El H y El Grande, se frotan las manos

lunes, 6 de septiembre de 2010 · 01:00

CHILPANCINGO, GRO. 6 de septiembre (Proceso).-- Luego de la captura de Édgar Valdez Villarreal, La Barbie, el lunes 30 de agosto, Héctor Beltrán Leyva, El H, y su jefe de sicarios Sergio Villarreal Barragán, El Grande –que ya tienen el control de Morelos con el cártel del Pacífico Sur (CPS)– intensificaron la guerra que sostienen para quedarse con la joya del Pacífico mexicano: Acapulco.

El cerco del gobierno federal en torno a La Barbie se estrechó luego de la detención de sus principales operadores en Guerrero, Morelos y el Estado de México, entre ellos su compadre y administrador financiero José Gerardo Álvarez, El Indio, y sus jefes de sicarios en Acapulco, Gamaliel Aguirre, El Güero Huetamo y en Cuernavaca, Eduardo Solano, El Gato.

Desde hace más de ocho meses, sicarios de La Barbie y de El Grande se enfrentan en un conflicto en Guerrero y Morelos, que ha dejado una estela de muertos y desaparecidos por la disputa de las plazas que antes dominaba el capo Arturo Beltrán Leyva, El Jefe de Jefes, muerto el 16 de diciembre de 2009 en una operación de la Marina en Cuernavaca.

Héctor Beltrán Leyva –hermano de El Jefe de Jefes– y El Grande se afincaron en Cuernavaca, donde han colgado cadáveres en prácticamente todos los puentes, justifican sus asesinatos con el argumento de que están “limpiando la plaza”… y retan a las autoridades: “Si ustedes no pueden, nosotros sí”.

Un reporte de la XXIV Zona Militar, asentada en la capital morelense, revela que el pasado 5 de agosto se recibió una llamada anónima para avisar que Villarreal Barragán estaba en el restaurante El Rincón del Bife, en la colonia Vista Hermosa de Cuernavaca. Cuando los soldados llegaron El Grande ya había escapado.

Apenas tres días después, el CPS se adjudicó el asesinato de dos hombres y una mujer, decapitados y colocados dentro de un auto abandonado en el pueblo de Ahuatepec, municipio de Cuernavaca.

Junto a los cadáveres el CPS dejó un mensaje: “Esto les va a pasar a todos aquellos que se quieran ganar 30 millones de pesos de recompensa. También tenemos gente adentro que nos avisa (militares). Aquí esta Consuelo Silva Neza i Espinoza y Ricardo, tio de los que dijeron que estabamos en el rincón del Bife. PD vamos por los demas solo es cuestion de tiempo los tenemos ubicados”.

La detención de La Barbie y el debilitamiento de su estructura acercan a El H a su propósito de ocupar Acapulco.

En una narcomanta puesta en Cuernavaca el pasado 19 de julio, el CPS advierte que irrumpirá en Acapulco y revela que los encargados de esa plaza tras la detención de El Güero Huetamo son El Erizo, El Koreano y Víctor Galeón, a quienes amenazan de muerte.

En lo que se ha considerado una respuesta a este mensaje, entre el 27 y el 31 de agosto en distintos puntos de Acapulco fueron ejecutados 17 hombres, entre quienes había policías y agentes de tránsito del municipio. Junto a los cuerpos los sicarios han dejado el mismo mensaje de advertencia para el grupo de El H: “Aquí los esperamos”.

Antes de la muerte de El Jefe de Jefes, El Indio era el operador financiero encargado de blanquear activos para la estructura de los Beltrán Leyva y controlaba el tráfico de estupefacientes en Huixquilucan y Naucalpan, en el Estado de México, y en Acapulco y la Costa Grande de Guerrero.

El Indio fue detenido el 21 de abril en el Estado de México luego de que Valdez Villarreal, en una narcomanta colocada en Cuernavaca amenazara con ejecutar a 25 sicarios de El H que habían sido capturados en Acapulco.

La disputa con La Barbie

 

El cártel de los Beltrán Leyva sufrió un gran descalabro pues junto con El Jefe de Jefes murieron Miguel Ángel Araujo Moreno, El Buche, y Jesús Nava Romero, El Rojo, quienes tenían el control de los grupos de sicarios que dominaban la plaza de Acapulco y el corredor Chilpancingo-Cuernavaca.

Enseguida se tuvo que dar el reacomodo en los sitios en los que Beltrán Leyva fue el poder hegemónico durante dos décadas: La Barbie regresó a Acapulco para reclamar su feudo, perdido en 2008 cuando los pleitos internos del cártel lo expulsaron de la zona.

Valdez Villarreal decidió romper con los Beltrán y afianzar su propia estructura cuatro días después de la muerte de El Jefe de Jefes: ordenó a El Güero Huetamo convocar a los vendedores de droga y a los sicarios para informarles que desde ese momento la plaza de Acapulco estaba a cargo de La Barbie, y les dio instrucciones para impedir la entrada de El H (Proceso 1732).

Este episodio marcó el comienzo de una espiral de violencia en el corredor Acapulco-Cuernavaca, marcada por una serie de ejecuciones y señalamientos donde La Barbie y El Grande se acusan mutuamente de haber traicionado a Arturo Beltrán.

Una muestra de la violencia ejercida en este periodo se dio entre el 13 y el 14 de marzo en Acapulco, la principal zona de distribución, venta y consumo de drogas de la entidad. Un comando al servicio de El H desató una serie de ataques que dejó un saldo de 30 ejecutados.

Informes oficiales y el testimonio de fuentes que pidieron el anonimato permitieron reconstruir las 48 horas de terror que se vivieron en Acapulco: “Se enfocaron en levantar y asesinar a operadores que responden directamente a El Güero Huetamo y atacar zonas que ni el Ejército toca, donde se distribuye cocaína para surtir a los consumidores, en su mayoría turistas”, indicó la fuente consultada (Proceso 1742).

Fuentes oficiales señalan que tras la división del cártel de Sinaloa y la muerte de El Jefe de Jefes, el mapa del narcotráfico se reestructuró:

El corredor de la Costa Grande de Guerrero quedó bajo control de células de El Mayo Zambada en alianza con la Familia Michoacana. Acapulco y la Tierra Caliente –que conecta con el Estado de México– siguen bajo la férula de los remanentes de la organización de La Barbie. En la zona centro y la sierra de Tlacotepec domina un grupo denominado cártel de la Sierra, dirigido por un criminal conocido como El Rojo. En Morelos se afianzaron El H y El Grande con el CPS, que intenta recuperar Acapulco, exfeudo de El Jefe de Jefes. l

 

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