CIUDAD DE MÉXICO (apro).- En el segundo día de su presentación del documento Manifiesto México –siete demandas, desdobladas en 20 temas específicos, para planteárselas a los candidatos presidenciales–, la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) tuvo un día atípico, en el que “según el sapo fue la pedrada”.
A un cansado, y aún más lento al hablar, Andrés Manuel López Obrador, candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, lo trataron con tersura, con mucho cuidado de no molestarlo con alguna pregunta que lo incomodara y que lo llevara a confrontarlo otra vez con los empresarios. Lo dejaron hablar y decir y repetir sus propuestas, muchas de ellas totalmente contrarias a las que la propia Coparmex ha hecho públicas y plasmado en su Manifiesto México.
Lo dejaron ser y hacer. Ninguna réplica. Nada que lo incomodara. Como cuando repitió su discurso sobre el tema de la educación. Dejaron que solito se hundiera. Un ejemplo, cuando le preguntaron esto:
--La prosperidad de un país y la cohesión social, dependen principalmente de la calidad de la educación, de la preparación y del talento de su gente. A menor educación, más desigualdad y pobreza. Nuestro principal reto consiste también en brindar la mejor preparación a los maestros. La pregunta es: ¿Cómo avanzar claramente en el modelo educativo de calidad, con equidad, para el futuro?
Y Andrés, que no cambia:
“El problema de la educación en México tiene que ver con dos cosas y a veces sólo se observa una. Se insiste bastante en la calidad, de un tiempo para acá, la excelencia. Y se olvida algo que es fundamental: la cobertura, el acceso a la educación. Claro que se debe atender la calidad, pero primero se debe dar la oportunidad para estudiar. En eso no hemos avanzado. En eso hemos llegado al absurdo de rechazar a los jóvenes que quieren estudiar, bajo la excusa de la calidad. Cuando en el fondo es que no se invierte en educación.
“Porque hay la idea, que no comparto, de que debe avanzar la privatización en la educación: que estudie el que tenga para pagar colegiaturas. Yo no me opongo a eso. El que tenga para pagar colegiaturas que lo haga, está en su derecho. Pero lo que debemos hacer es garantizar la educación pública gratuita, de calidad, en todos los niveles escolares. Es mil veces mejor tener a los jóvenes estudiando que tenerlos en las calles”.
Y, por supuesto, hizo la defensa de los maestros de la CNTE que, dijo, no se oponen a la evaluación. “La evaluación es un asunto ideológico que sirve sólo para quitarles el empleo”.
El Andrés de siempre. De cuerpo entero.
Meade
Los empresarios de la Coparmex, que abarrotaron un salón del Hotel Hilton, frente a la Alameda Central, se toparon con un José Antonio Meade, candidato de la coalición Todos por México, que si bien llegó más bien serio --y debió esperar a que Andrés Manuel desalojara las instalaciones, pues se lo impedía el acostumbrado enjambre de reporteros, camarógrafos y fotorreporteros que siempre lo abordan largamente al terminar alguna participación--, sorprendió en el presídium, pues prácticamente echó por tierra una por una las propuestas oficiales de la Coparmex.
Una empresaria, en el presídium, le preguntó:
--Desde su punto de vista, ¿cómo podemos aumentar el salario mínimo –propuesta reiterada de Coparmex--, de tal manera que no se afecte la inflación, pero que podamos cubrir la línea de bienestar de los mexicanos?
--No cabe la menor duda de que tenemos que llegar a la línea de bienestar y rebasarla. La verdad es que el trabajo debiera dignificar por arriba del mínimo. En lo que hay que tener cuidado es cuál es el límite entre esa velocidad de convergencia y el efecto faro.
“Ahora, hay temas estructurales que van más allá del salario mínimo. Y apunto solamente dos datos: hay dos brechas que tenemos que cerrar en el país, la brecha entre el norte y el sur, que tiene mucho que ver con logística, con infraestructura, sobre todo con gas, y la brecha que hay entre el mexicano que tiene y el mexicano que no tiene.
“Y ahí el principal elemento diferenciador, que tiene que ver con el salario, es terminar la preparatoria. Y en México hay 48 millones de ciudadanos que no lo hicieron, por ahí tendríamos que empezar. En México el que termina la preparatoria gana 41% más que el que no la termina”.
