Festival Internacional Santiago a mil (I)

lunes, 23 de enero de 2017 · 14:50
SANTIAGO DE CHILE (Proceso).- Veinte días de teatro y un sinfín de actividades es lo que se ha vivido del 3 al 22 de enero durante el Festival Internacional Santiago a mil en Chile. Hay teatro, danza, performance, música, clases magistrales, cursos, mesas redondas, conversatorios, diálogos con el público, invitación a programadores, proyectos educativos, muestras de trabajos en desarrollo, y novedosos audiorrecorridos por la ciudad de Santiago. También se presentan en otras regiones como Valparaíso, Antofagasta, Araucanía y Tarapacá. Más de cien espectáculos en salas y espacios públicos se enriquecen con el programa Educación & Comunidad que corren a la par, fortaleciéndose mutuamente. La prioridad es el teatro, pues más de la mitad de la programación está abocada a éste. El Festival surgió en 1994 ante el incipiente resurgimiento de la escena chilena, después de un silencio artístico avasallador durante la dictadura, para posteriormente consolidarse como la Fundación Teatro a mil. La oferta cultural del Festival Internacional Santiago a mil es inmensa y propositiva. Si bien están abiertas sus puertas al ámbito internacional, hay un interés particular en fomentar, desarrollar y difundir el teatro chileno, ya sea por medio de su programa Platea, donde invitan a más de 100 programadores de festivales internacionales, con la producción y coproducción de espectáculos y la formación de sus creadores a través de talleres, cursos y seminario gratuitos. Por lo general, las puestas en escena van acompañadas por exposiciones de los propios creadores sobre su trabajo. En el festival nos encontramos con directores y dramaturgos chilenos representativos como Manuela Infante, que dirige el espectáculo Xuárez, Mateluna, escrita y dirigida por Guillermo Calderón, y La contadora de historias de la Compañía Teatro Cinema, dirigida por Laura Pizarro y Juan Carlos Zagal, entre otras más que comentaremos en la próxima entrega. Del ámbito internacional, estuvieron personalidades como Lola Arias, reconocida creadora escénica argentina, quien habló de sus procesos creativos dentro del teatro documental que ha realizado en Argentina, Inglaterra, Alemania y Francia, y desentrañó Campo minado, que se presentó durante el festival con veteranos reales de la Guerra de las Malvinas (argentinos e ingleses). El alemán, Thomas Ostermeier, codirector de la Schaubünhe en Berlín, presentó sus obras Un enemigo del pueblo –versión de la obra de Ibsen– y El matrimonio de María Braun, basada en la película de Fassbinder, al tiempo que habló de su propuesta de teatro político con intenciones formativas y críticas, a partir de un realismo riguroso. La perspectiva política de la programación del festival es clara, acorde con una corriente significativa del teatro contemporáneo de hoy, que con discursos innovadores, puede mostrar, jugar y trastocar la realidad de nuestra sociedad y evidenciar la opresión y la injusticia. Esta emisión 2017 trabajó la temática “Sin fronteras”, incluyendo en su programación puestas en escena de Líbano (La muerte a través de los ojos de Zoukak Theater Company); el audiorrecorrido Another place (de la escritora sirio palestina Doha Hassan), y la instalación Líbano-Palestina Hasta donde mis dedos me lleven de Tania Elcohury, que abordan la migración y la violencia hacia las mujeres. La programación del festival ha dado voz y relevancia a los proyectos de gran cantidad de creadoras, quienes sin duda alguna están incidiendo definitivamente en la escena internacional. El teatro mexicano estuvo representado con dos espectáculos de Vaca 35 Teatro en grupo: El matrimonio Palavrakis dirigido por Laura Uribe, que también dio un taller de dirección, y Las analfabetas del chileno Pablo Paredes, dirigida por Paulina García. Este texto se publicó en la edición 2099 de la revista Proceso, actualmente en circulación.

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