parece ser el amor de la cantante June Carter (Reese Witherspoon); al menos eso es lo que Johnny cree Las actuaciones son fabulosas, con un Johnny enigmático y sombrío, y una June llena de vida pero reticente a vivir de nuevo una relación amorosa luego de un par de divorcios Un plus resulta ser el hecho de que la música de Johnny y June que escuchamos en la cinta es una interpretación de los propios actores El gran acierto del director James Mangold es que desde el primer momento uno está en los zapatos de Johnny, no justifica sus acciones destructivas, pero como espectador entendemos su dolor y, de alguna forma, somos partícipes del mismo; sufrimos y nos enamoramos con él, de él y de su música

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