¿Colonialismo curatorial?

lunes, 20 de agosto de 2018 · 09:27
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Actualmente se presentan en Berlín y Rotterdam dos exposiciones que inevitablemente recuerdan las dos últimas comentadas en esta columna. En concreto, me refiero al proyecto Autoreconstrucción: Detritus del artista Abraham Cruzvillegas en el Museo Universitario de Ciencias y Arte (MUCA Campus), y a El gran malentendido. Wolfgang Paalen en México y el surrealismo disidente de la Revista Dyn que, con curaduría de Daniel Garza, se exhibe en el Museo de Arte Carrillo Gil (Proceso 2179, 2180). Aun cuando la temática de la Autoreconstrucción de Cruzvillegas es diferente, el concepto como proyecto procesual es similar al que, desde 2016, presenta el Kunsthale de Rotterdam durante los meses de verano bajo el título de All you can art. Creado por los artistas visuales David Bade (Curacao, 1970) y Tirzo Martha (Curacao, 1965). All you can art forma parte de las actividades de compromiso social que realizan como fundadores del Instituto Buena Bista, Curacao Center for Contemporary Art (IBB). En su tercera edición, que se clausura el próximo 26 de agosto, los fundadores y otros artistas y estudiantes del IBB convirtieron una gran sala del Kunsthal en un taller abierto para el debate y producción de distintas prácticas creadas tanto por artistas, como por distintos públicos. Interesados en desarrollar el talento de cada persona y provocar la convivencia entre diferentes nacionalidades, edades y grupos sociales, los miembros del IBB imparten clases, acompañan procesos creativos y mantienen el espacio como una exposición expandida y vital que, a diferencia del proyecto del MUCA, se distingue por la presencia permanente de los artistas.    En lo que se refiere a la exhibición del Carrillo Gil, el Hamburger Bahnhof-Museum für Gegenwart de Berlín presenta un proyecto curatorial que, con el título de Hello World, Revision einer Sammlung (Hola mundo. Revisión de una colección), provoca la reflexión tanto sobre el sentido de la exposición de Paalen como sobre el uso y valoración de las colecciones permanentes. Desarrollada por el director de la Galería Nacional Udo Kittelmann en colaboración con un cuantioso equipo de curadores, la muestra plantea nuevas interpretaciones para las colecciones de arte de los siglos XIX, XX y XXI que se encuentran distribuidas en distintos museos. La intención de la exposición es envidiable. Como señala el cuadernillo gratuito que la acompaña, la colección es el fundamento de todo museo y va adquiriendo su identidad a través del cambio de las condiciones políticas y culturales. Y a diferencia del Carrillo Gil, en el que la ausencia de la colección es ya una costumbre, la muestra alemana explora la posibilidad de expandir las posibilidades de su colección –predominantemente de arte europeo, occidental y norteamericano–, con interpretaciones transculturales. Entre los trece núcleos curatoriales que conforman la muestra, uno, curado por Melanie Roumiguiere, está dedicado a la transversalidad entre el surrealismo y distintas narrativas de las prácticas artesanales y el arte prehispánico, moderno y contemporáneo mexicano. Con narrativas que abordan el paisaje y su desarrollo en el surrealismo iniciando con uno espléndido del Dr. Atl de la colección del mexicano Andrés Blaisten, la muestra sobresale por la coherencia narrativa de las piezas: pinturas de Paalen, Montenegro y Frida Kahlo; figuras prehispánicas, esculturas de Mariana Castillo Deball, y una atractiva reproducción digital de todo el catálogo de la famosa exposición surrealista de 1940 en la Galería de Arte Mexicano. Con referencias también a los vínculos entre el expresionismo abstracto norteamericano con el surrealismo y las estéticas indígenas de Norteamérica, la exhibición de Berlín deja la duda sobre el origen de esta tendencia curatorial que ha descubierto el vínculo entre el surrealismo, las estéticas indígenas y la abstracción expresionista norteamericana.  En el catálogo y aun cuando el tema no forma parte de la muestra, se incluye un texto de Daniel Garza Usabiaga en el que desarrolla los planteamientos de “El gran malentendido”.  Este texto se publicó el 19 de agosto de 2018 en la edición 2181 de la revista Proceso.

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