CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Con más de 300 especies de plantas nativas, la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel (REPSA) es considerado un ecosistema único en el mundo, cuyo cuidado está a cargo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Además, en sus 237 hectáreas, la REPSA resguarda a más de 800 especies de artrópodos, entre arácnidos, insectos, crustáceos; así como a 30 especies de mamíferos, entre otros vertebrados, que se desarrollaron sobre la lava del volcán Xitle tras su erupción, hace aproximadamente mil 670 años. “El ecosistema más diverso que hay en el Valle de México, pero que fuera del territorio universitario desaparece cada vez más rápido”, señaló la titular de la Secretaría Ejecutiva de la REPSA, Silke Cram. Su conservación, subrayó, es responsabilidad de todos los universitarios, pues se trata de un área de recarga del acuífero, que amortigua el ruido y la temperatura en la zona y capta el dióxido de carbono a través del proceso de fotosíntesis de todas sus plantas. Además, expresó, es el espacio donde se llevan a cabo unos 60 proyectos de investigación sobre libélulas, murciélagos, la zorra gris, los agaves y su interacción con polinizadores, así como estudios de percepción sobre la naturaleza y cómo nos relacionamos con ella, entre otros. Las cuales ponen acento especial en su protección. Silke Cram señaló que para conocer este sistema la universidad ha procurado establecer “aulas vivas para los estudiantes”, refiriéndose a espacios como: la Senda Ecológica, el Paseo de las Esculturas, el Espacio Escultórico, el Geopedregal, así como La Cantera. Asimismo, agregó, cada semestre la REPSA recibe alumnos para que hagan sus estancias académicas sobre el manejo de fauna silvestre, una oportunidad interesante, debido a que pueden realizarlo en un espacio natural, diferente a las prácticas en zoológicos. Destacó que, de manera adicional, los estudiantes cuentan con un programa de colaboradores –pertenecientes a las facultades de Medicina, Arquitectura, Veterinaria, Ingeniería, Biología, Matemáticas, Psicología ambiental, Ciencias de la Tierra–, quienes voluntariamente apoyan actividades de conservación de la Reserva, y a cambio reciben cursos de capacitación sobre fauna, así como la posibilidad de proponer nuevas actividades. Por su parte, la bióloga y encargada del Departamento de Comunicación Socioecológica de la REPSA, Marcela Pérez, explicó que en está existen las condiciones necesarias para que murciélagos, tlacuaches, musarañas, cincuates, entre otras, puedan habitar este ecosistema. “La pérdida del Pedregal está asociada a la existencia de estas especies. Por eso, cada centímetro es fundamental para nosotros, porque ahí está el recurso, que por mínimo que sea, ayuda a esos seres a sobrevivir, y más en la temporada seca”, remarcó. Sin embargo, precisó que en está época del año sólo está visible el 15% de las plantas que habitan en el Pedregal, debido a que el 85 % restante está en forma de bulbos, raíces y semillas. De igual forma, apuntó, sucede con muchos de los invertebrados –arácnidos, insectos, crustáceos–, que mayormente se observan en temporada de lluvias. En este sentido, Silke Cram comentó que los animales casi nunca se ven, pero se sabe que están ahí por los restos que dejan. “Si un tipo de agave florece y tiene semillas, sólo puede hacerlo si fue polinizado por un murciélago. Es otra evidencia de que hay animales. No lo tenemos que ver para estar orgullosos y proteger este ecosistema”. Otra de sus características, añadió Marcela Pérez, es su geodiversidad, por ejemplo, las grietas permiten que hacia su interior haya microambientes más húmedos y se establezcan otras especies. “Por ello es posible encontrar una cactácea de ambiente seco conviviendo con una orquídea que necesita mucha agua para tener flor”, señaló. Finalmente reiteró que contar con este ecosistema originario dentro del campus universitario, permite a las personas desarrollar una visión integral de la vida, “siempre y cuando volteemos a verlo, reflexionemos e interactuemos respetuosamente con él”.