Héctor Suárez en "¡Estoy loco...!": una sátira de Salinas y un homenaje a Palillo

sábado, 15 de noviembre de 2014 · 17:11
Vetado por la propia empresa televisiva a la que entregó sus mejores personajes cómicos y altos ratings de público en pantalla chica, el comediante Héctor Suárez irrumpió en el Teatro Blanquita con “¡Estoy loco…!”, parodia política en la cual satiriza al expresidente Carlos Salinas de Gortari y rinde homenaje a Palillo. Creador de personajes inolvidables como el Mil Usos y el No Hay, Suárez pone el dedo en la llaga también en la entrevista con Proceso desnudando el contubernio gobierno-Televisa, al grito de guerra: “Un país enajenado jamás despierta”. MÉXICO, D.F. (Proceso).- El legendario crítico popular Jesús Martínez Palillo, recreado por el actor Héctor Suárez, con su tableta electrónica bajo el hombro, se topa con un policía y luego con el expresidente Carlos Salinas de Gortari (protagonizado por Nando Estevané), en la época actual. Entonces, el uniformado se dirige al Rey de la Carpa: –¿Anda conspirando contra las nuevas reformas en la table(t)? Palillo responde con su vozarrón característica: –¡No necesito del internet para decirle a los méndigos políticos que son unos sinvergüenzas, cínicos, ladrones, mantenidos de la nación! Se los digo aquí, en el escenario, y si se puede en su jeta. ¡Méndigos!, ¡pulpos chupateadores!, ¡esdrújulos! –Se le va a subir la cuota… –amenaza el policía y se va por refuerzos. De repente, aparece Salinas de Gortari. Palillo se asusta: –¡Ay, nanita! ¡El Chupacabras! –Lo he escuchado todo, compatriota… –le comenta Salinas. –¡Cómo no vas a escuchar con tamañas orejotas! –A ver, compatriota, ¿siguen los insultos? Seamos frontales, hablemos de mi sexenio. –¿De cuál sexenio, señor?, ¿de 1988 o el actual? Así, el actor y cómico mexicano Héctor Suárez inicia ¡Estoy loco…!, su nuevo espectáculo, reflejo de la situación política y social de México, que se presenta hasta hoy en el Teatro Blanquita (donde alterna sketchs, como el de la rutina cómica “Salinas y el Copetín”, que se anuncia como “el mejor ventrílocuo mexicano y su muñeco Copetín”). Luego recorrerá Estados Unidos (Los Ángeles, Chicago, Houston y Nueva York), donde cree que será un éxito su proyecto dirigido por Mario Helo, quien también es autor junto con Ausencio Cruz, Alejandro Licona y el mismo Suárez. Después lo mostrará por el resto de la República Mexicana. En entrevista, el popular artista confiesa que decir la verdad sobre la situación del país en el escenario, le ha creado problemas: “¡Estoy loco…! encierra una cantidad de cosas personales, de mi manera de pensar, de decidir y de no traicionarse a sí mismo. Por eso mi humor lo rodeo de situaciones, si no inteligentes, por lo menos reflexivas. Es un humor que confronta, analítico, porque el chiste por el chiste soso y vacío ya lo saturé hace muchos años y no creo que valga la pena, no importa nada. “Si tengo la oportunidad de estar en un escenario intento, además de divertir a la gente, que se lleve algo que le sirva.” Y decir la verdad sí que le ha creado problemas: “¡El exilio laboral! No tengo trabajo en México, lo cual es muy doloroso. Tengo que ir Los Ángeles, California, a todos lados, ¡pero yo sin trabajo no me quedo! Aquí puedo hacer poco, mi teatrito y una película, pero otra cosa no porque no me dan las facilidades, no me dan chance, me cierran las puertas. No es tan fácil que me den un permiso, los espacios se me niegan. Muchas empresas dependen de las televisoras. Pero no me doblo, ¡yo no me doblo!” Héctor Suárez fue vetado por Televisa. Hacia 2011, en el programa Iniciativa México, que se transmitía por la empresa de Emilio Azcárraga Jean y que formaba parte del proyecto llamado El Gran Reto de Iniciativa México, donde participaban TV Azteca y Cadena Tres, entre otros medios, el cómico efectuaba sketches cómico políticos. Lo censuraron y ya no lo dejaron entrar a las instalaciones de aquella televisora (Proceso, 1 de noviembre de 2011). La comedia, fórmula infalible En ¡Estoy loco…! , el personaje Carlos Salinas de Gortari pregunta al público: –A ver compatriotas, ¿qué hice mal como presidente? Palillo interviene de inmediato: –¿Se lo decimos por orden alfabético o por orden cronológico? –¿Qué piensa usted de la Reforma Energética?, demanda Salinas. –No me hable de