Desde 2008, la cineasta Alejandra Islas comenzó a testimoniar la trágica situación de los inmigrantes de Centro y Sudamérica, a un año de que el padre Alejandro Solalinde Guerra abriera para ellos un albergue en Ixtepec, Oaxaca. Tras exhibir su documental en marzo pasado, Islas decidió hacerle añadidos una vez que el sacerdote, coordinador de la Pastoral Social de Movilidad Humana de la diócesis de Tehuantepec, saliera del país el miércoles 16, luego de denunciar amenazas de políticos priístas contra su vida.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- El documental El albergue, dirigido por Alejandra Islas, expone la labor de Alejandro Solalinde Guerra (sacerdote que el pasado 16 de mayo salió de México por una serie de amenazas anónimas de muerte en su contra) a favor de los derechos de los migrantes indocumentados de Centro y Sudamérica en su paso a Estados Unidos, a través del albergue Hermanos en el Camino, ubicado en Ixtepec, Oaxaca.
Islas relata a Proceso que su filme de 86 minutos en video digital “es una oportunidad para que los espectadores conozcan este proyecto del párroco”, máxime ahora cuando él decidió tomar “un retiro táctico” tras el compromiso de la Secretaría de Gobernación (Segob) de que se detendrá a los responsables de las intimidaciones:
“Desde que lo construyó, en febrero de 2007, el albergue evitó que miles de migrantes cayeran en manos de los traficantes de seres humanos. Solalinde Guerra ha interpuesto demandas constantemente, se ha confrontado con autoridades corruptas de todos los niveles y da alivio espiritual a muchos de los migrantes que han permanecido temporalmente en él; además, ha cuidado y protegido de manera especial a las mujeres. Esto y más, se muestra en el largometraje.”
La realizadora también de El caso Molinet, El círculo eterno: Eisenstein en México; Muxes: Auténticas, intrépidas, buscadoras del peligro y Los demonios del Edén, lanzará El albergue por la República Mexicana a finales de junio próximo, a través de una red de documentalistas de los estados.
El albergue se estrenó en marzo pasado durante el Festival Internacional de Cine de Guadalajara; pero Islas agregará la salida de Solalinde de la nación y los nombres que diera el sacerdote en conferencia de prensa, el 15 de mayo, del posible responsable de las amenazas: el priista Ulises Ruiz, exgobernador de Oaxaca. También pidió que se investigue a los exmandatarios del mismo partido Fidel Herrera, de Veracruz, y Eugenio Hernández, de Tamaulipas.
“Espero que quede listo el documental en breve”, señala la defeña, egresada del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos e impulsora del documental desde el 2006, a través del Festival de la Memoria, en Morelos.
Se podrá ver El albergue en salas culturales, foros y festivales; pero no en cines comerciales, “porque para transformarlo a formato de cine es muy caro, cuesta más de un millón de pesos, dinero que no tengo. Si lo tuviera, mejor filmo con ese dinero otro documental y además, le estoy pidiendo apoyo a Amnistía Internacional para distribuirlo”.
Por la importancia del tema, ella desea que se proyecte “en todos los espacios posibles”, pues “no sólo está la voz del padre, sino también la de los migrantes que llegan por un breve tiempo al albergue”.
Islas alterna la realización documental con la docencia; empezó a rodar la cinta en 2008, abarcando 2009 y 2010 y trabajó todavía con Solalinde Guerra en 2011:
“Estuve allá en diferentes momentos; pero si concentramos el tiempo quizá abarqué tres meses de labor, y la postproducción fue rápida porque entré a un concurso de apoyo para esta etapa en el Instituto Mexicano de Cinematografía.”
Producen El albergue Utopía Video, Rabacanda Films y Foprocine-Imcine-Conaculta.
–¿Qué opina de que el padre Solalinde hizo un “retiro táctico” por dos meses mientras se investiga de dónde provienen las amenazas de muerte?
–Lo más importante es que preserve la vida para que pueda seguir con la batalla, como seguramente seguirá desde cualquier trinchera, día con día. Él es una persona íntegra y profundamente amorosa, lo único que ha hecho es entregarse a la causa de los más pobres y vulnerables. Ese ha sido su ‘pecado’ para los que odian y trafican con vidas. Solalinde Guerra proseguirá su misión porque me consta que tiene convicciones inclaudicables, y un espíritu muy elevado. Habrá Solalinde Guerra para rato. Además, hay otros defensores que ya siguen el mismo camino, y mientras existan migrantes violados y asesinados, habrá defensores.
“Burbuja de vida humana”
–¿Cómo es que documenta para la pantalla grande el albergue Hermanos en el Camino y la problemática de los migrantes de Centro y Sudamérica?
–Francamente no tenía el plan de realizar un documental sobre los migrantes centroamericanos. Digo que el tema y el albergue se me presentaron. Me llamaron de alguna manera, porque fue muy azaroso cómo supe del albergue.
“Yo rodaba otro documental en el Istmo y un amigo me llevó, me dijo que sería interesante que como documentalista viera el albergue y conociera al padre Solalinde Guerra. No sabía nada. Ese mismo día de agosto de 2008 que llegué, el sacerdote me recibió muy generosamente, me abrió las puertas, y a la media hora conversando con él, me di cuenta de que había allí un tema para iniciar un documental, porque lo que contó me impresionó mucho.