Eso quiere decir que, más allá del debate del mínimo, si nosotros podemos estructurar de manera tripartita, incluso, una política que nos lleve a que los jóvenes en México terminen la preparatoria y tengan espacio en educación superior, cada joven que termina la preparatoria, por el solo hecho de hacerlo, va a tener un incremento salarial de por vida de 41% en promedio.
“Eso quiere decir que, más allá del debate del mínimo, si nosotros podemos estructurar de manera tripartita, incluso, una política que nos lleve a que los jóvenes en México terminen la preparatoria y tengan espacio en educación superior, cada joven que termina la preparatoria, por el solo hecho de hacerlo, va a tener un incremento salarial de por vida de 41% en promedio”.
El moderador del evento, Gustavo de Hoyos Walter, presidente de la Coparmex, le preguntó que si ya era momento de hacer lo que se había acordado con la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami), de hacer las revisiones pertinentes para subir a 98 pesos diarios el salario mínimo, cosa que iba a suceder en abril.
Con muchas palabras, Meade dijo, en síntesis, que no:
“Mira, es poco convincente argumentar con tres datos, pero son tres datos los que tenemos que nos contrastan tres contextos distintos en donde se dio el incremento. En 2009 el incremento en el salario contractual fue de 4.93%; en el 2017 fue de 5.78; en el 2018 de 7.3. Eso quiere decir que hay un límite en términos de la desvinculación entre el salario contractual y el incremento en el salario mínimo, en un proceso en donde tenemos, como se anticipaba, una inflación que empieza a converger de vuelta a los límites que tiene el Banco de México.
“Así se esperaba, se esperaba que el ajuste vinculado, sobre todo con el cambio en el tipo de cambio que se dio a principios de 2016, tuviera un impacto de cambio en precios relativos y la inflación volviese a converger.
“A mí me parece que es muy importante que dejemos que ese proceso de convergencia se dé”.
Para la Coparmex, la Conasami siempre ha sido una instancia burocrática de alcances limitados, que puede prescindirse de ella, pues no aporta gran cosa en materia de salarios. De Hoyos preguntó:
“¿Cuál es su opinión sobre la manera en que está estructurada, como ha venido funcionando la Comisión Nacional de Salarios Mínimos? Nosotros pensamos que tenemos que encontrar mecanismos mucho más ágiles, que haya más transparencia en las discusiones y que eso pueda permitir que el proceso de definición esté mucho más a la vista de la sociedad.
Meade: “La Conasami tiene una virtud que es que están en la mesa sentados tres sectores, y eso me parece que vale la pena rescatarlo y preservarlo. El hecho de que tengamos un espacio de discusión, en donde se puedan escuchar esas voces, es positivo.
“Yo creo que deberíamos de ampliar el mandato de la Conasami para que la pregunta estructural que contestar sea la que hace Mónica: “¿Qué más tenemos que hacer para tener una mejor dinámica salarial?”
“En las últimas dos quincenas la inflación sorprendió a la baja, la inflación subyacente se encontraba ya dentro de los límites que tiene el Banco de México. Y yo creo que el hecho de que la inflación regrese ya a esa banda, nos vuelve a dar oxígeno para revisar y replantear el tema. No, insisto, en el objetivo que deberíamos tener, que debiera ser que el salario mínimo estuviera muy por arriba de la línea de bienestar”.
“Entonces, si la Conasami pudiera ayudarnos, más allá de solamente reflexionar sobre ese instrumento, y nos ayudara a consensar una agenda en donde nos identificara cuáles son los retos logísticos, los retos de capacitación, los retos que necesitamos hacer para cerrar esa brecha entre ese México pujante y próspero y ese México que tiene rezagos importantes, eso le daría, creo yo, más valor y más contenido a la reflexión.
“Me parece que debiéramos de ver a la Conasami con un objetivo mucho más amplio, que es el que nos oriente a discutir sobre lo determinantes de los ingresos, más allá del salario mínimo”.
