Grupos criminales protegen narconegocios de funcionarios: Arquidiócesis

domingo, 9 de julio de 2017 · 18:54
CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).- La Arquidiócesis Primada de México considera que la corrupción no es exclusiva de policías, y más bien hay una cadena que hace suponer que el origen de la violencia es diferente. En su editorial del semanario “Desde la Fe”, la Iglesia católica concluye que mandatarios y funcionarios de distintos colores partidistas tienen en grupos criminales a sus mejores efectivos, funcionando como paramilitares para proteger los narconegocios, como punto perfecto de su inexplicable enriquecimiento. En el texto, se cuestiona el drástico aumento de muertes violentas en México y cómo es posible que se haya llegado a tan lamentable estado. El editorial titulado “Los culpables”, cita cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema de Nacional de Seguridad Pública que indican que el año 2016 cerró con 22 mil 967 víctimas fatales a causa de la violencia, y de enero a mayo de 2017 se registraron 11 mil 156 asesinatos. La Iglesia destaca que la violencia sigue escalando sin freno y sin que haya una estrategia o solución efectiva a este espantoso flagelo que afecta a todos, no sólo por las víctimas directas, sino también por las indirectas: familias enteras destrozadas, cuyo grito parece lanzarse al desierto de gobiernos indolentes e incapaces de ofrecer a sus gobernados lo primero a lo que están obligados: seguridad. Agrega que en el Congreso de la Unión se abrirá el debate acerca del mando mixto y el papel del Ejército en tareas de seguridad pública, pues hasta la saciedad se ha dicho que la causa de la violencia obedece a estructuras policiales corruptas. Esta unificación de los mandos –dicen– llevaría a la desaparición de corporaciones municipales para sanear los cuerpos policiales, dotándolos de elementos profesionales, mejor pagados y más capacitados en las tareas de seguridad. Sin embargo, destaca el artículo, la corrupción no es exclusiva de policías, y más bien hay una cadena que hace suponer que el origen de la violencia es diferente. “Asociado a la comisión de delitos y a la irrefrenable violencia que azota el país, está siempre la huella de superiores y jefes, a quienes se deben mandos inferiores. Basta pensar en los gobernadores omnipotentes que se han dedicado a saquear el patrimonio de los estados, fincándose como señores absolutos, mientras que, a la par de sus actos ilegales, los muertos se cuentan por centenas. “En los presidentes municipales y mandatarios que en su momento rogaron el voto, prometiendo hacer diferentes las cosas, pero una vez en el poder, olvidaron, o mejor dicho, guardaron convenientemente sus promesas de campaña, mientras que el índice de niñas y mujeres desaparecidas y de feminicidios crece sin control Continúa: “En los funcionarios en los distintos órdenes de gobierno que hicieron del cargo la perfecta mina de oro, otorgando beneficios a empresas y amigos para después correr al amparo del fuero constitucional y evitar la acción de la justicia, sospechosos de tropelías, mientras que policías y fuerzas armadas, rebasadas por el crimen, afrontan una guerra en franca desventaja; en los gobernadores obsesionados en cuidar su imagen, en su delirio por ocupar cargos más elevados, mientras sus localidades miserables y pobres son presa y carne de cañón de la delincuencia. “En los munícipes, mandatarios y funcionarios de distintos colores partidistas, quienes sin empacho, tienen en grupos criminales a sus mejores efectivos, funcionando como paramilitares para proteger los narconegocios, como punto perfecto de su inexplicable enriquecimiento, pagado con sangre que mancha las manos” La Iglesia católica concluye que indagar las causas de la crueldad lleva al hilo de la madeja, en la cual el país está enmarañado y pasa por el maniqueísmo de un estamento que pretende quedar bien con Dios y tributar al diablo: la corrupción va de la mano de la impunidad de la clase política que también es culpable de la violencia que nos tiene sometidos.

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