Cierra Pixies las tocadas juveniles del Zócalo
CUIDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).- Cada concierto en el Zócalo teje diferentes historias con un hilo en común, es el espacio de la población para liberarse de la cotidianidad y del que ahora se están apropiando los jóvenes.
Así quedaron plasmados los retratos de ayer sábado como parte de la Semana de las Juventudes, donde se veían desde los frescos rostros adolescentes y los ya desgastados de antaño, ambos teniendo un sueño en común: ver a Pixies.
El deseo se cumplió pasando las 21:50 horas en una noche fría de otoño, pero de ardientes pasiones en la Plaza de la Constitución, cuando se logró distinguir a la agrupación estadunidense portando máscaras de luchadores y que rápidamente se despojaron con el grito de miles que les clamaban.
[caption id="attachment_559200" align="alignnone" width="1800"] Black Francis. Foto: Carlos Enciso[/caption]
Black Francis, Joey Santiago, David Lovering y Paz Lenchantin daban arranque a un intenso espectáculo de casi dos horas para celebrar el 30 aniversario de su álbum Surfer Rosa.
La espera había valido para muchos que tuvieron que esperar horas entre caóticos apretujones, empujones y uno que otro desmayado, con tal de ver de cerca a sus ídolos y llegar hasta casi enfrente del entarimado.
“Gouge Away” y “U-Mass” dio la frenética partida para olvidarse de toda la travesía y escuchar un recorrido de éxitos de poderoso rock. Con guitarras, bajeos y percusiones aceleradas, movían los cuerpos las multitudes para bailar slam tras sentirse la locuaz “Crackity Jones”. Los tremendos brincos de demente felicidad eran colectivos. Relucían así esos sonidos ásperos y de dosis punk que los caracterizan, una identidad de Pixies bien marcada que los hace únicos y por lo cual son queridos por sus adeptos desde 1986.
El vocalista Black Francis nunca se despojó de sus gafas oscuras, pero una sonrisa se dibujaba a cada momento por tal recepción que abarrotaba el lugar. “Monkey Gone To Heaven” daba seguimiento al festín rockero sumándose “Bone Machine”, la desgarradora “Caribou” y la delirante “I've Been Tired”. Sin detener la marcha se oía “Subbacultcha”, “Brick Is Red” y de especial beneplácito “Nimrod's Son”, “Mr. Grieves”, “Here Comes Your Man” y “The Holiday Song”.
[caption id="attachment_559202" align="alignnone" width="1800"] David Lovering. Foto: Carlos Enciso[/caption]
[caption id="attachment_559203" align="alignnone" width="1800"] Paz Lenchantin. Foto: Carlos Enciso[/caption]
[caption id="attachment_559204" align="alignnone" width="1800"] Joey Santiago. Foto: Carlos Enciso[/caption]
Joey Santiago relució sus distorsionadas guitarras con “Vamos”, integrando “No. 13 Baby”, “River Euphrates”, “Dancing the Manta Ray”, “Down to the Well” y “Dead”. Llegaron “Broken Face”, “Isla de Encanta” y “Debaser”, vislumbrando el cierre con “Wave of Mutilation”, “Tame” y “Gigantic”. En perfecto español agradecía Lenchantin, con un paso al frente acompañado de todos los músicos a quienes se les veía satisfechos en su congraciada despedida.
Pero ante la insistencia de la fanaticada, ¿los originarios de Boston obsequiaron su clásico “Where Is My Mind?”, con las miradas del público que lucían un brillo de complacencia y el reflejo del clímax en su persona, ya cercana la media noche.
Con una notoria moderación de decibeles para no afectar la Catedral Metropolitana, afectada por los sismos de hace un año cuando se desplomó una de las estatuas del monumental edificio sagrado, el gentío huía lleno de regocijo por el sin igual escenario del corazón de México-Tenochtitlan, mientras la ondeante bandera tricolor testificaba el fin de una noche inolvidable que deleitó la calidad de Pixies a chicos y grandes.
[caption id="attachment_559205" align="alignnone" width="1800"] Fans. Foto: Carlos Enciso[/caption]