"Dan vuelta a la página" banqueros y funcionarios de Hacienda

ACAPULCO, Gro. (apro).- Al final, las aguas se tranquilizaron en la clausura de la 76 Convención Bancaria. Las autoridades hacendarias y los banqueros llegaron a buen término sobre la necesidad de que los bancos presten más y a menor costo, como eje principal de la reforma financiera. Al clausurar los trabajos de esta reunión, en la que tomó posesión Javier Arrigunaga como presidente de la Asociación de Bancos de México (ABM), el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, elogió la capitalización, la administración y la labor de estas instituciones de crédito: “Hoy vamos a una reforma financiera porque tenemos una banca fuerte, una banca bien capitalizada y, debo decirlo, muy bien administrada. No tenemos la menor duda de que la banca mexicana va a estar a la altura del reto, el reto de ser cada vez más un motor de crecimiento económico, que genere crédito, crédito accesible particularmente para aquellos que más lo necesitan, para generar empleos y generar riqueza”. En el puerto de Acapulco, el titular de la SHCP definió la función que deberá realizar la autoridad ante el sector bancario, al señalar que “nos corresponde ser un regulador justo, y sí, hay que decirlo, nos corresponde como autoridad ser un regulador que dé un servicio eficaz y atento a las entidades reguladas de todos tamaños”. Luego precisó que los reguladores deben ser atentos desde la búsqueda de una autorización hasta una consulta, y que es obligación de un regulador dar una respuesta con certidumbre y en un plazo razonable que permita a los mercados financieros y a los intermediarios financiar. Flanqueado por el gobernador del Banco de México (Banxico), Agustín Carstens; del entrante presidente de la ABM, Javier Arrigunaga; además de otros funcionarios y directivos, Videgaray aseguró que la mesa está puesta para la reforma financiera. “Estos objetivos en materia de competencia económica, y en general del ejercicio del estado de derecho pleno, son una obligación insustituible para lograr que se dé una expansión de crédito acelerado, pero de forma sostenida y sostenible”, precisó. Enseguida aclaró que se trata de una expansión del crédito que se base en los fundamentos de la economía, y no en estímulos artificiales que pueden revertirse más adelante. El titular de la dependencia federal enumeró cinco responsabilidades que llevará el gobernó a sus espaldas para garantizar al sistema bancario seguridad, a cambio del incremento del crédito. El primer tema que ofrece el gobierno es la estabilidad macroeconómica, le sigue, el crecimiento económico, la modernización de la banca de desarrollo, la actuación efectiva de los reguladores y el estado de derecho. Por su parte, Arrigunaga, fijó su postura en tono conciliador: “La banca está lista para apoyar la transformación del país. Están todas las condiciones para vislumbrar una de las mejores décadas de desempeño económico y financiero; en la que crecimiento y crédito sean una mancuerna inseparable en los proyectos de empresas y familias… En la banca acompañaremos con crédito, productos y servicios la nueva etapa de México”. De hecho, en su primer discurso como líder del sector bancario, el también director general del Grupo Financiero Banamex aseguró que la ABM suscribe los objetivos del Pacto por México. El banquero señaló que “el Pacto por México recoge buena parte de estas preocupaciones y establece claros compromisos para que la banca y el crédito sean una sólida palanca de desarrollo de los hogares y las empresas de nuestro país”. Javier Arrigunaga reconoció que era insuficiente la penetración bancaria en el sector privado. Y dio cifras: El ahorro financiero, como porcentaje del PIB, supera 70%, y no desluce en un comparativo internacional. El reto está en su canalización al sector privado, donde la penetración es baja, de 26% del PIB. El presidente de la ABM asoció lo anterior al largo periodo que lleva la recapitalización de los bancos y el restablecimiento del apetito de crédito, tanto de intermediarios como de empresas y familias. No sólo eso, otro factor relevante es la dimensión de la llamada “economía informal” la cual, de acuerdo con algunas mediciones, por ejemplo el acceso a la seguridad social, puede ser incluso mayor a la “formal”. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en México 6 de cada 10 mexicanos laboran en la informalidad, es decir, que en total hay 29 millones de personas en estas condiciones, contra apenas 16 millones que trabajan de manera formal. El directivo resumió la situación de la siguiente manera: “Un sistema financiero refleja la economía que intermedia: el bajo crecimiento económico se ha traducido en una baja demanda de crédito del sector privado y, por tanto, en una mayor canalización del crédito al sector público. Además, la informalidad aleja a muchos clientes potenciales”. Ya al final, entre aplausos, Arrigunaga concluyó al decir que “México puede conseguir una serie de cambios estructurales que le den mayor apertura, atraigan más inversión, incrementen la competencia y la competitividad y, con ello, el crecimiento y el bienestar de la población. A ellos se sumará una reforma financiera integral”. Así concluyó la 76 Convención Bancaria, con una reforma financiera pendiente y atorada por las diferencias del Ejecutivo con PAN y PRD, debido al uso electoral de los programas sociales por parte del gobierno de Veracruz y la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), y con un sector bancario que aún no conoce del todo el contenido de la reforma. Pero eso sí, que ya dio el espaldarazo a Enrique Peña Nieto.

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