Más puntos en común

martes, 14 de mayo de 2013 · 14:31
MÉXICO, D.F. (apro).- Lectores de toda mi consideración: servidor de ustedes les escribe la presente debido a que por estas fechas se cumplen 349 años de mi discutida estancia entre ustedes, pues mientras unos afirman que salí de la cabeza de mi padre… como Atenea de la de Zeus, completamente adulto y con todas mis facultades plenamente desarrolladas… la noche del 12 de mayo, otros aseguran que fue la del 9 del mismo mes y año de 1664. Tal vez a eso se deba que mi presentación y mi vida en ese su mundo no fuera fácil. Inmediatamente de mi presentación en sociedad, ante un público minoritario pero muy privilegiado, fui objeto de enconadas críticas e incluso de desprecio, rechazo y hasta de odio, no faltando quien reclamó la hoguera para mi padre espiritual como anticipo del fuego del infierno al que iría por haberme hecho como me hizo; todo eso fue motivo para que fuera detenido, por lo que mi presentación ante públicos más extensos aunque mucho menos selectos no se llevara a cabo. Ese secuestro duró cinco años, al fin de los cuales, por decisión del rey, al que mi padre escribió pidiéndole gracia para mi persona, tuve permiso para mi presentación en sociedad a partir del 5 de febrero de 1669. Aclaro que la prohibición de presentarme ante públicos de los más diversos, tuvo por base la creencia de que mi padre espiritual me dio el ser con la intención de que fuera una irreverencia e incluso como una burla y hasta como una injuria, una blasfemia contra Dios, lo que no era verdad, pues no era más que una divertida sátira contra los farsantes, contra los individuos que simulan piedad para mejor disimular su feroz ego, su egoísmo, falsa piedad con la que incluso justifican a la misma cometiendo sacrilegio, lo quieran o no, ya que lo invocan pretendiendo hacer de Dios cómplice de sus muy personales y muy particulares intereses y privilegios. Bien, esa fue la inicial intención de mi creador, pero le salí tan redondo que pronto fui más allá; al partir de mi vida pública, de mi aparición ante públicos diversos, gocé de un reconocimiento tanto nacional como internacional, al representar, al convertirme en ejemplo, en símbolo… o paradigma, como se dice en ese tiempo de ustedes… no únicamente del falso devoto, sino de todo humano engañador, del impostor embustero por conveniencia, del farsante capaz de todo con tal de conseguir sus fines, mas no escribo la presente por ello, lo hago para decirles que hay aniversarios de mi nacimiento y otros hechos de mi existir que coinciden con años de acontecimientos importantes, por decisivos, de la historia. Vean: en aniversarios de mi nacimiento, ocurrido como ya dije en 1664 al cumplirse el 150 del mismo (en 1814) se da el Congreso de Viena; y el 250 (en 1914) estalla la llamada Primera Guerra Mundial. Como les informé, mi carrera pública principió en el 1669, pues al cumplirse el 120 aniversario de ese hecho (en 1789), tuvo lugar la destrucción de la prisión de La Bastilla, inicio de la Revolución Francesa; y el 320 (en 1989), la caída del Muro de Berlín. Para aclarar ideas, bueno será rememorar el significado de esas fechas. En 1789, se inicia la Revolución Francesa, principio del fin posterior del llamado Antiguo Régimen, del feudalismo en Europa, del poder absoluto de los reyes “por gracia de Dios” y de la declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, con los que se quería librarlo de ser siervo o súbdito. Según historiadores, el año de 1815, en el que acaba el Congreso de Viena, al mismo tiempo que fue la última conferencia diplomática inspirada en el antiguo régimen, curiosamente también inaugura el siglo XIX. Dicho Congreso, según los citados, tuvo el enorme mérito de conseguir que en 40 años ninguna potencia atacara a otra y el de que en 99 años no se produjera ninguna guerra que implicara a toda Europa, mérito que según los nombrados, debe atribuirse a los hombres de Estado reunidos en Viena. Como no ignoran, en el 1914 tuvo lugar la denominada Primera Guerra Mundial, inevitable, según opinión de sociólogos e historiadores, ya que no le quedó otra salida al virtuoso, tolerante, paciente liberalismo democrático que hacer frente al brutal y agresivo militarismo prusiano-alemán. ¿Ciertas estas explicaciones de no pocos políticos, historiadores y sociólogos? ¿Qué pensar de las mismas? Servidor de ustedes, lectores de toda mi consideración, opina que no… pero tal vez eso se deba a mi naturaleza… a propósito, ¿ya han adivinado quién les está escribiendo?... NOTA: El responsable de este buzón, considerando que esta larga carta merece que se conozca en toda su extensión, promete a los respetables lectores poner a su disposición lo que falta de la misma. Gracias por su atención.

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