Ni soy consentido de Peña ni Prisa busca concesión de TV: Alcántara

sábado, 18 de octubre de 2014 · 12:15

El empresario mexicano Roberto Alcántara Rojas, presuntamente beneficiado por la actual administración federal, acepta que es priista y que dio un mal servicio en un programa que le contrató el gobierno: la renovación de las tarjetas IAVE para autopistas. Sin embargo, en entrevista con Proceso niega ser el consentido del presidente Enrique Peña Nieto. En este contexto realiza una promesa que definirá el panorama mediático de México: el grupo español Prisa –editor del diario El País, cercano a Los Pinos y donde Alcántara tiene una gran participación– no buscará hacerse con ninguna de las dos concesiones televisivas que el gobierno federal otorgará.

MADRID (Proceso).- Pese a las evidencias, el empresario Roberto Alcántara Rojas se niega a ser catalogado como el hombre de negocios consentido del presidente Enrique Peña Nieto. “No, por supuesto que no. Antes de que él llegara a ser gobernador del Estado de México, yo ya tenía una carrera como empresario. Y, con todo respeto para él, cuando llegó a presidente de la República yo ya tenía 60 años de edad, y con mi actividad comercial consolidada”, dice en entrevista con Proceso.

Peña Nieto “ni nos facilitó ni nos ayudó en nada”, y todas las operaciones en las que está involucrado su consorcio, explica, “son producto del trabajo de miles de personas, de varias generaciones que pasaron por la compañía, que nosotros tenemos la responsabilidad de cuidar. Que hoy digan ‘lo que tiene se lo dio el presidente’, no, por favor, no es así”.

Y rechaza que esté participando, solo o con Prisa, en la licitación de las dos cadenas de televisión abierta en México. Pero no descarta la posibilidad de que el grupo español venda contenidos a algunos de los ganadores.

No comparte esa calificación de ser el “empresario del sexenio”, pese a las irregularidades detectadas en una licitación que pareció estar hecha a modo para que obtuviera contratos de Caminos y Puentes Federales (Capufe), por los que recibirá 4 mil 39 millones de pesos de aquí a finales del sexenio: será el encargado de administrar y renovar el sistema de telepeaje IAVE en 45% de la red federal de autopistas del país.

Ese contrato se tradujo en un desastroso reinicio de operaciones que afectó a miles de automovilistas. De la noche a la mañana, quienes viajaban por diversas carreteras del país descubrieron que sus tarjetas IAVE eran inútiles (Proceso 1975).

“Yo creo que todos fallamos un poco”, justifica sobre el inicio fallido de operaciones de su empresa Telepeaje Dinámico. “Creo que fue un cambio muy radical de tecnología con la salida de un concesionario y la llegada de otro. Ya salimos de lo más difícil”. Explica que están instalando “las cámaras de compensación”, que permitirán que el usuario costee el peaje independientemente de la forma de pago.

Miembro del núcleo de empresarios ligado al Grupo Atlacomulco (GA), casta política de la que emanó el presidente Enrique Peña Nieto, el empresario oriundo de Acambay, Estado de México, es visto como uno de los mecenas y patrocinadores de dicha asociación informal.

“Sí, soy priista, pero no tengo un activismo político; mi filiación política la uso exclusivamente para ir a votar”, dice cuando se le recuerda su pertenencia al citado grupo y su liga con campañas políticas, como la presidencial de Roberto Madrazo (2006).

“Se me liga al grupo (político) del Estado de México… Pues es mi tierra. Ahí nací, soy de Acambay, no lo voy a negar. Estoy orgulloso de mi origen, y si se me liga al Estado de México, pues no quiero perder mi identidad. Y si me dicen ‘está cerca de Atlacomulco’, pues ahí estudié la primaria”.

Recurre a un argumento generacional para argüir: cuando “el profesor (Carlos) Hank (González, fundador del GA) ya era político, yo era un chamaco de nueve años”.

–¿Conoce a Enrique Peña Nieto? –se le pregunta.

–Conocí a su papá (el fallecido Gilberto Enrique Peña del Mazo, alcalde de Acambay). Fuimos muy amigos. Un ingeniero con una enorme vocación de servicio público, un hombre honorable.

–Pero con Enrique Peña Nieto, ¿cómo es su relación?

–Respetuosa, institucional, nada más. No pueden decir que participé en la campaña del licenciado Peña Nieto.

–¿No participó en la campaña? –se le insiste.

–No estuve. Sí soy priista, no lo voy a negar, ni tengo por qué negarlo. Eso no es ilícito ni es amoral. Me siento orgulloso de ser priista. De ahí a todas las especulaciones que hacen, son sólo eso: especulaciones.

