Guerra en Ucrania

En el centro del conflicto, la neutralidad de Kiev

Las negociaciones entre las delegaciones rusa y ucraniana, celebradas en Estambul, parecieron avanzar cuando se puso sobre la mesa el tema de la neutralidad de Ucrania, que implica renunciar a su pretensión de sumarse a la OTAN, organización que Moscú quiere mantener lejos de sus fronteras.
domingo, 3 de abril de 2022 · 10:58

Las negociaciones entre las delegaciones rusa y ucraniana, celebradas en Estambul, parecieron avanzar cuando se puso sobre la mesa el tema de la neutralidad de Ucrania, que implica renunciar a su pretensión de sumarse a la OTAN, organización que Moscú quiere mantener lejos de sus fronteras. La politóloga francesa Sophie Enos-Attali explica a Proceso que aún falta definir qué tipo de neutralidad se discutirá y si Rusia la aceptará, y analiza los distintos tipos de esa figura existentes hoy en Europa.

PARÍS (Proceso).–Exigida por el presidente ruso, Vladimir Putin, e inicialmente rechazada por el mandatario ucraniano, Volodímir Zelenski, la neutralidad de Ucrania es un punto neurálgico de las relaciones entre Moscú y Kiev. Es uno de los motivos de la actual guerra desatada por Rusia y estuvo en el meollo de la ronda de discusiones que las delegaciones de ambos países sostuvieron en Estambul el pasado 29 de marzo.

Al salir del encuentro, el cuarto en un mes, David Arakhamia, quien encabeza a los negociadores de Ucrania, se mostró más esperanzado que sus pares rusos, al pretender que los resultados de las discusiones habían sido “suficientemente alentadores para poder pensar en un encuentro a nivel de jefes de Estado”.

Más medido, Vladimir Medinsky, quien dirige la delegación rusa, mencionó “discusiones sustanciales” e insistió en la necesidad de someter las propuestas de Ucrania a Putin. Concluyó, sibilino: “Se acercará la posibilidad de firmar la paz siempre y cuando se efectúe un trabajo rápido sobre semejante acuerdo y se logren los compromisos necesarios”.

Por su lado, Alexandre Fomine, viceministro ruso de Defensa, señaló que Rusia había decidido reducir de “manera radical” la actividad militar hacia Kiev y Chernígov en aras de “aumentar la confianza recíproca”.

Al día siguiente, sin embargo, después de otra noche de bombardeos rusos sobre Ucrania, Dmitri Peskov, vocero del Kremlin, enfrió los ánimos. Declaró que las pláticas de la víspera no eran “prometedoras” ni representaban “mayor avance”.

El plan de paz de 10 puntos presentado en Estambul por la delegación ucraniana deja de lado la cuestión de Crimea –anexada por Rusia en 2014– y de la autoproclamada independencia de Donbás –reconocida por el Kremlin el pasado 24 de enero–, que según Kiev serán objeto de negociaciones a más largo plazo, para centrarse en el estatus de neutralidad del país, lo que implica que renuncie a integrarse a la OTAN y a albergar bases militares extranjeras.

Ucrania exige que su futura neutralidad cuente con “países garantes”, cuya lista incluye Estados Unidos, Gran Bretaña, China y Francia –cuatro de los cinco miembros del Consejo de Seguridad de la ONU–; Turquía, Alemania y Polonia, miembros de la OTAN; e Israel. Se menciona también a Canadá.

Medinsky insistió en que las garantías ofrecidas por estos países tendrán que ser equivalentes a las del artículo 5 de la OTAN, que estipula que un ataque armado contra uno o varios de sus integrantes debe ser considerado un ataque contra todos.

Fragmento del reportaje publicado en la edición 2370 de la revista Proceso, cuya edición digital puede adquirir en este enlace.

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