El chavismo sin Chávez

martes, 12 de marzo de 2013 · 12:15
Mientras tienen lugar las muestras de duelo popular y el cadáver de Hugo Chávez recorre Caracas, la situación se torna apremiante: Ante la ausencia de un jefe del Ejecutivo los actores políticos coinciden en que es urgente convocar a elecciones cuanto antes. Los analistas indican que a Nicolás Maduro, el candidato designado por el mandatario fallecido, le conviene acelerar el proceso antes de que la fiebre chavista decaiga... Sin duda el desaparecido líder venezolano se convirtió en un símbolo que sus herederos se aprestan a capitalizar. CARACAS.- (Proceso).- En cuestión de semanas los herederos políticos de Hugo Chávez enfrentarán su primer desafío: Ganar las elecciones presidenciales sin la presencia física del “segundo libertador de la patria”. La muerte de Chávez no tomó por sorpresa a nadie, ni siquiera a sus seguidores. Horas antes de que se confirmara oficialmente el deceso, ocurrido el martes 5 a las 16:25, un parte oficial daba cuenta del empeoramiento de la salud del presidente. El país era un hervidero de rumores sobre una eventual recuperación del hombre que gobernó el país desde 1999. Simpatizantes del mandatario consultados por Proceso en una calle de Caracas confirman que ya estaban preparados para la noticia nefasta. “Chávez era como un padre para mí”, expresa con voz entrecortada María Rodríguez, una mujer de mediana edad quien pese al dolor tiene absoluta claridad de su responsabilidad política y sostiene: “¡Que no se equivoque la oposición! Nosotros vamos a responderle a Chávez votando por Maduro”. Así han sido estos funerales. Por un lado, una notable muestra del dolor popular: Las autoridades estiman que 2 millones de personas se movilizaron para despedir al “comandante” en los dos primeros días del cuerpo en “capilla ardiente” y en cada rostro se refleja un genuino sentimiento. Por el otro, ha sido una clara demostración de proselitismo a favor del vicepresidente (ahora presidente encargado) y candidato oficial a la presidencia, Nicolás Maduro, erigido como heredero por el propio Chávez en su última alocución pública el 8 de diciembre de 2012. De hecho en esas últimas palabras el mandatario expresamente le pidió al pueblo venezolano que votara por Maduro para la presidencia en caso de que “una situación sobrevenida” le imposibilitara retornar al poder. “El testamento político de Chávez”, como se le conoce a este mensaje televisado, está muy fresco en el imaginario colectivo del chavismo y será la principal carta de presentación para las inminentes elecciones presidenciales. “El sentimiento popular en la despedida de Chávez es impresionante. Es difícil imaginar una conexión emocional equivalente en Venezuela”, dice a Proceso el analista Luis Vicente León, presidente de la firma de estudios de opinión Datanálisis. Para León y otros analistas, en el corto plazo la conexión emocional entre el presidente fallecido y el pueblo llano de Venezuela será un factor que explotará electoralmente Maduro, el heredero del líder. Por esa razón, a juicio del encuestador, “el chavismo necesita elecciones en el corto plazo”. De acuerdo con la Constitución venezolana, en un caso de ausencia absoluta, como éste, el presidente debe ser suplido temporalmente y en un lapso de 30 días se debe convocar a elecciones. Jennifer McCoy, estudiosa del proceso político venezolano y observadora en varios comicios al frente de equipos del Centro Carter, sostiene por su lado que técnicamente es difícil organizar unas elecciones en sólo un mes. Enrique Carrasquero, funcionario del Consejo Nacional Electoral señala a Proceso que las elecciones se celebrarán a más tardar en mayo. No hay, en definitiva, una fecha exacta oficial, pero sí hay consenso de todos los actores (gobierno, oposición y otros poderes públicos) en que estos comicios deben celebrarse con celeridad para mantener el cauce institucional. En lo que hay serias discrepancias es en lo que tiene que ver con el interinato. En enero pasado la sala constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) dictó una sentencia en la que estableció “la continuidad administrativa” para excusar a Chávez de asistir a la toma de posesión fijada constitucionalmente para el 10 de enero. Según esta decisión, al haber sido reelecto por el voto popular se podía prescindir del acto público y todos los funcionarios designados por Chávez en el periodo anterior podían seguir en funciones. Esto evitó que se aplicara taxativamente la norma constitucional según la cual en situaciones de ausencia definitiva del jefe de Estado debería asumir interinamente el poder el presidente de la Asamblea Nacional (Parlamento). De acuerdo con la experta en análisis militar Rocío Sanmiguel, la decisión del TSJ a fin de cuentas impedía que asumiera interinamente el militar retirado Diosdado Cabello (presidente del Parlamento), por las diferencias internas dentro del chavismo entre éste y Maduro. Sanmiguel explica a Proceso que Cabello representa una corriente dentro de las fuerzas armadas con notable influencia en el Poder Ejecutivo. Aunque han tratado de matizar los comentarios que circulan sobre las malas relaciones que tienen, las fotografías de abrazos entre Maduro y Cabello que se hacen circular con frecuencia desde el gobierno no han puesto punto final a esas fracturas. Con la misma interpretación de la continuidad administrativa Maduro asumió la presidencia interina mientras se convoca a elecciones, dictando decretos y colocándose al frente de las funciones de Estado por la vía de los hechos. Consultado por Proceso, el abogado constitucionalista Juan Manuel Rafalli dice que Cabello, por ser su condición de electo por el voto popular, debió asumir el interinato, tal como lo dicta la Constitución. Pero, más allá de esta opinión, Maduro asistirá a la campaña en condición de presidente y eso le dará una notable ventaja en relación con el aspirante opositor, que nuevamente será Henrique Capriles Radonski, gobernador del estado de Miranda y contendiente de Chávez el 7 de octubre de 2012. Informes independientes –como el del Centro Carter– dieron cuenta de que si bien no hubo fraude, las elecciones de 2012 en Venezuela se dieron en condiciones de inequidad, lo cual terminó favoreciendo a Chávez. “Estamos observando con preocupación cómo de nuevo se está planteando una campaña en términos de desigualdad”, dice a este semanario, en tono de alerta, Óscar Lucien, académico y directivo de la organización no gubernamental Ciudadanía Activa, que hace labores de monitoreo ciudadano sobre el uso de los recursos públicos en las campañas. Fragmento del reportaje que se publica en la edición 1897 de la revista Proceso, ya en circulación.

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