¿Salvadores?

jueves, 4 de diciembre de 2008 · 01:00
MÉXICO, DF, 3 de diciembre (apro) - ¡Huy, no! Les aseguro que no me gusta el chisme, pero sí el conocer y el reflexionar siempre que encuentre motivo para ello, ¿Qué quieren? Y eso me lleva incluso a hacer caso de las sinrazones más descabelladas en no pocos casos, por eso, estimados lectores, les ofrezco la presente, que considero ejemplo de lo hasta aquí escrito En el ambiente íntimo y penumbroso del piano-bar "El Túnel del Tiempo", un grupo de amigos, en días pasados, comentábamos apesadumbrados sobre lo que podría traernos el actual desastre financiero que afecta al mundo, cuando Juan Contreras nos interrumpió con la siguiente frase: --Ya dejen de lamentarse, pues más bien deberían alegrarse y hasta bailar por ello ¡Sí! No me miren con esos ojos Regocíjense, pues ese hecho va a contribuir a poner en claro que los últimos Mesías de este nuestro hoy también están resultando, como tantos anteriores, un fraude Calló y nos miró burlón Ante nuestro silencio expectante, continuó: --Sí, me refiero a los empresarios, a los patrones ¡Qué! ¿Acaso no estaban hasta la maceta de leer y escuchar a sus ideólogos, esto es, a los que se alimentaban en sus comederos --¡y siguen haciéndolo!-- y a los propios interesados --¡qué falta de humildad!-- que ellos eran los salvadores del mundo moderno, la sal de la tierra, la levadura de la sociedad con su doctrina del libre mercado, la libre competencia? No sé si ustedes, pero su servidor ya estaba hasta la manga de leer y escuchar por años y años ?y lo estoy al seguir leyendo y escuchando, a pesar de la crisis financiera-- que el empresario, el patrón, el empleador como eufemísticamente le llaman, es el benefactor de la humanidad; que para ello no es necesario ni hace falta que actúe como una hermanita de la caridad; que para ello es suficiente que se limite a perseguir obstinadamente e incluso con egoísmo, la ganancia en sus actividades empresariales Por eso me admira e indigna, su capacidad y su habilidad para autoengañarse y engañarnos, ¿o será otra cosa? Recordemos y tengamos en cuenta al respecto que a últimas fechas, ante la realidad que venía desprestigiando lo que decían, sus ideólogos han puesto en marcha con bombo y platillo la teoría de la "ciudadanía corporativa" o Corporate Citizenship, definida por el World Economic Forum como "la contribución que hace una compañía a la sociedad a través de sus principales actividades, inversiones sociales, programas filantrópicos y su compromiso con las políticas públicas" ¿Qué pasó? ¿Esa definición no contradice todo lo que venían diciendo y haciendo hasta ayer? ¡Más seriedad! ¿O será mejor decirles que menos hipocresía? No sé si a ustedes, pero a mí igualmente me admira e indigna que la iniciativa privada se refiera, desde hace algunos ayeres, a los obreros, a los trabajadores, no ya como tales, sino que los designe como capital humano, y diga que es tan importante como el capital financiero, cuando pensaba y sigue pensando que sin el capital, el trabajo del hombre sería duro, ineficaz y poco productivo, lo que sigue confirmando con sus hechos, pues bien se sabe que en la práctica, la iniciativa privada, cuando tiene que privilegiar o bien al capital humano o bien al financiero, generalmente sacrifica al humano en beneficio del financiero; cuando se sabe que ante trabajo igual, no paga igual si lo ejecuta una mujer, un adolescente y hasta un niño, ya que les paga menos que si es un hombre el que lo hace; cuando se sabe que con el pretexto de no subir los precios o conservar una fuete de trabajo, recurre a todos los medios para no pagar salarios justos, corren a miles de trabajadores si es preciso, recortan los horas de trabajo e incluso recurren a contratar operarios por meses, por semanas, por días e incluso por horas, para que no obtengan derechos que les concede la ley Por todo lo anterior, me regocijo que estos nuevos Mesías, estos presuntos salvadores, los empresarios, después de trabajar buenos años internacionalmente en las condiciones que lo deseaban, esto es, con libertad de movimiento, sin mayor regulación o vigilancia de sus acciones por parte de los gobiernos, exención de impuestos para incentivarlos, etcétera, ellos mismos se hayan puesto en evidencia, hayan mostrado el cobre del que están hechos, o sea, demostrado que no eran tales Mesías, tales salvadores como ellos mismos se decían, que son un fraude? para desgracia de todos No, no voy a pedir que los crucifiquen, pero me lleva el tren el ver cómo ellos si consienten y hasta ven natural que todos seamos crucificados en la economía personal, que los gobiernos crucifiquen a sus pueblos para ponerlos a salvo por medio de rescates multimillonarios del dinero de todos Me enfurece que, remedando a W Churchill, se pueda decir, "como nunca antes, hoy se puede decir que tan pocos privilegiados deben tanto a tantos desfavorecidos" Por supuesto, no pocos de los amigos cuestionamos sus razones, ¡mas, ay!, Juan Contreras se limitó a reírse y decirnos que a nosotros nos correspondía buscar las excepciones que confirmaran la regla de lo que había dicho y sin más nos dejó Los que quedamos, hicimos cera y pabilo de lo dicho por él En lo personal, tengo que confesar que sus razones, por descabelladas que parezcan, me han puesto a pensar Ustedes, distinguidos lectores, ¿piensan que estoy equivocado en hacerlo? Con mis mejores deseos para todos PATO CHAMOY ?

Comentarios