Más de lo mismo

lunes, 6 de marzo de 2006 · 01:00
México, D F, 6 de marzo (apro)? Mis patéticos congéneres vivientes: estoy que me lleva Gestas Y con razón Juzguen ustedes Habiendo sido uno de los que vivió, sufrió y con pasión denunció el tartufismo y neurosis del siglo XIX; denuncia que hice con la optimista intención de que con ella contribuiría a que el siguiente siglo fuera menos enfermo y farsante para que los que lo heredaran pudieran llamar al XX siglo sincero y esforzado, veo y compruebo con tristeza, angustia y hasta coraje que en ese su hoy neoliberal que viven, a juzgar por su primer lustro de existencia, el siglo XXI sigue igual: neurótico e hipócrita Si recordara que neurosis quiere decir trastornos de conducta que se dan por conflictos irresueltos, vivencias traumáticas, fracasos o frustraciones, por los cuales se padecen ansiedades, angustias, fobias, obsesiones, histerias, etcétera; que la hipocresía se inclina más al polo del mal que al del bien, ya que ella misma es un mal, y porque su naturaleza polimorfa la hace capaz de todo engaño, de toda maldad, de toda traición, si recordara, digo, todo eso, no debería sentirme triste, ni angustiado ni enojado, ¿no sería naturalmente tonta mi optimista intención crítica? No puedo admitirlo, pues veo y compruebo que neurosis y tartufismo es lo que les está llevando, en vez de a la democracia, al gobierno del, por y para el pueblo, a la kakistocracia, es decir, al gobierno de los malos e incluso de los peores, con lo cual la por todos anhelada y siempre adorada democracia, se está transformando en coprocracia, o lo que es lo mismo, en el gobierno de la mierda No piensen que uso esa palabra por afición a la coprolalia, por personal inclinación a usar términos groseros, vulgares ¿De ningún modo! Se debe a que la misma expresa correctamente lo que están haciendo ustedes, mis congéneres vivientes, por su siglo Vean si no es así En ese su hoy, los que gobiernan la potencia hegemónica, la que presume y proclama en todos los tonos que es la misma encarnación de la democracia y escudo de la libertad, ¿no son capaces de recurrir a la infame mentira para justificar injustas guerras? Y diciéndose respetuosos de la diversidad, ¿No intimidan a gobiernos extranjeros que no piensan como ellos, que se oponen a sus decisiones y les imponen embargos, bloqueos, con los que intentan desestabilizarlos y hasta planean el asesinato de políticos y gobernantes extranjeros que amenacen sus intereses aunque los mismos hayan sido elegidos democráticamente? ¡Y hay quien a pesar de estos desmanes los llama demócratas y defensores de la libertad! ¿No es esto ejemplo de tartufismo o neurosis? Y los políticos, por lo general, con tal de obtener o conservar el poder de gobernarles, ¿no desprestigian a sus competidores con los peores y peregrinos calificativos; de eliminarlos con las más viles tretas o sacándoles los trapos al sol? ¿Y eso no hace que la gente del común esté más desencantada y hasta asqueada de los políticos, sus partidos y de la misma política? ¡Y se quejan de que sea así! Y eso no es todo, ya que entre esos mismos políticos, que se dicen rendidos servidores de la mayoría, como debe ser en toda democracia, ¿no hay ejemplares que son sirvientes de intereses particulares de determinados individuos o los de grupos de personas y encima dicen que ese beneficiar a los menos favorece a los más? Y entre esos que se declaran ardientes y rendidos servidores de los votantes, ¿no los hay que más y mejor sirven a sus particulares intereses y proclives al nepotismo, es decir, a favorecer política y económicamente a sus familiares? Digan si todo esto no es digno de neuróticos o de hipócritas o de ambas cosas a la vez No dudo, como ya dije en mi tiempo, que las leyes sean cada vez menos injustas, que estén llenas de buena y sana intención; que la justicia se ofrece y da a todos igualdad, ¿pero todos pueden pagar el precio en dinero y tiempo que se necesita para conseguirla? Y luego está que no faltan abogados, jueces, magistrados que bien sea por interés o por miedo, están o son inclinados a defender, a dictar a sabiendas resoluciones injustas Y para terminar, vean, en ese su hoy, el del triunfo del capitalismo, ¿quién es cada vez más el indiscutible y cada vez menos discutido protagonista? ¡el empresario!, o su representante, el gerente o ejecutivo, que por tener como objetivo y meta de sus actividades la "maximación del beneficio", en gran medida fomentan y contribuyen a la persistencia de las conductas neuróticas e hipocresía que están convirtiendo al gobierno del, por y para el pueblo, a la democracia, en coprocracia, en gobierno de la mierda Ante este más de lo mismo, que un servidor denunció hace más de un siglo, díganme si no tengo motivos para revolverme en mi tumba Sin más, con la esperanza de que por su bien y el de su siglo puedan cambiar esa situación PAOLO MANTEGAZZA

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