El hombre de negocios, empero, fue uno de los pocos oradores en la reunión de octubre de 2009 del Consejo Mexiquense de Infraestructura, encabezada por Peña Nieto, entonces gobernador. En aquella ocasión, Alcántara se manifestó por un nuevo régimen fiscal integral para gravar de manera progresiva los ingresos y combatir la evasión.

De manera paralela, su familiar Jesús Sergio Alcántara Núñez ha crecido a la sombra del presidente, primero como alcalde de Acambay, luego como diputado suplente de Peña Nieto por el Distrito 13 con cabecera en Atlacomulco, y hoy en día como director general de la Comisión Reguladora de la Tenencia de la Tierra (Corett), puesto que ostenta por designación presidencial.

La vinculación no es anecdótica: Alcántara Núñez era conocido como “el hombre del maletín”, donde “llevaba los recursos y las órdenes de Peña Nieto”, según sus críticos. Lo hacía desde su posición de asesor del entonces secretario del gobierno mexiquense, Luis Enrique Miranda Nava, hombre del círculo íntimo del mandatario y que hoy ocupa la subsecretaría de Gobernación (Proceso 1810). La influencia de Alcántara Núñez se extiende al mundo empresarial: es socio de autobuses ETN, Omnibus de México y Autobuses Herradura de Plata, según documentó Sinembargo.mx.

Estas y otras compañías forman parte de Inversionistas en Autotransportes Mexicanos S.A. (IAMSA, presidida por Roberto Alcántara Rojas), que opera 10 mil autobuses y camiones en 22 estados de México y moviliza hasta un millón de pasajeros diarios. Alcántara Rojas, además, es el principal accionista de la aerolínea de bajo costo VivaAerobus, opera el tren Buenavista-Cuautitlán, del mencionado sistema de telepeaje, y es el principal socio individual del grupo español Prisa, editor del diario El País.

Sobre los vínculos entre Alcántara con Peña Nieto, el Grupo Atlacomulco y el grupo Prisa, la revista satírica Mongolia dedicó un amplio artículo titulado “PRI S.A.”, donde aborda esas nuevas relaciones.

Enrachado en sus nuevas aventuras, Alcántara anuncia que su holding Grupo Toluca (denominación que agrupa al consorcio transportista Grupo Herradura Occidente, Occher) está interesado en participar en las licitaciones para operar los trenes de alta velocidad México-Querétaro y México-Toluca, dos de las obras estrella del Programa Nacional de Infraestructura de Peña Nieto.

“Estamos interesados en participar en la operación de esos dos trenes de alta velocidad. No participaremos en la obra civil, porque no somos constructores, ni en la fabricación de trenes ni en los sistemas de desarrollo para la señalización de seguridad o de electrificación. Sería en la gestión y operación, que es lo que hemos hecho toda la vida. Ya somos operadores en (el tren suburbano) Buenavista-Cuautitlán”, explica.

Motivación “moral”

Con todo y su vertiginoso éxito, Roberto Alcántara Rojas sigue siendo un misterio en España. Patrones y medios de comunicación españoles aún no se explican por qué invirtió 100 millones de euros (alrededor de mil 800 millones de pesos) en Prisa, conglomerado de comunicación y educación en español y portugués que hoy vive su etapa más crítica.

El anterior cuestionamiento lo hace un ejecutivo familiarizado con medios de comunicación que pide omitir su nombre. “Es entendible una inversión (en una sociedad) si tienes las acciones tan castigadas, hasta ahí bien. La duda es el futuro mismo de Prisa, que está quedando desmantelado”.

Añade: “La única (lectura) es una conveniencia en dos sentidos. Le conviene a Alcántara incursionar en el grupo por su fuerte presencia en América Latina, para tener mayor influencia política en sus futuros negocios en México, y a Prisa para tener un acceso más aceitado en sus planes de crecimiento en México”.

Por lo pronto, su presencia en el consejo de accionistas del grupo ya le retribuyó una mayor proyección en España. El 2 de octubre pasado participó como ponente en la XXV Asamblea del Consejo Empresarial de América Latina (CEAL), al lado de dos potentados latinoamericanos, Jaime Gilinski (presidente de un holding colombiano que es el mayor accionista de Banco Sabadell) y del venezolano Juan Carlos Escotet, presidente de Banesco, que controla a la entidad financiera española Abanca. En esa ocasión hablaron sobre “los latinoamericanos a la conquista de Europa”.

“Ni en mis más desaforadas fantasías habría imaginado en invertir en El País y en Prisa”, dijo Alcántara en dicho foro

El mexicano posee ahora 9.3% de Prisa, que aún arrastra una deuda de 3 mil 225 millones de euros (al 30 de junio), con pérdidas de 649 millones de euros en su último ejercicio anual, según se difundió en la Junta de Accionistas de abril pasado. Por esta razón, la compañía está vendiendo algunos de sus activos más atractivos: ya se deshizo de editorial Alfaguara y está vendiendo la TV de pago Digital+, entre otros.

