Razones I

martes, 3 de septiembre de 2013 · 20:04
MÉXICO, D.F. (apro).- Estimados humanos, lectores de la presente: en relación a lo expuesto en cartas a este buzón, firmadas por la memoria y el entendimiento respectivamente, servidora considera que tanto las razones de una como la del otro, no son suficientes para explicar y menos para resolver la tan jodida situación que sufren tantos de ustedes en esa globalidad en la que se mueven. Ambos opinan, se quejan y sacan en consecuencia de que tal estado de cosas se debe al poco o ningún caso que de ella hacen los humanos, según el sentir de la primera, y de la excesiva manipulación en beneficio de sus muy particulares privilegios e intereses que de él hacen las élites del poder, o sea, los menos, según suposición del segundo. Igualmente, ambos, deducen que el poco o nulo empleo por parte de ustedes, los humanos, de la memoria y de la abusiva manipulación por parte de las élites, del entendimiento, son causa de que la mayoría de la humanidad corra el peligro de ser llevada, de una u otra manera por una minoría en el poder, a regímenes autoritarios, más o menos fascistas, de manera abierta o disimulada y hasta justificada en nombre de la ley y el orden. Buenas razones, más, insisto, esta servidora de ustedes considera y sostiene que esas razones no son suficientes para explicar y mucho menos para resolver el tan jodido estado en que se encuentran lo político, lo social y lo económico que tan angustiados y sudando frío tiene a tantos de ustedes en esa globalidad en la que respiran. Lo digo y lo sostengo por lo siguiente: si se toma y admite como referente la teoría de las élites del poder, como la memoria y el entendimiento lo hacen, teoría que afirma que minorías de individuos, por nacimiento, saber, riqueza o funciones de mando, organización y control, de una manera u otra, han y siguen gobernando a las sociedades humanas… si tal teoría se admite, que me perdonen la memoria y el entendimiento manejado, pero su uso por parte de los hombres pueden resultar contraproducentes para los mismos, pues por sus razones insuficientes para resolver el problema de la citada teoría, pueden llevar, ¡y no pocas veces han llevado! A posiciones vivenciales, a una experiencia íntima que, según Ortega y Gasset, consciente e inconscientemente se incorpora a la personalidad de los individuos, como pueden ser la cínica, la estoica, la epicúrea y la religiosa, todas ellas engendradas para superar la angustiosa problemática que, de una u otra manera, representa para el humano vivir, así como el saber que su final es el morir. Recordemos, aunque sea someramente, algunas de las características. La cínica, cuyos seguidores, ante la problemática que significa el vivir, tomaron la posición del dicho popular que a la letra dice (perdón por cita tan grosera): “para lo que voy a durar en este convento, me cago dentro, o sea, que todo les valía y, en cierta medida, se adelantaron y guiaron sus vidas por el dicho del protagonista del comic BOOGIE EN ACEITOSO: “todo lo humano me es extraño”, con todas las consecuencias que esa actividad pueda desencadenar. En el estoicismo, doctrina nacida en una sociedad, la del derrumbe de la Grecia clásica, que ya poco o nada tenía que ofrecer, la única solución que podía proponerse al hombre para evitar su desesperación, era el conformismo. Epícteto, uno de sus representantes más señalados, tenía este lema: “aguanta y renuncia”. Hay críticos de lo social y han dicho que el estoicismo fue una retracción, una disminución de la vida que llego a una cobarde salida, una fuga de la misma. ¿Qué pensar de esas críticas? Por su parte, la escuela epicúrea enseñaba que el placer es el fin supremo del hombre y que todos los esfuerzos del mismo deben buscar el conseguirlo, y que sólo existe un límite en esa carrera hacia el placer; el dolor, que si el perseguir o conseguir el placer produce dolor, hay que refrenarse hasta que cese y llegar, si es necesario, a la llamada ataraxia, a la quietud absoluta del alma, que es, según el epicureismo, la calidad de los dioses y el ideal del sabio. A los que no pocos críticos de esta escuela les parece que un imposible, pues los hombres no son dioses y no todos son sabios. ¿Qué les parece? Estas tres posiciones ante los problemas del vivir, esa su coincidencia de desatenderse de los problemas comunes a todos los hombres y centrarse en las conveniencias individuales de cada uno, ese girar y girar constantemente sobre los propios intereses, ha sido comparado por críticos a las tontas vueltas y vueltas del perro que intenta morderse su propia cola. Estimado lector ¿qué pensar al respecto? NOTA: debido a la extensión de esta carta, de la cual se ha hecho un resumen para poderla incluir en este buzón, les informamos que la segunda parte de la misma aparecerá en el próximo buzón. Atentamente, el encargado del mismo.

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