"La danza de la realidad", de Jodorowsky

miércoles, 23 de abril de 2014 · 22:32
MÉXICO, D. F.- Con La danza de la realidad, el cineasta chileno Alejandro Jodorowsky demuestra que no crea cine industrial para ganar dinero, como siempre lo ha resaltado. “El séptimo arte es sagrado, es para abrir nuestra conciencia”, aclara sin reservas. El novelista, dramaturgo, poeta, ensayista, mimo, pintor, psicoterapeuta, sanador psicomágico e instructor del tarot no filmaba desde 1990. Y su más reciente filme, muy aplaudido en Cannes, por fin llega a México: La danza de la realidad (Chile-Francia-México 2013), el cual está basado en su libro autobiográfico homónimo. Aquí trabajan sus hijos Brontis Jodorowsky, quien es el actor principal y Adán Jodorowsky, al frente de la música de la cinta. Por supuesto Alejandro Jodorowsky también actúa, ya que traslada a la pantalla los recuerdos de su infancia en el pueblo de Tocopilla, Chile, donde pese a las presiones de su riguroso padre, un comunista recalcitrante, y la abnegación de una madre amorosa pero débil, tuvo que abrirse camino en medio de una sociedad que no siempre entendió su origen judío-ucraniano. En una breve charla con este medio, durante una rápida visita al pasado Festival Internacional de Cine de Morelia, el polémico artista, quien reside en París, acepta que con este filme intentó comprender el duro carácter de su padre y se ha reconciliado con su pasado. –¿Filmó en su pueblo? –Sí, los varones laboran en las minas y las mujeres son trabajadoras domésticas en otras urbes, pero aún así adoran su ciudad y no se van de allí. Tocopilla necesita salir más en el mapa, que se le reconozca. Los 300 mineros que salen en una escena son gente de la zona, o cuando filmamos la calle de las putas también lo hicimos con mujeres de la ciudad que se disfrazaron. Estaban todos felices de actuar, todos colaboraron. Hay un barrio en particular, donde alguien había leído el libro y fue muy sorprendente. –¿En verdad no lo querían en su pueblo? –Sufrí mucho en Tocopilla porque era distinto, pero quise mucho a mi sitio natal. Volver ahora y ser reconocido fue muy extraño. Cuando era chico los niños no querían ser mis amigos. –¿Qué representa para usted este largometraje? –Para mí es una realización artística. Es como una expresión del alma. El arte es como un aprendizaje y de alguna manera se da algo de uno para conocerse a fondo. ¿Qué representa esta cinta para mí?..., vaya pregunta… Cualquier obra de arte para un ser humano representa el conocimiento de la maternidad porque una obra es como crear un hijo, primero se prepara en un tiempo, segundo, se filma, después se ama y se convierte en una parte nuestra, y, tercero, se echa al mundo para que camine. Representa llegar a la felicidad de la creación. –¿Es complicado trabajar un proyecto fílmico con la familia? –Si se es un buen padre, es fácil. Yo les desperté la creatividad. Para ellos, es un placer trabajar conmigo. Además, las cosas se dicen más directo, así que hay discusiones con pasión. Se arguye sobre un tema en común: ¿cómo realizar una obra de arte? No se habla de: me pagas más o menos, yo soy superior a ti, yo soy inferior, ¡no!, eso pasa con los trabajadores del cine que luchan para sí mismos, no por la obra. Con la familia hay un placer por crear. –¿De verdad ha logrado encontrase así mismo en todos su proyectos creativos? –Sí, ¡claro! Mi obra es la manifestación de situaciones que he sentido, son como un hígado, como un corazón. No he realizado mi obra por dinero, he hecho un cine para expresarme artísticamente. Si no creara realmente lo que yo quiero, no me hubiera encontrado a mí mismo. Sólo en dos películas realicé lo que no deseaba y nunca hablo de ellas, nunca. –Ha mencionado que el ser humano siempre se encuentra en desacuerdo con todo, ¿a usted qué lo incomoda? –Estoy en desacuerdo con todo. Abro un periódico y me dan ganas de quemarlo porque todo lo que leo y veo de cómo está el mundo es atroz. ¡Claro!, es el mundo que nos presentan los medios de comunicación porque ese es su negocio también, entre más catástrofe, ¡más venta!... Entonces nos presentan un mundo tenebroso, además, los diarios son vendidos a un sistema político o un sistema económico, existen periódicos de derecha, izquierda, o católicos, en fin, cada uno lleva una doctrina, no son expresiones libres. Así que vemos la proyección de alguien o de algún interés. –Pero en México si es real que existe una violencia por el narcotráfico y la corrupción, en fin, ¿qué opina? –Yo hice un acto de psicomagia por todos esos muertos en 2012, todo mundo vistió como calavera en la capital mexicana, acudieron como 8 mil personas. Es un problema que tiene su base en los drogadictos estadounidenses. Si no existieran los drogadictos o si los militares, la policía, los políticos no usaran la droga como elemento económico, no pasaría esto. Los narcotraficantes no son los malos, malos, es una oportunidad para lograr vivir y enriquecerse. ¡Es el sistema económico el que está enfermo! El año pasado, La danza de la realidad ganó el Espejo de Plata a la Mejor Película en el Festival Filmes del Sur de Oslo, Noriega.

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