Quiere Fidel Herrera penalizar espionaje

lunes, 12 de julio de 2010 · 01:00

JALAPA, Ver., 12 de julio (apro).- El gobernador Fidel Herrera Beltrán envió al Congreso del estado una iniciativa de reforma para sancionar con penas de 6 a 15 años de cárcel y multas de 400 días de salario mínimo, a quien “vigile, aceche o realice actividades de espionaje”.
De acuerdo con el proyecto, cuando se trate de servidores públicos las penas señaladas en el artículo 314 bis del Código Penal del estado, se agravarán hasta en una mitad más y se impondrá la inhabilitación para el desempeño de su encargo o comisión públicos hasta por 15 años.
    En su iniciativa, Herrera Beltrán propone una adición al artículo 7 del Código Penal del estado, denominado “Delitos contra la seguridad del estado”, y plantea la creación del artículo 314 bis, el cual quedará de la siguiente manera:
    “Se impondrá de 6 a 16 años de prisión y multa de hasta 400 días de salario mínimo a quien vigile, aceche o realice actividades de espionaje sobre la ubicación, las actividades, los operativos o labores generales que realicen elementos de seguridad pública, de persecución, de investigación, de sanción o de ejecución de penas.”
    En un segundo párrafo del mismo precepto de su iniciativa de reforma, plantea que si se tratare de servidores públicos, las penas señaladas en el artículo 314 bis, “se agravarán hasta en una mitad más y se impondrá la inhabilitación para el desempeño de su encargo o comisión públicos hasta por 15 años”.
    De acuerdo con la versión de algunos diputados, si no hay cambios, en la sesión del próximo jueves se dará entrada a dicha iniciativa de reforma, y se turnará a las Comisiones Unidas de Justicia y Puntos Constitucionales y a la de Gobernación para su estudio y dictamen.
    Herrera Beltrán fue víctima del espionaje: en las semanas previas a la elección del pasado 4 de julio, el diario Excélsior dio a conocer dos grabaciones en las que queda en evidencia su abierta participación en el proceso electoral y, días después, el PAN se encargó de rematarlo con la difusión de otras dos grabaciones, en la que ordena a uno de sus subordinados apoyar con recursos a cierto candidato.
    El mandatario adujo que todo había sido un montaje, que su voz había sido sobrepuesta, a pesar de que admitió el contenido.

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