En agosto pasado el grupo cumplió dos años del proceso de rescate financiero que firmó a mediados de 2012 con Banco Santander, La Caixa, HSBC y Telefónica. Estos acreedores –excepto HSBC– canjearon sus bonos por 15.6% del capital del conglomerado. Esto modificó el consejo de administración, dominado ahora por representantes bancarios. Muy lejos quedaron los tiempos en que la familia Polanco poseía 70% del consorcio. Hoy, con dificultades, mantiene 12%.

–¿Prisa no es un mal negocio debido a la fuerte presencia de la banca? –se le inquiere.

–Para que un grupo mantenga su economía, su independencia, y que pueda tener libertad de expresión, tiene que ser autónomo e independiente, y para eso tiene que ser rentable. Si no, eso es romance, no tiene estabilidad ni viabilidad, permanencia ni futuro. Tan es viable que sus estructuras le han permitido sobrevivir y hoy tiene una expectativa de futuro muchísimo mejor que la que tenía.

–Los especialistas en medios cuestionan la independencia editorial de Prisa con la presencia en el grupo de los bancos, que no son hermanas de la caridad.

–Sí, pero es una tenencia (de acciones) que gradualmente se va a seguir liberando.

El pasado 25 de septiembre, Juan Luis Cebrián, presidente de Grupo Prisa, habló de Alcántara durante su participación en un desayuno del Fórum de la Comunicación en Madrid. Aseveró que el mexicano no puso ninguna condición para invertir; sólo que “El País siga siendo fiel a lo que históricamente ha sido”. Agregó: “Digamos que le ha motivado un proceso moral; él es un financiero, pero desde luego no ha invertido para ganar dinero, aunque lo tenga que ganar, sino por un compromiso moral, no sólo financiero”.

Aunque en el salón del Hotel Ritz donde se celebró ese foro muchos se voltearon a ver y levantaron las cejas por esa reflexión, Cebrián continuó: “Debe decirse que la gente no sólo se mueve por dinero; incluso en el mundo del dinero se mueve por una serie de motivaciones profundas. Los que creemos en los periódicos como esas instituciones, vuelvo a decir, creemos que hay una moral detrás de todo eso. Yo creo que esa es la motivación fundamental de Roberto Alcántara”.

En el encuentro en el que participó el mexiquense en Madrid, señaló que aun cuando puede sonar “romántico”, su inversión en Prisa le interesa “más por las bondades y los beneficios que nos trae como empresarios y como ciudadanos del mundo”.

En la entrevista con Proceso, continúa con esa idea: “Yo creo que un negocio debe dejar espacio libre para las ideas, para el conocimiento, y estar cerca de los lectores, cerca del mercado y hacerlo con prestigio, credibilidad y confianza”.

Y se adelanta a aclarar que su inversión en Prisa “es exclusivamente del grupo de socios” que representa; “no hay ningún interés político, porque lo publicó Proceso, pero nadie nos encargó hacerlo, nadie nos pidió hacerlo, ni nos financió, son recursos de nuestros socios y de nuestro grupo”.

En cambio, no descarta la posibilidad de que su consorcio aumente su inversión en el holding español hasta los 500 millones de euros (9 mil millones de pesos), como adelantó el diario digital Vozpopuli.com. “Prisa ya es atractivo para la inversión. Nosotros tendríamos interés en incrementar nuestra inversión, pero probablemente ni siquiera vaya a hacer falta porque la empresa es sólida, de un enorme valor”.

Sin interés por la TV

Sobre las versiones en el sentido de que Prisa estaría buscando concesiones televisivas en México, Alcántara aclara: “Yo nunca he dicho que tengamos interés en la TV. El proceso ya está en curso, pero nosotros no estamos participando en él. Si yo hubiera participado, lo hubiera hecho como accionista del Grupo Prisa, pero Prisa tampoco tiene interés en la TV”.

–¿Pero existe un acuerdo con los señores Maccise, que sí están participando? –se le pregunta en alusión al pacto de colaboración firmado por los hermanos Luis y Anuar Maccise con Prisa en agosto de 2013.

–Sí, pero los Maccise no son nuestros socios, ¡no! No haga especulaciones. El señor Maccise, que es mi amigo, no es socio de Prisa, y Prisa no es socio del señor Maccise. Claro, acuerdos hay cientos en intercambio de contenidos. Pero ni yo tengo negocios con el señor Maccise ni ellos han invertido un peso en ninguna empresa que yo represento. Y no estamos integrados en un proyecto para ir por la TV. l

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