El Origen

lunes, 9 de agosto de 2010 · 01:00

MÉXICO, D.F., 4 de agosto (apro).- Esta cinta, dirigida por Christopher Nolan, realizador de la nueva saga cinematográfica de Batman, ha causado un fervor desmedido: muchos han ido a verla, prácticamente todo el mundo habla maravillas de ella y casi nadie quisiera perdérsela.

El origen (Inception, EU, 2010) sería un fenómeno hollywoodense como muchos otros, si no fuera porque la película es una cortina de humo.

Más allá del suspenso bien manejado, de una excelente edición, de sus efectos y acción sorprendentes, de un gran reparto y vestuario, de sus diálogos inteligentes, su look trendy y su estructura compleja, yace una argumento inverosímil, que a primera vista pasa desapercibido, pero con un poco de atención uno puede observar que los cimientos de El origen son sumamente débiles.

La película cuenta la historia de Cobb (Leonardo Di Caprio, con quien participan Ellen Page, Joseph Gordon-Levit, Dileep Rao, y Tom Hardy), un espía industrial que gracias a una extraña y modesta tecnología es capaz de meterse en los sueños de las personas para robarse ideas.

Pero una de esas misiones sale mal y  Cobb está en peligro, pues sus empleadores irán tras él (los porqués son bastante cuestionables, por cierto). Así, Cobb debe darse a la fuga o bien cooperar con un empresario poderoso, al parecer el único que puede ayudarle.

Dicho empresario, llamado Saito (Ken Watanabe), le pide a Cobb que implante una de las ideas robadas en el subconsciente de otro empresario (Cillian Murphy), competidor de Saito. Tal acción es imposible para muchos, porque se dice que nadie lo ha conseguido, aunque Cobb piensa que sí se puede lograr.

Cobb termina accediendo porque, al final de cuentas, Saito no sólo puede sacarlo del apuro, sino que puede hacer que aquel se reencuentre con sus hijos, de quienes ha estado separado mucho tiempo, debido a un acontecimiento oscuro que involucra a su exmujer.

La misión de Cobb es peligrosa, pero rodeado de las personas correctas la cosa puede salir bien, sólo que existe otro detalle: su exesposa, que vive en el subconsciente de éste, suele meterse en sus misiones todo el tiempo, poniendo en peligro el éxito de las mismas.

El origen oscila entre una cinta de acción y suspenso y una caper movie al estilo Ocean’s 11; su envoltura es casi perfecta y consigue atraparnos en las convenciones de la cinta.

Sufrimos y nos emocionamos con los personajes, pero al final de todo, luego del final abierto, cuando los créditos finales aparecen en pantalla, las preguntas comienzan a aparecer y no existen respuestas. O bien es posible tapar dichos agujeros argumentales bajo el supuesto de su calidad onírica, es decir, en el mundo de los sueños todo se vale, lo cual es una imposición, más que una razón. Un recurso tramposo que genera la percepción de que los guionistas no pudieron con su creación.

El origen termina siendo una cinta pretenciosa que engaña al espectador con su trama enredada y su exquisitez visual, cuando en el fondo es incapaz de decirnos algo concreto.

Y, lástima, porque en su esencia contenía teorías interesantes acerca del mundo de los sueños y de nuestro subconsciente, pero en el guión se les fue de las manos a sus realizadores y al mismo cineasta.

Comentarios