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La hora de los documentales: “Lejos de casa”, los niños migrantes

No se puede creer: 19 mil menores solicitan cada año asilo en Estados Unidos, de acuerdo con el testimonio del filme, que recoge 15 historias de niñas y niños mexicanos y centroamericanos varados en Tijuana, a la espera de su solicitud.
domingo, 26 de junio de 2022 · 11:44

No se puede creer: 19 mil menores solicitan cada año asilo en Estados Unidos, de acuerdo con el testimonio del filme, que recoge 15 historias de niñas y niños mexicanos y centroamericanos varados en Tijuana, a la espera de su solicitud. Para el realizador Carlos Hernández, se acabó aquella idea del sueño americano per se: “Están buscando sobrevivir. Migran porque necesitan mantenerse vivos”, dice en referencia a que los infantes huyen de sus países a causa de la violencia.

ZAPOPAN, JAL. (Proceso).– Cineasta, pero también abogado, Carlos Hernández Vázquez recopila en su largometraje documental Lejos de casa testimonios de menores de edad de México y Latinoamérica que, por la violencia en sus lugares de origen, se ven obligados a salir solos y sin papeles a pedir asilo a Estados Unidos.

Sin embargo, su camino se interrumpe al llegar a la frontera porque “un gran muro de intolerancia los espera”, y se quedan en México en medio de la incertidumbre a esperar respuesta a su petición.

El realizador del filme –quien formó parte de la sección Premio Mezcal en la 37 edición del Festival Internacional de Cine de Guadalajara (efectuado del 10 al 18 de este mes)– recuerda que acudió al albergue Casas YMCA para Menores Migrantes de Tijuana, Baja California (sostenido con donaciones privadas), a filmar a los niños y niñas que permanecen ahí por un tiempo.

Los pequeños cuentan en la película de 81 minutos que el crimen organizado los molesta para que estén a su servicio, y a las niñas las secuestran para prostituirlas y matan a familiares.

Hernández Vázquez (Celaya, Guanajuato, 1983) explica a Proceso que Lejos de casa (México, 2022) surge de una manera circunstancial:

“He viajado recurrentemente a Tijuana al menos un par de veces al año. Me acuerdo que en uno de esos viajes estaba con el fotógrafo Luis Montalvo en otro proyecto y decidimos visitar algunos albergues de los cuales ya tenía comunicación, y me llamó mucho la atención que la dinámica migratoria había cambiado sustancialmente.

“Ya había mucha presencia de menores de edad viajando solos y también había madres e hijos viajando. Ese cambio sustancial derivó en las primeras caravanas centroamericanas. Así que tuve la inquietud de tratar de contar, dentro de esta nueva ola migratoria, el problema de esos niños, porque me daba mucha curiosidad cómo estaban viviendo eso e incluso los que viajaban con sus madres. Deseaba saber la razón de por qué atravesaban México o varios países solos.”

Filmó a finales de 2019 y entrevistó a alrededor de 50 niñas y niños, mas en la película salen sólo alrededor de 15.

El realizador estudió en la Facultad de Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y después hizo la especialidad en producción audiovisual en el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC). Ha sido seleccionado para Talents Berlín 2018 y es graduado EAVE Puentes 2020. Su primer largometraje de puro aire fue nominado a las Diosas de Plata.

El acercamiento

Hernández Vázquez rememora que propuso el proyecto al albergue de manera clara y concreta:

“Desde el inició planteé cuáles era las pretensiones y que queríamos cuidar a los niños, y eso también ayudó para que pudiéramos ingresar. No queríamos explotar las historias. Sabíamos que los pequeños todavía estaban en desarrollo, y a pesar de lo que hayan vivido, era importante mantener esa infancia lo más intacta posible, no revictimizarlos ni obligarlos a narrar historias que a la mejor no deseaban contar.”

Primero convivió con los infantes dos semanas, sin cámara:

“Luis Montalvo y yo estábamos con ellos casi todo el día, jugando básquetbol, futbol y carritos con los más chiquitos. Tratamos de que nos tuvieran confianza. La selección de los niños entrevistados deriva de ellos mismos, de aquellos que empezaron a sentirse más cómodos con nosotros y también de narrar sus historias. Era importante tener una variedad de chicos tanto de México como de Centroamérica. En ese sentido cuidamos que no se concentrara todo en un solo país o en una sola región, para mostrar todo el universo de conflicto que proviene del hecho que hayan emigrado.”

Hernández, también productor, sigue:

“Lo que me llama mucho la atención de la película es que acredita de manera muy clara que la región latinoamericana está viviendo una época muy convulsa, ya sea porque hay persecución política o por las bandas de maras o varios grupos del crimen organizado. Han hecho que la violencia expulse a los infantes de su lugar de origen, los obligan a desplazarse, y eso es parte del cambio del paradigma migratorio.”

Al instante precisa:

“Ya no es ésta idea única del hombre adulto buscando el sueño americano, sino que es un tema de simple supervivencia, de las familias huyendo por cuestión de seguridad.”

Diecinueve mil menores solicitan cada año asilo en Estados Unidos, reporta Lejos de casa.

Hernández Vázquez recuerda que en la administración Donald Trump cambiaron las políticas de asilo en Estados Unidos:

“Antes, cuando una persona quería buscar asilo en Estados Unidos, podía adentrarse al país y solicitarlo, y ahí esperaba la resolución de su juicio. Hoy todas las personas que buscan asilo, incluidos los niños, deben esperar en México a que los acepten o no. Eso provoca un embudo en la frontera y genera que haya tantos niños esperando en los albergues, entre tres o cuatro meses, una respuesta del juez de si van aceptar su caso. Y si los aceptan pueden ingresar a Estados Unidos y empiezan su proceso que puede durar dos, tres, cuatro años. Estos albergues representan un limbo para los niños, donde no hay claridad hacia el futuro.”

