Cambio de percepción
MÉXICO, D.F. (apro).- Algo pasa con la percepción oficial que no checa con la realidad. Primero el secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, afirmó que con seis mil pesos mensuales los mexicanos podemos vivir bien, y ahora Felipe Calderón dice que el nivel de bienestar social es el mejor de la última década y que México es un país de clase media.
El fin de semana pasado hubo otros dos hechos que van en el mismo camino y destacan la intención del gobierno por cambiar la percepción que se tiene de la realidad nacional.
Por un lado se firmó un acuerdo entre un grupo importante de medios, encabezados por Televisa y Televisión Azteca, para no publicar cierta información del narcotráfico y la violencia que se genera diariamente. Esto, evidentemente, está encaminado para cambiar la percepción social del gobierno.
Por otro lado, en el periódico El País, Calderón dio una entrevista en la que aseguró que no hay Estado fallido, que gran parte es un problema de percepción y que en lo que resta de su sexenio habrá sorpresas que mejorarán la imagen de su gobierno.
Estos cuatro hechos tienen un factor en común que, al parecer, será la estrategia política electoral del gobierno calderonista para lo que resta su administración: el cambio de percepción.
Esto es, hacernos creer que no todo en este gobierno ha sido malo en cuanto a logros y que gran parte de lo que vemos como errores o ineficiencias es producto de un mal manejo de imagen. O, lo que es lo mismo, que no se ha sabido vender bien lo que los gobiernos panistas de Calderón y de Vicente Fox han hecho en la última década.
En la entrevista que dio al periódico español, Calderón dijo que, en términos taurinos, lo que viene de su gobierno es el tercer tercio, es decir que atrás quedará el tiempo de la faena y ahora vendrá el final de la corrida en el que destacarán los logros de su gestión en seguridad, salud, educación, comunicaciones, etc.
Y al parecer ya comenzó esta estrategia de mercadotecnia política, especializada precisamente en el manejo de imágenes y percepciones.
Por ejemplo, al presentar los resultados del último Censo de Población y Vivienda, Calderón aseguró que en los últimos 10 años aumentó de 25 a 37% el número de trabajadores que ganan tres o más salarios mínimos, y se redujo en 10% el número de los que percibían menos de dos salarios mínimos.
“Este cambio ha sido fundamental para mejorar de manera gradual y consistente el nivel de ingreso y de bienestar de las familias. La mejora salarial también incrementa la capacidad de compra. Gracias a ello, hoy los hogares cuentan con más bienes de consumo duradero (como) televisores, refrigeradores, estufas, automóviles incluso”, dijo.
Y remató con optimismo: “México se ha convertido en una sociedad mayoritariamente de clase media (…) En suma, en estos 10 años pienso que hemos cambiado y que hemos cambiado en muchas cosas para bien en México. Se han mejorado condiciones de vida, sobre todo de las familias más pobres; se ha incrementado el acceso a servicios tan importantes como salud, educación vivienda”.
O sea que la percepción que debemos de tener es que en la última década las condiciones de los obreros han mejorado, a pesar de los raquíticos salarios, la poca disminución de la tasa de desempleo, la reducción de las oportunidades en el mercado y el aumento en gasolina todos los meses.
En la entrevista con El País le preguntaron a Calderón si hay un problema de percepción, cuando en el exterior se habla de México y la violencia.
--No sólo, pero hay también un asunto de percepción. Yo suelo decir una cosa: lo que sí me queda claro es que hay una diferencia sustancial entre Brasil y México. Que todos los brasileños, desde el presidente hasta el último de los brasileños, en cualquier parte del mundo y en cualquier momento, hablan maravillas de su país, y qué envidia. Y, en cambio, una de las grandes especialidades es hablar mal de México.
--Debe ser algo cultural. No es muy distinto en España.
--No sé, pero hay algo cultural ahí, hay algo cultural fuerte. Hay gente muy destacada en México, muy inteligente, brillante, que esa inteligencia y esa brillantez no la utiliza. Cuando va a hablar de México, por ejemplo, en alguna universidad, igual lo que habla es al revés. Todo lo que pueda decir mal del país lo dice con extraordinaria nitidez. Río de Janeiro tiene una tasa de homicidios de unos 83 por cada 100 mil habitantes, contra 14 de México. Y, sin embargo, Río de Janeiro va a organizar la Copa del Mundo y los Juegos Olímpicos.
Para Calderón todo se centra en un problema de percepción social, y es aquí donde uno se puede preguntar de quién es el problema de percepción, si de la gente o del gobierno, que a como dé lugar quiere cambiar la realidad con sofismas y un lavado de imágenes.