El voto de castigo

martes, 29 de noviembre de 2011 · 21:26
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Junto con la impunidad, la pobreza y la violencia que se ha propiciado en el país, los niveles que ha alcanzado la ignorancia no tienen límites. Éste el resultado de la falta de un proyecto de educación y de la inexistencia de un sistema de innovación social sustentado en la investigación científica, que tendrá terribles secuelas en la vida de millones de jóvenes y adultos porque nadie organizó alternativas para su educación y su movilidad ocupacional. La indignación que se propaga en muchas ciudades del mundo tiene como causa el masivo malestar de los jóvenes respecto de la educación que reciben, de las altas e incrementadas cuotas que tienen que pagar por un derecho que debería estar garantizado por el Estado y de la precariedad de los empleos que consiguen, cuando los consiguen; y cuando no, el riesgo que tienen de un futuro de sobrevivencia. Esta condición de rechazo y abandono hacia los jóvenes tiene un tiempo acumulado y las perspectivas de las crisis financieras que están agudizándose no presentan, para ellos, un escenario nada promisorio. En el país, como se ha dado en reconocer recientemente, junto a los más de 7 millones de jóvenes, sobre todo mujeres, fuera de la escuela (20% del total del grupo de edad de entre 12 y 29 años), hay otros tantos millones que se irán agregando año con año por efecto de la mala calidad y la baja cobertura educativa que se les ofrece, sobre todo en relación con sus condiciones socio-económicas, su lugar de origen y el de su familia. Así, mientras más se avanza en los grados de escolaridad, menores oportunidades se les presentan a los jóvenes y luego a los jóvenes adultos de continuar sus estudios, tan sólo por mantenerse con niveles de ingreso bajos. La educación siguen siendo un filtro que desecha a los más pobres y beneficia y brinda mayores oportunidades a los más ricos, aunque en general sea igual de mala en calidad para todos. En las universidades públicas, la falta de un proyecto educativo se ha manifestado en su ubicación en la última fila de las prioridades gubernamentales y presupuestales. Los recursos del sistema se concentran de forma mayoritaria en la educación básica, terreno vedado de quienes lucran con la educación y se benefician políticamente del control del aparato de la SEP. Para 2012 esta política de contracción de recursos hacia las universidades se ha repetido, con todo y los fuertes reclamos que la ANUIES y varios rectores y directores han sostenido ante la insuficiencia de recursos que se otorgan, cuando las demandas por educación superior, como nunca antes, están elevándose. Y así será en los próximos años. Ninguna receptividad hacia estos reclamos. Para la ciencia, menos. Se trata de un sector tan descuidado y de tan bajo interés por parte de los tomadores de decisiones sobre sus recursos, que lleva décadas en el más absoluto estancamiento. México cuenta apenas con poco más de 35 mil investigadores, mientras que España tiene 122 mil, Brasil 106 mil, Corea 221 mil y Estados Unidos 1 millón 430 mil (ONU-Cepal-AECID, 2010). Los reclamos de la comunidad científica para elevar las tasas de desarrollo en conocimientos fundamentales para el avance del país no han servido para nada. Es por ello que ya se prepara una iniciativa de consulta ciudadana para que la sociedad pueda opinar sobre la importancia que tiene la ciencia en un país tan enfermo como en el que vivimos. La iniciativa será anunciada desde la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Senadores junto con la Academia Mexicana de Ciencias, y dará mucho de qué hablar y ojala también pueda llegar a ser motivo de reflexión y de acción afirmativa. Ante tales circunstancias, habrá un voto educativo e intelectual de castigo en las próximas elecciones federales hacia quienes han ido en contra de las universidades, la ciencia, los jóvenes y su educación. Este voto de castigo se orientará hacia los personajes y partidos que han propiciado políticas de fomento a la ignorancia y la pobreza, al no-desarrollo del intelecto o los que han sostenido posiciones contra la cultura, las artes, la ciencia, las universidades, pero también hacia quienes buscan aliarse con lo que representa la corrupción y la manipulación del sistema educativo, el SNTE y el Panal con sus grotescos liderazgos, porque expresan lo peor de la política mexicana, con todo y que hay tela de donde cortar en la presente clase política. A diferencia de otros lugares donde la indignación social está en las calles y en las plazas, en México los indignados se organizarán en redes sociales alrededor de un proceso electoral que puede llegar a ser un parteaguas en la vida nacional. Pronto se verá cómo todo empieza a interconectarse.

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