El programa “Quédate en México” es una política migratoria de Estados Unidos implementada en enero del 2019, bajo la administración de Trump, el cual requiere que los solicitantes de asilo permanezcan en México hasta la fecha de la entrevista con una corte de inmigración en el vecino país. Según varios medios, en febrero del 2021 el actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, intentó poner fin a esta política, pero el 14 de agosto del mismo año un juez federal de Texas ordenó su reanudación. El gobierno de Biden pidió la suspensión para bloquear la reanudación de ese programa, pero la solicitud fue denegada por el Tribunal de Apelaciones del Quinto Circuito, y además por la Corte Suprema.

Un cambio migratorio

Para el director de la cinta, Lejos de casa puede ayudar a acreditar que hay un cambio en el paradigma migratorio, donde los niños son los protagonistas, por lo cual propone que deben establecerse políticas en México que den seguridad a los pequeños en su traslado y estadía en la nación, en lo que se resuelven los procesos de asilo. Además, “del otro lado de la frontera me gustaría que también el documental se viera y que pudiera generar políticas que hicieran un cambio en lo que instauró la administración Trump”.

–Por la violencia salen los niños a buscar refugio a Estados Unidos…

–Se debe entender que la sociedad se ha ido degradando ante la falta de políticas públicas, y ese lugar lo están tomando otras instancias, como el crimen organizado, como los propios maras, y mientras que no establezcamos medidas que ayuden al desarrollo social dentro de cada uno de nuestros países, serán otras entidades, generalmente el crimen organizado, las que irán cubriendo esos espacios, y lamentablemente tendremos más gente desplazada por términos de violencia. Como ya lo dije anteriormente, ya no existe esta idea del sueño americano per se. Están buscando sobrevivir. Migran porque necesitan mantenerse vivos.

“Es importante generar esa presión pública hacia el gobierno actual, en el sentido de que en lugar de estar poniendo soldados en las fronteras, lo que debemos hacer es crear políticas públicas para garantizar su buen tránsito y su seguridad mientras se van.” 

Los niños no han visto aún el documental, dice:

“He sido muy cauto porque quiero ver cuál es su condición de seguridad y de estabilidad”.

–Se advierte que el niño Chuy, quien sale de Guanajuato, es muy maduro ante su situación.

–Entonces contaba con ocho años de edad, y era el que mejor procesaba todo lo que ha vivido. Me impresiona su capacidad de aterrizar muchos de los conflictos en el juego, con los carritos, como se ve desde la secuencia uno del documental. Chuy sabe que debe tener su mente ocupada o puede volverse loco, por eso trata de ayudar en la cocina y siempre está pendiente de las casitas que están construyendo a las afueras de Tijuana, donde está el albergue, y ve si puede ayudar en algo. Lo que además me enternece de Chuy es que no ha perdido su lado infante. Tiene ese carisma.

“Lo que demuestra el documental es que ellos procesan su situación de manera muy lúdica, todo lo tienen claro, quizá no los pasos, y eso es importante mostrarlo, poniéndoles la cámara para que pudiera expresarse”.

Hernández Vázquez filmó a los infantes durante mes y medio:

“Sabía que los niños se me podían ir en dos o tres meses, por lo que era importante filmar de manera seguida, para tratarlos. Entendimos que el documental iba a ser mucho de despedidas, de amigos que conviven de manera intensa en estos albergues las 24 horas, los ocho días de la semana, y que de repente debían soltarlos de un día para otro, en el que les avisan que van a poder ingresar a Estados Unidos, y que esas despedidas iban a ser emocionalmente muy fuertes para ellos, porque habían tejido un pequeño hogar en esos dos o tres meses, después de periodos muy complicados en su vida.

“Ahí habían encontrado un poco de seguridad y de paz, era como un pequeño oasis en el que han encontrado nuevos amigos, y de repente se desprenden de manera muy fuerte.”

Lejos de casa –informa– se proyectará el próximo mes en Italia:

“Estoy buscando que tenga salidas en festivales en Estados Unidos. Me importa mucho que se vea de aquel lado de la frontera. Vamos a ver si aquí también en México puede llegar a otros festivales. El estreno lo estoy planeando para finales del año o principios de 2023 en algunas salas del país.

“Además estamos elaborando una campaña de impacto, justo para que tratemos de llegar a los Congresos locales de los estados fronterizos, pues siento que es necesario que se observe que los niños necesitan esa protección en su traslado migratorio, porque eso va a seguir sucediendo, y sin duda le corresponde al Estado garantizar seguridad a esos niños. Entonces me importa mucho que en los Congresos locales de los estados fronterizos se pueda observar el documental.”

En la frontera de México con Estados Unidos existe una red de Casas YMCA para Menores Migrantes gestionadas por YMCA México, con el apoyo de las YMCA locales de Estados Unidos y Canadá. Las otras dos se ubican en Ciudad Juárez y en Piedras Negras, Chihuahua.

La de Tijuana fue la primera casa establecida en 1991, y desde entonces la YMCA México ha ayudado a 70 mil 157 menores migrantes que han sido deportados.

Así, Hernández Vázquez espera que Lejos de casa “sea un parteaguas para ver esta problemática”.

Reportaje publicado el 19 de junio en la edición 2381 de la revista Proceso cuya edición digital puede adquirir en este enlace.

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