CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Ante el estreno de la segunda temporada de Narcos en Netflix, el próximo 2 de septiembre, sus protagonistas, el brasileño Wagner Moura, el chileno Pedro Pascal y los mexicanos Damián Alcázar y Paulina Gaitán coinciden que esta ficción sobre Pablo Escobar, basada en hechos reales, refleja “lo que son capaces de efectuar los seres humanos”. Se trata de 10 episodios que complementan este proyecto, bajo la producción ejecutiva de José Padilha (Elite squad, RoboCop) y Eric Newman (Children of men) y la elaboración para Netflix de Gaumont International Television. La serie narra las vidas reales de los jefes del narcotráfico a fines de los años 80 y los esfuerzos brutales realizados por la ley para detenerlos. La áspera narrativa detalla las múltiples fuerzas, frecuentemente en conflicto, legales, políticas, policiacas, militares y civiles que chocan en su esfuerzo por controlar la venta de cocaína. En conferencia de prensa, Damián Alcázar, quien protagoniza a Gilberto Rodríguez  Orejuela, creador junto con su hermano Miguel del Cártel de Cali, expresó: “En la segunda temporada tengo ocho escenas. Existe mucha información respecto a los dos hermanos, Miguel y Gilberto, quienes ahora están en la cárcel en Estados Unidos y si salen de la cárcel será cuando tengan 90 y tantos años. “Se trata de una historia muy dura, pero se dio y hay que desmenuzarla gracias a la ficción, pero todo se basa en hechos reales y los libretos son maravillosos. Estoy muy entusiasmado por el nivel de producción de Netflix. Además, es espectacular poder trabajar con actores de muchas partes y con una historia muy interesante”. Para él, el narcotráfico mexicano es diferente al de Colombia: “En la película El infierno, de Luis Estrada, se plantea este problema en México. Colombia es un país pequeño y son sólo dos grupos muy fuertes, el de Medelllín y el de Cali. Y en México abarcan todo el país y han sido súper violentos desde el principio. En Colombia fue dándose poco a poco la violencia”. Para Moura, quien recrea a Escobar, la escena más fuerte de la segunda temporada de Narcos es cuando muere el líder del Cártel de Medellín: “Pasé dos años con este personaje, también el equipo de este proyecto. Le dediqué mucho de mi vida: engordé, aprendí el español y viví con mi familia en Bogotá mucho tiempo. Esa escena marca que se acaba este trabajo para mí y se cae en ese periodo de que hay un vacío, pero así es esta carrera. Esa filmación se grabó en el mismo sitio donde mataron al narcotraficante, en el mismo techo, así que fue un momento de mucha emoción”. Pascal, quien da vida al agente de la DEA Javier Pena, detalla que en esta segunda etapa de la serie no es fácil identificar quiénes son los héroes y quiénes los villanos. No obstante, comprende que en Colombia y México la gente se cansa de “estar identificados con este tipo de cuentos, con esa violencia y los narcos porque hay más tópicos diferentes que contar”. Por otro lado, acepta que “las personas se fascinan mucho con la violencia y ese relato del poder, pero esta serie está muy bien hecha, refleja más la vida y no es blanca ni negra”. En el personaje de la esposa de Escobar, Gaitán asegura su incredulidad de que en la trama exista el bien o el mal: “A esta mujer le toca en la primera temporada ser como un adorno de Escobar y en la segunda, se empodera porque desea mantener a su familia a salvo y se vuelve una leona, está dispuesta a luchar contra lo que sea”. Alcázar describe a Escobar: “No es un animal ni una bestia, es un ser humano. Es tremendo lo que somos capaces de hacer los seres humanos. Yo creo que sí se están creando historias para todos los públicos, luminosas o no, blancas o no. Y en este caso, estamos tratando un asunto al cual no hay que cerrar los ojos. “Como mexicano, me gustaría realizar una película sobre los 43 jóvenes normalistas desaparecidos (de Ayotzinapa) o sobre los gobernadores los cuales muchos hay transgredido la ley, en fin. Se eligió este tema porque es brutal y sigue siendo muy actual”.