El coleccionismo de Carillo Gil

lunes, 22 de febrero de 2010 · 01:00

MÉXICO, D.F., 17 de febrero (apro).- Con el título El poder del coleccionismo de arte: Álvar Carrillo Gil, la historiadora del arte Ana Garduño acaba de publicar una investigación sobre el médico yucateco, fundador del museo que lleva su nombre en San Ángel, y considerado como el más importante coleccionista privado de México en el siglo XX.

Investigadora del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap) del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), Garduño se ha dedicado hace tiempo a documentar e investigar el tema del coleccionismo. Y un capítulo muy especial en el tema de su interés lo conforma Carrillo Gil (1898-1974).

En su colaboración en el libro México: Su apuesta por la cultura (Proceso-Grijalbo-UNAM),”Una golondrina no hace verano: La participación privada”, la investigadora relata cómo a lo largo de todo el siglo XX no existió en el medio cultural mexicano una importante tradición de participación privada, ni en cuestiones de promoción, patronazgo, mecenazgo o coleccionismo de arte.

         Y si bien hubo varios coleccionistas conocidos, algunos decidieron que al morir sus acervos quedarán en fundaciones privadas, museos extranjeros o instituciones no vinculadas a la administración gubernamental. Es, por ejemplo, el caso del acervo de Jacques y Natasha Gelman, que habiéndose conformado con el dinero que obtuvo él de las producciones cinematográficas protagonizadas por Mario Moreno Cantinflas, donó su colección de arte europeo al Museo Metropolitano de Nueva York, y el de arte mexicano es cuidado por una instancia a cargo de Robert Littman.

Por ello es emblemático el caso de Carrillo Gil, quien a lo largo de su vida integró una colección con obras de artistas como José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera, Gunther Gerzso y Wolfgang Paalen, entre otros, y decidió fundar con ella el Museo de Arte Álvar y Carmen T. de Carrillo Gil, ubicado en Altavista en San Ángel, y que hoy forma parte de la red de museos del INBA.

Según información del propio INBA, el libro de Garduño responde a preguntas tales como: ¿Cuáles fueron los objetivos de las relaciones de poder de Carrillo Gil?, ¿cuáles los instrumentos a través de los que ejerció influencia?, ¿en qué tipo de ambiente interactuó?, y ¿qué fuerzas se activaron en contra o a favor?

Cuenta entonces que entre los propósitos que animaban a Carrillo Gil se encuentran el deseo de prestigio, reconocimiento y legitimación del estatus socioeconómico que alcanzó por su desempeño como empresario. Además de la búsqueda de una posición en su nueva clase social, pero a la vez con la intención de distinguirse del resto de la burguesía nacional.

         Así pues, su colección fue un instrumento. Pero a la vez los conocimientos que en torno a ella desarrollo pues fue un conocedor de arte. Su influencia entonces se concentró fundamentalmente en el medio cultural, al punto que “ningún otro coleccionista de la época acumuló tanto capital político como Carrillo Gil”.

         En la revista electrónica Discurso visual, del Cenidiap, correspondiente a mayo-agosto de 2006, Garduño expone:

“El médico y coleccionista yucateco Alvar Carrillo Gil... en su rol de agente cultural, concordaba con buena parte de las apologías político-culturales que el Estado mexicano reiteró a lo largo de casi todo el siglo XX. En concreto, coincidió con el discurso oficial en cuanto a la reverencia a la Revolución iniciada en 1910, considerándola el evento de mayor trascendencia en la historia moderna nacional. Este culto no se explica sólo por las influencias del momento histórico en que vivía, sino también por su biografía: su ascenso socioeconómico personal estaba estrechamente ligado con las condiciones imperantes en el régimen autodenominado posrevolucionario.”

Sobre el libro se aclara que no resume una historia del poder, y las preguntas planteadas por la investigadora en su proyecto de estudio, no se centran en el porqué del poder, sino en cómo opera, qué mecanismos produce, cómo se ejerce y la relación con una figura histórica específica.

El libro fue editado por la Coordinación de Estudios de Posgrado-Programa de Maestría y Doctorado en Historia del Arte de la Universidad Nacional Autónoma de México, en su colección Posgrado 38, y acaba de salir a la circulación.

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