Traición y contrabando en el nuevo filme de Ortiz Cruz

sábado, 7 de septiembre de 2019 · 14:40
Miembro del Sistema Nacional de Creadores, el cineasta oaxaqueño Ignacio Ortiz Cruz (Teposcolula, 1957) trata en Traición los vicios cotidianos que enturbian la relación entre padre e hija. Pero para reflexión del espectador en torno a la situación de la violencia, la descomposición social y la deshumanización del crimen en nuestro país. El elenco incluye a Diana Ávalos, Juan Manuel Bernal, Ángeles Cruz y Noé Hernández. CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Diana Ávalos, Juan Manuel Bernal, Ángeles Cruz, Noé Hernández, José Concepción Macías y Sofia Sylwin, entre otros, forman parte de la película Traición, escrita y dirigida por Ignacio Ortiz Cruz, quien ahora aborda la relación padre e hija en medio de la violencia y el narcotráfico. Es un largometraje de ficción, filmado en la sierra de Oaxaca, que se proyecta en la Cineteca Nacional desde el 30 de agosto. La trama justo se desarrolla en la sierra, donde la joven Misela busca a su padre Félix para que le diga dónde se encuentra enterrada su madre. Félix, quien se enriqueció cuando se encontró paquetes de droga que cayeron de una avioneta accidentada, se oculta para que los dueños de la mercancía no lo encuentren. Cuando progenitor e hija se encuentran, el pasado los atormenta. La chica cree que su papá mató a su mamá, y aunque los dos se adoran, uno debe traicionar al otro para poder seguir viviendo. Ortiz Cruz argumenta en entrevista que le interesaba crear un filme sobre el trato entre padre e hija: “Creo que es un tema que no he concluido aún. Entonces, pensaba en qué contexto ponerlo, y no podemos olvidar en el que uno vive: la terrible situación de la violencia y la descomposición social y deshumanización del crimen.” –¿Cómo fue abordar la deshumani-zación del crimen? –Es difícil siempre, sobre todo para que no se vuelva una apología del narcotráfico. Existen muchas películas y series televisivas donde se toca el tópico, pero se vuelven una apología, no una reflexión. Aquí no es una apología, sino un contexto donde transcurre la historia. Tiempos paralelos El también realizador de La orilla de la Tierra (1994), Cuentos de hadas para dormir cocodrilos (2002), Mezcal (2006) y El mar muerto (2010), detalla que Traición es narrada en tres tiempos: “Más que flash back, le llamamos conjuntamente con el director de fotografía, Alberto Anaya Adalid, tiempos paralelos. Son tres en los que ocurre la historia: el primer tiempo es la infancia del niño y termina cuando se va con el camión itinerante del cine; el segundo tiempo es el adulto que ofrece funciones de cine, se encuentra el cargamento de cocaína y conoce a la muchacha que es la madre de Misela, y el tercer tiempo es la época contemporánea. Tratamos diferente óptica para poseer una luz y se notaran las diferentes épocas.” Respecto al título de Traición, Ortiz Cruz relata: “La traición es para mí una de las conductas humanas más comunes, es algo muy cotidiano: siempre estás traicionando, te estás traicionando y te traicionan, etcétera. Es casi dialéctico el asunto, porque uno vive, camina, crece, reflexiona a partir de estos actos cotidianos de la traición. Entonces, ¿por qué no ver a un padre que traiciona a la hija mediante un engaño para ponerla a prueba? ¿Por qué una hija no traiciona a su padre en aras de encontrar dónde está enterrada su madre? “La traición es un punto de encuentro entre dos seres que conservan un gran afecto. Ese amor de padre a hija y de hija a padre, aunque la duda quede desde el punto de vista biológico de quién es el papá. Se buscó de esa manera, para ver al paternalismo más allá de la biología misma.” Ortiz Cruz (nacido el 31 de julio de 1957, en Teposcolula, Oaxaca) tomó un curso de guion en 1983 en el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) y luego decidió estudiar la carrera de medicina en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); pero cuando estaba  en su servicio social, abandonó esa carrera y comenzó a cursar dirección en el CCC en 1986, donde conoció a Carlos Carrera, con quien escribió La mujer de Benjamín y Sin remitente, dirigidas por Carrera. El realizador es miembro