Una pregunta que la Coparmex no se atrevió a plantear con claridad y de frente, sin ambages, apelaba a la discrecionalidad con la que se maneja el gasto público por parte, principalmente de la Secretaría de Hacienda, a grado tal que el gasto no incide o no impacta en el crecimiento económico.
Larga, pero tersa, la pregunta:
--Siguiendo el tema del bienestar para todos los mexicanos, sabemos que el gasto público no está logrando impactar el crecimiento económico y cerrar las brechas de desigualdad como debería. Hay graves problemas de eficacia, eficiencia y corrupción, ¿qué reforma fiscal propones para elevar los recursos disponibles para inversión pública y para promover la igualdad de oportunidades, la movilidad social y el crecimiento económico acelerado?
“Y, como segunda parte de la pregunta, si estaría a favor de un Consejo Fiscal independiente ¿sí o no?”.
Fácil para quien ha trabajado en el sector hacendario por más de 20 años y conoce las tripas del presupuesto, los ingresos y, en general, las finanzas públicas.
Meade: “Mira, el último punto (el Consejo Fiscal independiente, que incluso el Fondo Monetario Internacional ha sugerido para México) es un tema en donde hemos tenido diferencias Gustavo y yo. Me parece que es disruptivo, igual que en el caso del salario, el planteamiento, pero me parece que no es el instrumento ideal.
“México tiene ya una instancia autónoma en la Cámara de Diputados para evaluar las proyecciones, yo creo que politizar el debate de las proyecciones no ayuda y México tiene un instrumento más fuerte, que es la Ley Federal de Responsabilidad Hacendaria.
“Atrás de la preocupación del Consejo Fiscal hay la percepción de que hay espacios de discrecionalidad, espacios de opacidad en el ejercicio de gasto, que tendrían que corregirse.
“Mi impresión es que, si eso es lo que queremos hacer, lo hagamos directo, lo hagamos de frente. No nos compliquemos usando un instrumento que no es el más eficiente, no abramos un espacio de discusión cuando tenemos claro cuáles son los objetivos que queremos lograr y tenemos claro cuál es el mecanismo.
“El mecanismo ideal, para que México tenga certeza en un manejo de finanzas públicas responsable, es la Ley de Responsabilidad Hacendaria. Ahí viene cuál es el objetivo del déficit, cuándo nos podemos desviar, qué tenemos qué hacer cuando nos desviamos, qué velocidad tenemos que tener para regresar a alcanzar los objetivos. Y ese es el mecanismo ideal para mandar y reforzar los elementos de control y transparencia que queramos.
“Yo creo que si lo que queremos es fortalecer el marco fiscal, fortalezcámoslo. Y fortalezcámoslo por mandato de ley, eso es lo que da certidumbre a los mercados y eso es lo que da fortaleza a la convicción que hoy tiene México, de que sus finanzas públicas deben ser sanas.
“Lo que ya sabemos que nos preocupa, codifiquémoslo y pongámoslo directo en la ley, y no pasemos por una instancia consultiva, que nos es vinculante y que, por lo tanto, pudiera incluso llevarnos a que en algunos momentos se debilitara el marco fiscal, cuando lo que debiéramos hacer es mandar una señal de fortaleza.
“Hoy vimos una reforma fiscal en Estados Unidos en la dirección de generar espacios de estímulo. Yo creo que una reforma fiscal siempre implica una reflexión sobre base y tasa, y la que hizo Estados Unidos nos permite tener un marco de referencia para plantear nuestra propia reflexión en una agenda que, por construcción, siempre es inacabada.
“Esa ampliación de la base, en Estados Unidos, va a tener impactos regionales, sectoriales y de distribución. Yo creo que vale la pena que tengamos mesas de discusión para ver si esa es la dirección en la que querríamos movernos, si acotar la deducción de intereses, acotar la deducción de impuestos locales, acotar la deducción de restaurantes y servicios médicos, es realmente la forma mejor de ampliar la base y lograr la disminución de la tasa, y abundo, seguramente habrá un seguimiento”
Esa sí que fue una verdadera chamaqueada de Meade para con los empresarios de Coparmex, pues se ha demostrado una y mil veces que hay una verdadera discrecionalidad en el manejo de las finanzas públicas, en el uso de la deuda pública y, sobre todo, en el manejo de varias partidas presupuestales.