"Autodefensa"

martes, 24 de junio de 2014 · 19:10
MÉXICO, D.F. (apro).- Polonia y México han dedicado este 2014 a su servidor por haber sido el hombre que “movió a la Tierra y detuvo al Sol”. Eso me satisface, perdonarán la vanidad, pero me sorprende que no haya faltado quienes atacaran mi memoria tachándome de embaucador, plagiario, pusilánime e incluso de cobarde, según me presentó Arthur Koestler en su libro Los Sonámbulos. Me sorprende, aun cuando ya debería estar acostumbrado… pero haciendo uso de legítimo derecho a defenderme, escribo la presente, estimados lectores. En la misma presentaré algunos puntos que considero me favorecen. Verdad es que no cité a Aristarco de Samos en mis escritos, considerado el primero que tuvo la idea de “mover a la Tierra y parar al Sol”, pero en modo alguno no por ello este servidor se adjudicó la paternidad de tal idea, otros se encargaron de hacerlo en mi nombre, como lo demuestra la supuesta carta de su servidor al papa Paulo III, aparecida ya en la primera edición de mi obra, en la que se puede leer lo siguiente: “… me tomé el trabajo de releer todos los libros de los filósofos que pude conseguir, para indagar si alguno opinó alguna vez que el movimiento de las esferas del mundo fuese otro del que proponen los que enseñan matemáticas. Y ciertamente encontré en Cicerón que Niceto fue el primero en afirmar que la Tierra se mueve. Después encontré en Plutarco que varios otros fueron de la misma opinión…”. Considero que estas líneas me exoneran de mi acusación de ser un plagiario. ¿O no es así? Contra la opinión de que mi sistema no fue en modo alguno trascendente, pues era una chapucería basada en el sistema de las esferas de Tolomeo… con la pequeña diferencia de que la Tierra se movía alrededor del Sol y no éste alrededor de la Tierra, claro… Pequeño detalle que si bien no solucionaba el problema de las estrellas, nada más, por él, se planteó múltiples consecuencias astronómicas y modificó profundamente los pensares de los humanos y su actitud frente a la realidad, pues las leyes de la naturaleza perdieron su carácter terrestre particular para hacer lugar a la leyes que rigen todo el Universo, así como que conceptos como el movimiento, la materia y el tiempo son conceptos objetivos que tienen un sentido propio, estén o no de acuerdo con la fe, con los dogmas; es decir, que con ello se dio pie a una nueva física distinta a la aristotélica vigente hasta entonces… pequeño además de lo anterior tienen que tener en cuenta que por 1400 y pico de años una buena parte del mundo vivió creyendo en el sistema de Tolomeo. Tan larga duración de dicha creencia, según estudiosos del tema, se debió fundamentalmente a que así convenía a los poderes instituidos y, en especial, a la Iglesia, toda poderosa en la Edad Media, a la que venía muy bien un universo cuyo centro era la Tierra y de cuerpos celestes jerarquizados… y “creados para servir a la población terrestre”, según dijera el teólogo oficial de la Iglesia, santo Tomás de Aquino. La teoría geocéntrica de Tolomeo fue erigida en dogma, en artículo de fe, pues, insisto, muy bien convenía el orden político-social-económico del medievo. Puede decirse que el geocentrismo constituía la garantía “científica” de todas las creencias y prejuicios de esa época de la historia… y en ese panorama histórico cayó, como piedra en agua quieta, mi teoría heliocéntrica del universo. En cuanto a la crítica de si su servidor fue un ser pusilánime y hasta cobarde, puede que así sea… pero el medio social en que vivió no daba para mucho más… era eso o la persecución, la prisión, el tormento e incluso la muerte en cuanto se iba contra las creencias al uso o en cuanto se olía hereje… recuérdese que en 1415, Juan Hus fue quemado vivo por eso mismo, por ser reo de herejía; que en 1525, Tomás Munzer fue decapitado después de sufrir crueles tormentos, por haber capitaneado tropas campesinas en la Guerra Campesina de Alemania; que en el 1476, Hans Beheim fue quemado por predicar que todos los hombres eran hermanos, que no debían existir ni ricos ni pobres, que había que quitar la tierra a los señores y al clero y repartirla entre los campesinos. Hay que recordar también que Tomás Munzer, en el 1525, tras sufrir crueles tormentos, fue decapitado por haber encabezado partidas campesinas, en la Guerra de los Campesinos de Alemania… y recordar igualmente que Giordano Bruno fue quemado vivo por hereje y ser partidario de la teoría de servidor… y que Galileo fue sometido a castigos humillantes por seguir y desarrollar el heliocentrismo… y que mi obra, Sobre las Revoluciones de los Orbes Celestres, fue puesta en el índice de los libros prohibidos. Ustedes, gentiles lectores de la presente, dirán si servidor tuvo o no razones para ser pusilánime, para ser reticente en dar a luz a su obra. En espera, como es su deseo, de que lo aquí expuesto sirva para una mejor explicación de la conducta de este servidor, de ustedes con afecto y respeto.   NICOLAS COPERNICO

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