del Sistema Nacional de Creadores y ha laborado como director de varios montajes teatrales. Tintes autobiográficos Se le comenta que llama la atención que en el relato cinematográfico haya un cine ambulante, un camión para proyectar cine, y que se vea que la gente no desea ver cine de autor, y despliega: “Es quizá una parte con tintes autobiográficos de toda mi filmografía, porque yo andaba en un cine ambulante de ese tipo, igualito al camión que sale en Traición, y se llamaba igual, ‘El Cine Lupita’, y llevaba largometrajes; pero a veces enviaban las distribuidoras alguna cinta de arte y las personas no entendían, y decían: ‘¡Esto no me gusta!’, ‘¡No hay balazos!...’. Y sí, es un homenaje a El mal, que para mí es un gran largometraje de Gilberto Gazcón y porque fue la primera película que vi en mi vida. Por eso dije: Es el momento de hacerle un homenaje a este filme.” –En Traición el papel de la mujer es una mirada muy suya, ¿qué puede asentar sobre ello? –Lo de la mujer es significativo, y repasé: “Salgámonos de la madrecita mexicana abnegada que se sacrifica por su hijita y por lo tanto se vuelve una cosa”. Ese fue el punto de partida, ¿cómo la situamos? Pongámosla en un prostíbulo. Pero ella elige (y eso me pareció atrayente) de quedarse o irse, y no es que abandone a su hija; se la deja a un hombre que sabe que la va a cuidar. Era abordar a la mujer desde ese punto de vista y sin manipular al espectador para que dijera: “¡Mala mujer!”, por eso ahí le dimos un tinte de comedia, para que funcionara bien, eso sí fue calculado. La migración y el sueño americano son parte de la fábula. Félix desde niño desea irse a San Francisco, Estados Unidos; pero en realidad llega a un pueblo mexicano llamado… San Francisco: “El cine deja de ser negocio porque las pantallas fueron tomadas por otra industria y el público se alejó del cine mexicano. ¿Qué le queda a Félix? Vender lo que se encontró, volverse narco de alguna manera.” En la cinta hay otro tinte autobiográfico del cineasta: “Que el personaje quiere ir a San Francisco, es la segunda situación que integró mi vida. Un día regresó mi padre, quien fue bracero en Estados Unidos, e íbamos caminando en un lugar de la Mixteca, rodeado de montes. Y me atreví a preguntarle ‘¿Qué hay detrás del monte?’, y expresó: ‘Pues cosas, lugares, por allá queda Estados Unidos’, y le cuestioné: ‘Y ¿qué hay en Estados Unidos?’ Se quedó pensando y después me respondió: ‘Hay un lugar donde se levantan los puentes para que pasen los barcos’. “Desde entonces se me quedó esa obsesión de poner eso en algún momento, de que esperaba conocer San Francisco para ver el lugar donde se levantaban los puentes. El personaje toda su vida anheló llegar a San Francisco, por eso menciona: Anoche soñé que finalmente llegaba a San Francisco.” Rememora que el guion de Traición fue complicado porque enfrentó varias situaciones: “Con nuestra compañía Malayerba, formada por Carlos Carrera, Javier Patrón Fox y yo, tuvimos un asunto con el Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine) de un préstamo, aún no solucionado, y ya no pude filmarlo porque había una deuda; pero este proyecto no es de Malayerba. Luego se terminó el dinero para la producción y hubo que parar la película, casi tres años. Suspender un rodaje es lo peor que le puede pasar a un proyecto cinematográfico porque crece el niño, en fin. Algunos me decían que dejara el largometraje, pero no podía porque había adquirido dinero público, del Fondo para la Producción Cinematográfica de Calidad (Foprocine), y eso no debe de ser, es dinero de todos nosotros. Además, no podía dejar al productor que se hiciera bolas. Eso fue lo complicado.” Los productores son Samantha Guillén, Marco Antonio Salgado, Adrián Bazán Zamudio, Francisco Villarreal Avilés y Omar González Gámez. Y Ortiz Cruz, satisfecho, concluye: “Traición es cerrar un ciclo e iniciar otro. También es la continuación de mi interés de la relación de los hermanos, como se ve en La orilla de la Tierra, Cuentos de hadas… y Mezcal, y en El mar muerto expongo la relación padre e hijo.” Este texto se publicó el 1 de septiembre de 2019 en la edición 2235 de la revista Proceso

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