Sociedad

Mujeres contra las rejas

La prisión de las Islas Marías finalmente fue cerrada por completo en 2021 y Beatriz ahora es activista junto con otras compañeras que conoció en Santa Martha Acatitla: Adri, Margarita y Perla, quienes luchan para mejorar las condiciones de vida de otras mujeres que se encuentran en prisión.
martes, 22 de noviembre de 2022 · 18:40

Salieron de la cárcel para apoyar a las que quedaron dentro. Beatriz, Adriana, Margarita y Perla –cada una con tragedias a cuestas– sufrieron en carne propia las duras condiciones del encierro: la precariedad, la incertidumbre, las injusticias y los abusos. Una vez liberadas crearon la organización Mujeres Unidas x la Libertad y decidieron volver para mejorar las condiciones de vida de las internas: hacen colectas y les llevan artículos básicos de higiene personal, al tiempo que les acercan información sobre los beneficios de preliberación y les dan talleres de emprendimiento. Son ahora activistas sui géneris… y necesarias.

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- En 2011 Beatriz Maldonado Cruz fue la interna número 37057 en las Islas Marías. Ya no tenía nombre, sólo un lápiz labial, un amigo imaginario que la sostuvo para no enloquecer por completo, entre la comida incomible, el agua insalubre, el confinamiento, los castigos…

La prisión de las Islas Marías, en el Océano Pacífico, finalmente fue cerrada por completo en 2021 y Beatriz ahora es activista junto con otras compañeras que conoció en Santa Martha Acatitla: Adri, Margarita y Perla, quienes luchan para mejorar las condiciones de vida de otras mujeres que se encuentran en prisión.

Beatriz

Beatriz fue detenida en marzo de 2010 en la Ciudad de México durante un operativo de la entonces Agencia Federal de Investigación con más de 200 elementos, tres perros y un helicóptero. Eran los años de los operativos espectaculares que fueron parte de la llamada guerra contra las drogas.

Ella vendió droga para saldar una deuda que no era suya y que ponía en peligro a sus hijos e incluso a su nieta de tres años. Su esposo consumía cocaína y le debía más de 300 mil pesos a un grupo del crimen organizado.

“Hay un trasfondo. Miles de mujeres tienen la misma situación que yo… en este caso, defender a mi familia”, dice Bety.

Antes de terminar de pagar la deuda fue detenida con uno de sus hijos y su esposo, quienes eran inocentes. Primero fue llevada a Santa Martha Acatitla, pero en el calderonismo, el entonces secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna –hoy preso en Estados Unidos acusado de conspiración para traficar drogas en alianza con el Cártel de Sinaloa–, hizo de la Islas Marías una cárcel federal de máxima seguridad; y Bety fue trasladada.

Bety pasó 2011 ahí, y ese mismo año la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) emitió la recomendación 90/2011 por las violaciones a derechos humanos de las y los internos, tratos crueles e inhumanos, además de la escasez de agua para consumo e higiene personal.

Ella describe el lugar como una especie de campo de concentración, con largas galeras. La temperatura era de 40 y 45 grados centígrados.

Este texto es un adelanto del reportaje publicado en el número 2403 de la edición impresa de Proceso, en circulación desde el 20 de noviembre de 2022. 

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