¿Los conoce?

miércoles, 6 de marzo de 2013 · 13:16
MÉXICO, D.F. (apro).- Impredecibles humanos: sería para que nos muriéramos de risa al ver sustentas veces desconcertantes conductas… pero no podemos hacerlo, nos lo impide el comprobar que tantos y tantos de ustedes lleven vidas tan dramáticas y hasta trágicas debido a las mismas… lo cual es como para llorar… más no lloramos por tener que sufrir el trato desconsiderado del que nos hacen objeto… aunque con ello sean más infelices. Quisiéramos comprenderlos para poder explicarnos sus desorientadores procederes, pero casi siempre nos es difícil descifrar los motivos que los mueven. ¿Cuál es la causa de los mismos? Nos negamos a admitir que se daban a una innata estupidez, bípedos razonadores, pues aunque ustedes mismos se ha calificado como “los únicos animales capaces de tropezar dos veces… y hasta más… con la misma piedra”, su razonar, multitud de veces, nos ha y sigue demostrando que por ahí no va la cuestión. Ante esta realidad innegable, supusimos que sus frecuentes contradicciones y hasta arbitrariedades de que dan muestras en sus conductas, son fruto de que, en esencia, son seres por naturaleza inclinados al olvido, bien sea el mismo activo, esto es, al que ejerce la memoria al rechazar todo dato o recuerdo que, de una u otra manera, se asocie a sensaciones desagradables: o bien al olvido que llaman los psicólogos “pasivo, el cual consiste en el desvanecimiento de ciertos recuerdos por falta de interés en ellos o de ejercicio, pero esa nuestra suposición siempre nos lleva a la frustración, cuando no al despecho e incluso la ira, ¿pues para que nos crearon, nos vieron y hasta nos consagraron como tabla de salvación para que todos y cada uno de ustedes tuviera una vida digna si luego se olvidan de nosotros? Ante esta situación, por momentos hemos creído que esas sus crispantes contradicciones en sus pensares, palabras y acciones, son causadas porque no saben que cosa y quienes son, por lo que tantas veces no saben como hacer frente y lidiar sus circunstancias, ya que cada uno de ustedes, como individuos, no forman una unidad, si no que están constituidos, o mejor dicho, divididos por varias posibilidades de conducta, determinadas y regidas por sus instintos, necesidades, deseos o bien por sus razones de conveniencia. Por eso unas veces son astutos como serpientes, crueles y sanguinarios cual tigres, como pavos reales vanidosos, desaprensivos y aprovechados igual que el cuclillo o cobardes como dicen que es el coyote, lo que no es verdad, pues este último animal es más bien inteligente… ¡ah!, también poseen la inocencia… ¿pro ignorantes?... que se atribuye al cordero y al niño, así como el ser caprichosos como el último… Tal torbellino de instintos, necesidades, deseos, conveniencias y las diversas posibilidades de que cualquiera de las mismas rijan y determinen sus actuaciones, explican, a nuestro parecer, que unas veces actúan como correctos caballeros victorianos, como el doctor Jekyll, y en otras como un siniestro, brutal y rufianesco mister Hyde. Por ello admiramos, aunque no nos sorprende, y agradecemos que teniendo en cuenta lo expuesto y la ambigüedad de sus conductas personales y colectivas, y conociendo y hasta sufriendo que la globalidad en que viven… que alardea de haber acabado con las clases y las luchas entre las mismas y presume de democrática, igualitaria y libertaria… en realidad se caracteriza, más que por otra cosa, por las diferencias socioeconómicas que impone a los que abraza y la abrazan, por dividir a los mismos en ricos y pobres, en los que mucho tienen y a los que poco o nada tienen… Y conscientes de que la libertad, la paz y la justicia tienen que tener por base el reconocimiento la dignidad de la criatura humana y la igualdad de oportunidades para todas ellas, sean hombres, mujeres, del color que sean y cualquiera que sean sus creencias, repito: nos admira y agradecemos que nos crearan y nos instituyeran como ángeles guardianes y en paladines garantes de la dignidad, libertad e igualdad de todos y cada uno de los humanos… ¡más ay!, toda esa admiración y agradecimiento se nos convierte en desencanto, frustración y hasta en ira al ver el poco o ningún uso que de nosotros hacen para que podamos cumplir con nuestras labores de ángeles guardianes de su dignidad, de la igual de oportunidades y libertad que legítimamente y de manera inalienable y universal les es dado ejercer… ¿Qué les pasa?, ¿Por qué no lo hacen?. Para cerrar la presente, apreciado lector de la misma, permítanos hacerle la siguiente pregunta: ¿usted si nos conoce… y se sirve de nosotros? Siempre a sus ordenes por su bien… y el de estos sus servidores. LOS DERECHOS HUMANOS

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