Teatro

“Los siniestrados”, en La Titería

“Los siniestrados”, escrita y dirigida por Javier Malpica, descubre a dos personajes muy particulares que buscan sobrevivir en medio de las ruinas.
sábado, 23 de marzo de 2024 · 15:00

Los colaboradores de la sección cultural de Proceso, cuya edición se volvió mensual, publican en estas páginas, semana a semana, sus columnas de crítica (Arte, Música, Teatro, Cine, Libros).

CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).– ¿Cómo se viven los efectos del terremoto en la Ciudad de México? ¿Cómo se incorpora a la cotidianidad esta pérdida, este impacto que atraviesa hoy a los mexicanos?

“Los siniestrados”, escrita y dirigida por Javier Malpica, descubre a dos personajes muy particulares que buscan sobrevivir en medio de las ruinas. Las ruinas de un departamento donde él habita y ella reclama, y su vida precaria que urgentemente necesitan resolver. La Güera y El Peque, que se dicen primos por un pasado compartido en la adolescencia, entablan una relación de interés, con secretos y planes a realizar para encontrar maneras de salir adelante, sin tener ningún pudor o consideración ética en los medios que utilizan.

Javier Malpica, con la habilidad que el dramaturgo tiene en la escritura, rompe la linealidad del tiempo y utiliza con inteligencia el humor negro para poner en jaque a sus personajes. No los juzga, pero sí los muestra, y la risa los vuelve empáticos a pesar de sus maldades. Ella necesita dinero para mantener a su madre y a su hija, él se instala en ese departamento sin poder pagar una renta que ella requiere. Él lucra con los damnificados pidiendo en redes apoyo económico; ella, con perfiles falsos, seduce y trata de sacar provecho de los que caen en sus redes.

La estafa cibernética por la que actualmente estamos en riesgo los navegantes, es puesta en juego y se mezcla con temas que diversifican la historia. Aristas que se van descubriendo a lo largo de la obra, provocando sorpresas y giros dramáticos. Sobresale la calidad actoral de Mahalat Sánchez con su manejo del humor, y comparte escena con Alejandro Navarrete, que bien interpreta la “fodonguez” del primo.

Javier Malpica va y viene en el tiempo, trae recuerdos que sonrojan a los personajes, un beso inocente que pudo haber cambiado el rumbo de su relación, pero que no sucedió. La obra corre y gira, sube y baja en un escenario sintético diseñado e iluminado por Patricia Gutiérrez. Paredes fragmentadas, como en una maqueta, líneas urbanas que dividen el hábitat de uno y otro personaje y que se transforma en el segundo acto. Dos sillas, una cubeta y unos cuantos elementos más nos crean la sensación de ese derrumbe, de lo que queda y donde los personajes a duras penas habitan.

Ella se disfraza, él bebe cerveza, ambos encuentran la forma de conseguir dinero y se cuestionan y hacen reclamos entre sí, porque cada uno mira la vida de manera diferente, lo cual es un acierto del autor que crea personajes auténticos y con cualidades específicas.

En la obra, el espacio se va modificando al igual que la trama. El vestuario de Camila Villegas caracteriza cada una de las situaciones en las que se encuentran los personajes. Hasta una casa de campaña nos da la idea del despojo, de la invalidez, de los extremos a los que se puede llegar. Los personajes se dirigen a los espectadores. Hablan de frente y se establece la convención de conversar entre sí.

“Los siniestrados” se presenta en La Titería los sábados (19 horas) y domingos (18 horas) de marzo, respaldada por Teatro sin Arnés y Mucho teatro. La Titería, un espacio en Coyoacán para niños y niñas, abre sus puertas (Vicente Guerrero 7, col. Del Carmen) para adultos con esta obra y a la que seguirán de Camila Villegas, Jimena Hinojosa y Verónica Maldonado.

“Los siniestrados” es una pieza que provoca la risa en medio del desastre, compartimos la precariedad económica a la que hemos llegado y los esfuerzos por salir a flote. Aquí, los personajes rebasan los límites que marcan la conciencia social y la preocupación por el otro. Viven en un individualismo que apenas y entre ellos se pueden echar la mano.

Comentarios