reformas, señor, hoy andan inventando reformas contradictorias para todo menos contra la corrupción. “Mire usted… No se podrá lograr ninguna reforma mientras haya corrupción y no logren sacar a todos los ratas del gobierno y de Pemex. Andan diciendo hasta el cansancio que el petróleo es nuestro. ¡Sí, cómo no!, mientras esté en el subsuelo, sí; pero cuando nos descuidemos y estos se pongan de acuerdo, van a negociar en lo oscurito y, como siempre, ¡se van a repartir el botín entero! –A ver, usted no ha entendido que los beneficios serán a largo plazo. –¡A largo plazo estaremos todos muertos, señor! México necesita soluciones a corto plazo, y ustedes, ¡sinvergüenzas!, a corto plazo siguen robando y abriendo cuentas en bancos de países que nunca encontraríamos en el mapa. –Espéreme, compatriota –replica Salinas–, esos son puros infundios… “Lo que pasa es que usted, por lo que veo, no quiere ser parte de los que movemos a México y…” –¿Movemos a México? ¡Será los que mordemos a México! Creador de los célebres programas televisivos ¿Qué nos pasa? y Verdá o fixión, Héctor Suárez cumplió el pasado 21 de octubre 76 años de edad, y manifiesta a Proceso, preocupado: “No estamos bien. Toda esta problemática de 43 jóvenes normalistas desaparecidos es muy lamentable, ¡es una vergüenza! Vivir en esta opacidad, la inseguridad, la irresponsabilidad, la negligencia, es denigrante. México está en la mirada del mundo de una manera muy deleznable y vergonzosa. ¡Qué pena, qué doloroso! Con toda esta gentuza que nos maneja… Estamos inmersos en una corrupción, en una impunidad verdaderamente asquerosa.” –Usted fue estudiante del Instituto Politécnico Nacional. ¿Qué opina del problema que enfrenta esta institución educativa, la cual está sin clases? –Allí llegué hasta primer año de arquitectura y me duele lo que está padeciendo. A los chavos les han quitado derechos y está bien que protesten. Espero les cumplan sus peticiones. –¿Cómo definiría a los políticos de ahora? –¡Como los hemos descrito siempre! ¿Para qué califico si ya sabemos lo que es un político? Uno dice que no, no se puede generalizar, pero aquí se rompe la regla y sí, ¡sí generalizamos!, ¿cómo no? Y del partido que sea, ya no quiero decir ni nombres. –Usted muestra en ¡Estoy loco…! el abuso de la policía con los humildes, sobre todo en su sketch del Mil Usos. ¿Qué opina de ese abuso de las fuerzas de seguridad de México? –¡Uf!, no vayan a ir al escenario los policías por opinar de ellos, ¡de verdad lo creo! Yo soy una víctima en silencio, por debajo del agua, pero no tengo trabajo en el país, libro mi lucha solo. Con mi manera de pensar y ética, esto lo plasmo en mi labor; pero puedo ver de frente a mis hijos y puedo ver a la gente a la cara. “Amo a mi país con toda mi alma, lo he demostrado y lo sigo demostrando a través de mi trabajo. A mis hermanos mexicanos les digo sus derechos, pero también sus obligaciones a través de la comedia.” Finalmente acepta que su show presenta al Mil Usos en una situación muy actual con los policías, pues se trata de “una marginación tremenda y un abuso tremendo”. Para Suárez, dicho papel es “la viva imagen de la marginación, del hambre y la injusticia campesina”, en tanto que “la víctima directa de un sistema corrupto y abusivo” es reflejado por el del No Hay. “¿Cómo decir todos estos problemas?, ¿cuál es la fórmula?”, pregunta y él mismo responde: “la comedia”. Si bien “es difícil laborar algo dramático para que rían”, empero “se toma conciencia de una manera más dúctil de lo que nos está sucediendo y digo: ‘¡Mexicano, despierta!’”, platica. –¿A qué se refiere con el grito de “¡Mexicano, despierta!” ? –Es que tampoco hay cultura del reclamo en este país, ¡no reclamamos nada! Un ejemplo sencillo: “Va uno a un restaurante, les dan la comida mal y se la come por pena; pero cuando te pasan la cuenta no se van a tocar el corazón. Sin embargo, la raza se va al Paseo de la Reforma a patalear, a vociferar, porque la preselección perdió, ¡pero cuando son pisoteados sus derechos, no pasa nada! Por eso digo ‘mexicano, despierta’, ¡mira lo que nos están haciendo, toma conciencia, Dios mío! Señoras, ¡dejen de ver la tele! Y tú, ¡deja de ir al futbol! Claro, un país entretenido o enajenado jamás despierta. Hay gente que no se da cuenta o no quiere darse cuenta, o le vale.” No obstante, Héctor Suárez