Admite Calderón escalada de violencia; lamenta que inseguridad opaque sus logros
MÉXICO, D.F. (apro).- Cinco años después de que sacó al Ejército a las calles para combatir al crimen organizado y a los cárteles del narcotráfico, en una cruenta “guerra” que ha cobrado la vida de más de 50 mil mexicanos, el presidente Felipe Calderón admitió la escalada de violencia.
Con motivo de su V Informe de Gobierno, Calderón pronunció hoy un discurso en el Museo Nacional de Antropología, sede elegida de última hora, después de que se canceló el acto masivo programado para realizarse en el Auditorio Nacional.
Calderón inició su mensaje asegurando que el quinto año de su administración tuvo grandes contrastes, pues mientras se celebraron el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución, y México gozó de una buena situación económica, la violencia aumentó, a tal grado que los logros de su gobierno no se perciben. Puso como ejemplo, el incendio del Casino Royale en Monterrey, Nuevo León, ocurrido el pasado 25 de agosto, donde murieron 52 personas.
Sin embargo, defendió su estrategia anticrimen con el mismo argumento que ha esgrimido a lo largo de estos cinco años: es la mejor para defender al país del crimen organizado.
Calderón destinó casi la mitad de los aproximadamente 80 minutos que duró su mensaje, a defender su estrategia, inclusive cuando lamentó que sus logros de gobierno no se perciban por la violencia. Fue un mensaje dedicado a justificar su estrategia de seguridad que a informar sobre sus resultados.
El titular del Ejecutivo se refirió a los grupos criminales violentos, con especial énfasis en los cárteles del Golfo y “Los Zetas”. Por el contrario, para el cártel de Sinaloa, que encabeza Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, no tuvo ninguna mención.
Además, hizo un breve recuento de cómo, a su juicio, evolucionaron dichos grupos criminales y la violencia en Tamaulipas y Nuevo León. Mencionó que la primera disputa entre el cartel del Golfo-Zetas contra el cartel del Pacífico desató la violencia en Tamaulipas.
Luego, afirmó que el rompimiento del cartel del Golfo con “Los Zetas”, provocó la violencia que desde 2010 mantiene postrado a Nuevo León. Con insistencia, Calderón mencionó datos y estadísticas de esa entidad, pues según él, la violencia se ha revertido en Tijuana, Baja California, y Ciudad Juárez, Chihuahua, gracias a su estrategia de seguridad.
Tanto le ocupó la inseguridad en Nuevo León que se refirió al menos en cinco ocasiones al incendio en el Casino Royale. Inclusive, dijo que la captura de los asesinos materiales fue posible gracias a los equipos y la tecnología de la Policía Federal, que encomió en diferentes ocasiones, sin que ese reconocimiento se tradujera en manifestaciones de apoyo ni aplausos por parte de los asistentes.
En su afán por defender su “guerra”, Calderón incurrió en varios yerros verbales, uno de ellos cuando intentó quitar responsabilidad a su gobierno por la violencia que tiene azolado al país: “Hay quien dice que la violencia es consecuencia de la acción del gobierno. No es así. La violencia se da por la intervención… La violencia se da… no por la intervención de las Fuerzas Federales, al contrario, las Fuerzas Federales intervienen donde hay violencia y porque hay violencia en un lugar determinado”, titubeó.
Felipe Calderón incurrió en una serie de modificaciones que terminaron desluciendo el “día del presidente”. El mensaje con motivo del Informe, fue llamado, como en Estados Unidos, “El mensaje por el estado de la nación”. Sin embargo, la diferencia es que en el país vecino, el “estado de la nación” implica la presencia del presidente ante el Congreso, lo cual fue eliminado por los gobiernos panistas en México.
Originalmente, el mensaje por “el estado de la nación”, a la mexicana, se realizaría en el Auditorio Nacional. Sin embargo, tras el incendio provocado por un comando en el Casino Royale la Presidencia de la República anunció el pasado viernes 26 de agosto, que el evento se cambiaría al Museo Nacional de Antropología, para ser prudentes.
La cita se fijó a las 09:00 horas, pero al llegar esa hora, al menos unos 200 lugares se encontraban vacíos. Inclusive, se rindieron honores a la bandera, pero el presidente Felipe Calderón no ingresó.
Unos 10 minutos después, con colaboradores y funcionarios menores, algunos de los lugares vacíos fueron ocupados.
Entonces entró el presidente, a quien según la cifra oficial, lo esperaban mil 300 personas, todos líderes políticos, empresariales y religiosos, así como integrantes de su gabinete. De nuevo se debió saludar a la bandera.
Procuraduría para víctimas
Calderón anunció hoy la creación de una Procuraduría Especial de Atención a Víctimas del Delito. Aunque no lo mencionó, esa fue una de las demandas del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad.
Luego de reconocer que la violencia se ha incrementado, expuso como en otras ocasiones, que ello es resultado de las acciones que su gobierno ha emprendido contra los criminales.
Aunque presumió, como lo hizo también en el Informe por escrito entregado ayer al Congreso de la Unión, que ha encabezado diálogos ciudadanos, insistió como lo hace desde hace meses, en que su gobierno está abierto a la crítica y las propuestas, pero que no cambiará la estrategia.
Eso sí. Al menos en dos ocasiones dijo que era necesario pensar en las víctimas –una expresión del Movimiento–, tras lo cual anunció la creación de la mencionada procuraduría.
Los asistentes le escamotearon los aplausos a Felipe Calderón. De hecho, el aplauso que no recibió, se lo dieron a las fuerzas armadas. En la primera parte de su discurso, Calderón expresó: “Quiero hacer un reconocimiento a la lealtad y al patriotismo de las fuerzas armadas en México: al Ejército Mexicano y a la Marina. Su participación firme y valiente ha sido decisiva en la defensa de México”.