“Luego, fui tratando a los migrantes. Entonces, había una muchacha que acababa de caerse de un tren y me pareció importante también tratar el tema de las mujeres. Ella era Marilú Agosto y se me hizo muy revelador que yo conociera el albergue en agosto, y que allí mismo conociera a una muchacha guatemalteca con una personalidad muy alegre y toda una guerrera, y que su apellido fuera Agosto.”
–Casi no hay voces de mujeres migrantes de Latinoamérica que pasan por México para Estados Unidos, ¿verdad?
–Ese fue también como uno de los propósitos, darles más presencia, aunque cuando yo llegué eran menos mujeres. Ahora ha aumentado el número de mujeres que toman el camino.
Coordinador de la Pastoral de Movilidad Humana Pacífico Sur del Episcopado Mexicano, Solalinde Guerra confiesa a Proceso que le gustó el documental El albergue:
“Alejandra Islas muestra la complejidad de las realidades que se viven allí. Me gustó mucho la cinta porque aparece esa diversificación de la vida que va del drama a lo jocoso, la alegría y la esperanza; esa como vocación que llevan los migrantes para ir en una dirección sin voltear atrás. También me gustó mucho ver la presencia de las mujeres, ellas son las observadoras, las víctimas, pero también las que están solidarizándose para que esta situación cambie.”
–¿Cuál fue su sentir al ver el documental?
–Me impactó y me conmovió mucho, fue revivir muchas cosas que me tocó presenciar. Me conmoví bastante. El albergue es una aportación valiosísima a la conciencia, porque sin salir del albergue se está diciendo lo que sucede afuera, lo que pasa con las autoridades, las instituciones, la delincuencia. Y cómo los albergues, no sólo éste sino que tenemos 55 en la República Mexicana, significan un espacio de protección para el migrante; pero también son como una burbuja de vida humana.
–¿Qué opina de la mala situación de los migrantes ilegales centroamericanos que pasan por México?
–Veo una omisión muy grave de las autoridades federales porque ellas fueron advertidas antes del suceso del 25 de agosto del 2010, acerca de los 72 migrantes ejecutados en San Fernando, Tamaulipas. Hemos hecho denuncias una y otra vez, pero no nos han hecho caso. Han recibido incluso recomendaciones que no han acatado ni cumplido.
“Nos preocupa esa omisión de parte de las instituciones, que deberían cuidar los derechos de las personas. Están desapareciendo miles y no han hecho nada para evitarlo. El Instituto Nacional de Migración se ha visto involucrado, ya no en negligencia o abuso de autoridad, sino en acciones delictivas, de colusión con el mismo sector criminal, con la delincuencia organizada. Hay una tremenda complicidad de servidores públicos, funcionarios de corporaciones policíacas, en fin.”
Se aflige al decir que “hay muchos asesinatos y muchas desapariciones. Existen fosas en todo el recorrido de la ruta del migrante. Cuando llegue un gobierno honesto, sensible, humano, que quiera afrontar la realidad, tendrá que avocarse a la investigación de esto”.
Hace un llamado a la comunidad universitaria:
“Hagan una investigación en toda la ruta del migrante y se van a sorprender cuando encuentren cientos, tal vez miles de restos humanos de los migrantes en toda la ruta. Desde Chiapas, Oaxaca y, sobre todo, Veracruz.”
–¿Por qué sobre todo en Veracruz?
–Porque allí durante años fue la capital de los secuestros. Allí iban cientos de migrantes que fueron secuestrados. Podemos decir que todas las instituciones en tiempo de Fidel Herrera estaban coludidas, menos en ese caso el Ejército, la Comisión Nacional de Derechos Humanos y la Iglesia Católica; fuera de allí era una porquería, todo estaba coludido con eso de los secuestros.
Alberto Donnis Rodríguez, portavoz del centro de atención y quizá, dice la cineasta, el sucesor del padre Solalinde, opina que el documental refleja la situación del albergue, los problemas y las condiciones en las que estamos trabajando.
Migrante de Guatemala, se considera una víctima más:
“Fui extorsionado por la policía en Chiapas, me robaron mi dinero y me quedé sin nada para seguir el camino. Me tuve que transportar en el tren y llegué con el padre al albergue, quien me hizo conciencia de la situación y de que era importante denunciar ese hecho que cometieron conmigo para que se hiciera algo.
“Me quedé desde agosto de 2008 a denunciar esos policías corruptos y para que se hiciera justicia. Hasta el momento no ha pasado nada, porque eran agentes de la PGR. Desde entonces me he involucrado en las actividades de albergue, en labores de oficina y la cocina, apoyando en lo que podía, me gustó y ya me quedé apoyando a mis hermanos que lo necesitan como yo. Estamos limitados de muchas cosas, pero a pesar de ello, el migrante se siente muy bien. Allí se puede hacer mucho para cambiar la situación.”
Al joven le sorprende que el filme resuma lo que se vive en Hermanos en el Camino:
“Se ven a migrantes contentos de estar en el albergue, aunque saben que deben seguir y pasarán por lugares peligrosos; pero este lugar les da aliento para continuar y se sienten queridos por un momento allí.”
Cree que si la gente ve El albergue, reflexionará y así, “surgirán más defensores del migrante latinoamericano”. l