advierte: “Esta negligencia la vamos a pagar muy cara.” –¿Por qué el mexicano es así? –Sin ser especialista, creo que tiene que ver cuando se vota. Eso de voy a acudir a votar para que estos hagan lo que les dé la gana, se burlen de uno una vez más, los servicios sean mediocres, y nadie sabe nada si algo pasa. Como los 43 estudiantes desaparecidos. Locura genial De vuelta al Blanquita, Salinas le manifiesta a Palillo que “México ya cambio”. El cómico le reclama: –¿De qué cambio me habla, señor? ¡México no ha cambiado!, parece que se necesita tener pelotas ¡verdad de Dios! , anda la probecita gente con el Jesús en la boca tronándose los dedos y tronándoles las méndigas tripas de hambre. “¿Cómo es posible que los irresponsables digan en la televisión y la radio: ‘Ya hay tres millones de mexicanos que comen mejor’. ¡Este irresponsable no se ha enterado que no sólo son tres millones, sino 12 millones los que no comen! Mañana, señor mío, aquí, en el D.F., hay ocho millones de mexicanos que no saben si van a llevarse una tortilla a la boca. –Se ve que a usted no le da gusto el progreso del país… –increpa Salinas para motivar la burla e ira de Palillo: –El progreso del país… ¿Es el nombre de un nuevo antro o qué, señor? ¡Méndigos archipiélagos, sanjuanletraneros!, usted, señor, vendió a México. –¡Momento! ¡Mentira, yo no vendí a México! –¿Entonces? –¡Yo lo compré! Alguien del públio grita a Palillo (quien fuera fan del Guadalajara): –¡Arriba el América! –¡Arriba de tus lomos, güey! ¡Arriba Las chivas, jijo de Azcárraga! –Ahora va contra de mi socio –comenta Salinas. –¿Su socio? –Sí, Emilito y yo somos socios, producimos las telenovelas, lo mejor en rating. –¿Para qué canal? –Teleprisa. Le explico: Televisa y PRI y S. A., suena Teleprisa. “De seguro esa méndiga telenovela va a llamarse Por qué los hombres aman a las gaviotas, ¿no?” –suma Palillo, y al final Suárez como El Rey de la Carpa dirá a Salinas, cuando la policía se los lleva presos: –No te preocupes. Si este méndigo gobierno corrupto, corporativo y televisivo le devolvió a tu hermanito Raúl todo su dinero robado hasta con intereses y la absolución, a ti este pinche gobierno te va a dar hasta las nalgas. El título de ¡Estoy loco…! surgió, a decir de Héctor Suárez, porque “la locura parece ser un estado incoherente, donde ‘todos se creen coherentes’; hacer o decir cosas que incomoden a los demás, es suficiente para que el mundo grite: está loco”. Continúa quien fuera discípulo del primer actor Carlos Ancira: “…Y si además (tras uno ser tildado de loco) se cree en lo que se hace, aun por encima de la realidad misma, ya eso es motivo de aislamiento o encierro. Cuando he leído la historia de grandes como el Quijote o Mahatma Gandhi, he visto que coinciden en algo: sus sueños rebasan la realidad y dan su vida por materializarlos y habitarlos. “Dominan su propia historia con la conciencia de que los sentimientos rebasan a la razón y a la carne. Llegar a este estado de locura genial es algo que no se busca, se llega por casualidad o accidente, como bien dice Milán Kundera: ‘La casualidad es el lenguaje del destino’. “A mí la casualidad me llevó a una carpa a ver a Palillo, y desde entonces su recuerdo vive cada vez que subo a un escenario.” Desde hace dos años, Suárez prepara su libro de vida titulado Las águilas vuelan solas, los ojetes en parvada. Lo editará Penguin Random House, y lo presentará en 2015 en la Feria del Libro de Los Ángeles. –¿Causará enojos? –Si es así, ¡qué bueno! A quien le quede el saco… También continúa laborando su propio canal de televisión, “allí estará mi postura, ahora reclutamos a la gente para crear una programación lo más inteligente que se pueda porque el público es inteligente, no hay que subestimarlo”, finaliza con sobria sonrisa. El show de Suárez (con guión suyo y de Ausencio Cruz) enciende al público, que abarrota el Blanquita y participa activamente, invitado para expresarse, como en la antigua carpa. Y lo deleita, además, con números de atractiva excelencia interpretados por él y un elenco de bailarinas y bailarines y cantantes de primera, combinando escenografía e iluminación a la manera del music hall estilo Broadway y efectos multimedia. Para concluir, el artista se da el lujo de tocar al piano una sonata de Mozart.

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