Apenas terminó de decir lo anterior, cuando los asistentes rompieron en un aplauso que se prolongó por 50 segundos y se pusieron de pie para saludar a las Fuerzas Armadas. En total, a Calderón le aplaudieron cinco veces, incluido el final y, al menos en una ocasión los aplausos fueron inducidos por los legisladores panistas, que se encontraban en el sector izquierdo del patio.
Los asistentes sólo se pusieron de pie cuando guardaron un minuto de silencio por las víctimas de la guerra de Felipe Calderón, cuando rindieron honores a la bandera y, naturalmente, cuando se fueron.
Al terminar su mensaje, los aplausos empezaron a sonar pero de inmediato, un toque de corneta llamó a despedir a la bandera, con lo que el espectáculo de Calderón se acabó prácticamente sin manifestaciones de apoyo.
Recriminaciones
Calderón fustigó repetidamente al Congreso por no aprobar sus iniciativas, llamó al Poder Judicial a combatir la corrupción de sus jueces y recriminó a los gobernadores que no han implementado los modelos de control de confianza en sus cuerpos policiacos.
Con la mitad de su discurso dedicado a justificar su estrategia de seguridad, más que a informar sobre sus resultados, Calderón dijo que no existe motivo para que el Congreso no haya aprobado varias iniciativas que ha enviado desde el inicio de su administración.
Frente a los representantes del Poder Legislativo, al menos en cuatro ocasiones el mandatario se quejó de que el Congreso no haya aprobado sus iniciativas de reformas, para las leyes que según él, el país necesita.
Luego de encomiar a la Policía Federal, anunció que este año se realizará una “operación limpieza” en la Procuraduría General de la República, a fin de que ésta se ubique en los niveles de profesionalismo que el país reclama.
Calderón aseguró que su compromiso es concluir el sexenio con instituciones federales de seguridad y de procuración de justicia, renovadas, confiables, conformadas por elementos honestos y capacitados.
Poco después, llamó la atención a los gobernadores que no han implementado los controles de confianza: “Hay estados que presentan un rezago significativo en el cumplimiento de estas obligaciones y compromisos, la mayoría aún no cuenta con unidades antisecuestro confiables, incluso hay entidades que aún no tienen un Centro de Evaluación y Control de Confianza”.
Abundó en que conforme a los plazos de la Ley de Seguridad Pública, sólo cuatro estados habrán concluido la evaluación de ley.
Respecto al Poder Judicial, Calderón dijo que no tenía duda de que los jueces en su mayoría son honestos, pero como todas las instituciones son susceptibles de corrupción, por lo que urgió a que se implementen medidas para combatirla.
De hecho, la mención al Poder Judicial fue la más suave, ya que en semanas recientes había lanzado sin pruebas una serie de acusaciones contra los juzgadores federales y, en especial, los de amparo.
Otra de las menciones de Calderón fue la justificación de que la violencia desatada por los cárteles de la droga es consecuencia de la geografía que nos coloca como acceso al mercado de drogas más grande del mundo, es decir, Estados Unidos.
Sin embargo, respecto a ese país, dijo que existen buenas relaciones bilaterales.
A pesar de sus recriminaciones y reclamos, Calderón expresó: “Más allá de esta problemática (inseguridad) no debemos confundirnos ni perder de vista que la mayor amenaza para las instituciones y para el futuro de México, es ese crimen organizado que extorsiona, que incendia y que asesina sin escrúpulos a personas inocentes.”
El adiós anticipado
El presidente Calderón aseguró que más allá de su filiación partidista tiene vocación democrática, por lo que se mantendrá imparcial de cara a las elecciones presidenciales del próximo año.
Ante la mayoría de los gobernadores reunidos (excepto Leonel Godoy, de Michoacán), así como los ministros de la Suprema Corte, los presidentes de las mesas directivas del Senado y la Cámara de Diputados, así como de los titulares de los organismos autónomos, Calderón expresó: “Quiero dejar bien claro: por encima de mis preferencias partidistas, está mi convicción democrática, y mi apego a la legalidad y al principio de preeminencia del interés nacional”.
Entre los asistentes se encontraban varios aspirantes presidenciables como el priista mexiquense, Enrique Peña Nieto; los panistas Santiago Creel Miranda, Josefina Vázquez Mota, Ernesto Cordero Arroyo y el jalisciense, Emilio González Márquez; también el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubón.
“Por esas razones, de cara al proceso electoral del 2012, seré escrupuloso en la observancia de la ley, y haré lo que corresponde al presidente, para que la contienda se desarrolle en un ambiente de legalidad, de equidad y de imparcialidad”, prosiguió Calderón.
En el evento, se colocaron dos pantallas gigantes que, además de difundir la mayor parte del acto la imagen del presidente Calderón, hacía eventuales movimiento entre los asistentes. Justo cuando Calderón se comprometía a la imparcialidad, el paneo se dirigió a Josefina Vázquez Mota, quien se estaba riendo, pero la cámara se alejó de ella inmediatamente.
Calderón aprovechó su mensaje también para recriminar al Congreso por no haber aprobado aún las tres consejerías electorales que permanecen vacantes en el Instituto Federal Electoral (IFE).
La mitad de su discurso, que no lo dedicó a justificar su “guerra”, Calderón se refirió a los temas que ha manejado en las últimas semanas: dijo que México es un país mejor para invertir que las economías emergentes de Brasil, Rusia, India y China (BRIC); que alcanzó la cobertura universal en educación básica y está apunto de alcanzar la cobertura universal en salud; que su manejo de la economía nos ha mantenido fuera de las crisis que sí tienen otros países, entre otras cosas.
Sin embargo, el propio mandatario dijo que todo se ha visto opacado por la violencia.