¿Una solución?

martes, 20 de marzo de 2012 · 14:14
MÉXICO, D.F. (apro).- Arrogantes y aunque lejanos parientes humanos: para nada me sorprende ni altera el ánimo la angustiosa situación en que se encuentran en estos días, debido a que, de autores de una invención, la misma los ha convertido en sus servidores y, por veces, en sus esclavos o ni les toma en cuenta para nada, importándole un pito su dignidad y sus mismas vidas. Díganlo si no es así los millones de los de ustedes que por estos días se encuentran sin empleo, los hombres, mujeres y niños que sufren por enfermedades de posible prevención e incluso de fácil curación o sufren las torturas del hambre y hasta mueren por la misma. Me explico perfectamente que estén angustiados, ya que la realidad está haciendo cera y pabilo de su tan cacareada espiritualidad, de la que tanto han presumido… y siguen presumiendo; presunción discutible cuando la práctica de sus vidas les está mostrando y demostrando que son seres sujetos a las necesidades de su cuerpo, a sus necesidades materiales y no a las de su espíritu. Entiendo su sufrir y que estén tan desorientados, pues están viendo y comprobando que se deben o dependen más de la materia que del espíritu. Comprendo su desolación, pues están viendo y comprobando que probablemente no sean únicos en el universo y que ni siquiera son tan diferentes de otros seres de este planeta Tierra, que sus diferencia con los mismos, por grandes que sean, son de grado y no de naturaleza. Lo que no me explico es que estén tan confundidos que achaquen su mal actual a una invención de ustedes a la que han venido convirtiendo en ídolo al que cada vez rinden más adoración. ¡Extraño! Eso le ha ocurrido más de una vez. Si recuerdan, comprobarán que hayan sido dioses, salvación en un más allá, sistemas políticos para establecer paraísos en la tierra, por ejemplo, los más de ustedes, generalmente, han terminado por ser sus sirvientes… y de los menos de sus congéneres que creyeron que encarnaban o representaban a esas invenciones. Considero que ya es tiempo de que vayan aprendiendo de sus errores. ¿No creen? Me van a perdonar, pero esta servidora de ustedes estima que ya es hora de que dejen de sentir y expresar que la culpa de los sufrimientos y angustias que padecen en esa su globalidad la tiene el dinero, cuando, en realidad, la causa de sus miedos, inquietudes y padecimientos, se deben, en no pequeña medida, a que todos ustedes han hecho del mismo un ídolo al que rinden adoración por creer que lo puede todo… y no pocos de ustedes estar dispuestos a todo para conseguirlo. Bien esta, porque bien les sirve, que el mismo sea la base del sistema económico en el que respiran, pero pienso que es el momento en que no deben ignorar y tener siempre en cuenta que el dinero no se vuelve por sí solo, detrás del dinero, así beneficie o perjudique en sus movimientos, hay personas que tienen rostro, nombre y apellido por más que lo hagan en lo oscuro. Considero también que es tiempo de que no desconozcan, y si lo saben no olviden, que el dinero puede acumularse, ¡y lo hace!, en pocas manos y con ello dar más poder al que se hace de él: igualmente deben saber y no olvidar que la acumulación del dinero puede conseguirse promedios poco o nada claros, como puede ser la llamada contabilidad creativa, la cual, para sus crítico, mucho tiene que ver con el fraude apoyado y justificado con la desfachatada práctica de “lo que no está prohibido está permitido”, con el llamado influyentismo y la denominada información privilegiada, en muchos lugares tenido como delito. Asimismo, juzgo que deben tener siempre presente que el dinero puede conseguirse especulando con el mismo dinero, actividad que siempre ha existido (al respecto recuerden lo que quieren decir las palabras agio y usura), pero que en esos sus tiempos de globalidad es más frecuente, intensa, de mayores alcances y se practica sin mayor consideración por no pocos gerentes, administradores y agentes diversos del neoliberalismo, amparados en las facilidades que han dado al mismo las desregulaciones que tuvieron lugar en los años ochenta y noventa del pasado siglo. Por lo expuesto en la presente y otros hechos parecidos que sería largo de citar pero buenos también de ser conocidos, como por ejemplo el llamado mercado de futuros, en el que únicamente juegan los grande capitalistas; juego en el que pueden ir por medio el bienestar y hasta la existencia de millones de ustedes, los humanos, cuando se especula con materias primas como el petróleo o los alimentos… pues en el mercado de futuros lo único que importa y se persigue es la ganancia de más dinero. Ante estas verdades evidentes, pero disimuladas y hasta ocultas, juzgo que sería bueno que ustedes supieran un poco más de economía, y que en la educación de sus pequeños incluyeran al abc de la misma, ya que ella es tan importante en sus vidas, pues así estarían mejor preparados para descubrir quiénes pueden ser los que, por el manejo del dinero, pueden llevarlos a mundos tan siniestros y degradantes para ustedes como el de Cuando el destino nos alcance o el de El planeta de los simios. Por la simpatía que le tengo, espero que no hagan a un lado mi sugerencia para que no sufran ninguna clase de lobotomía, ni siquiera la conocida como lavado de cerebro. Con mi sincero afecto y deseándoles lo mejor. DOCTORA ZIRA

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