MÉXICO, D.F. (apro).- Después de 11 años de su captura en México cuando intentaba huir del país por Cancún, un tribunal de Buenos Aires condenó a cadena perpetua a Ricardo Miguel Cavallo, Sérpico, y a 10 exmilitares más por crímenes de lesa humanidad durante la dictadura militar en Argentina, entre 1976 y 1983.
Entre los sentenciados figura Alfredo Astiz, El Ángel de la Muerte, quien es considerado uno de los principales torturadores y asesinos durante la dictadura.
Cavallo, quien se desempeñó como teniente de la Armada durante la dictadura, fue acusado de ser uno de los principales torturadores en la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma), donde según cifras oficiales, más de cinco mil presos políticos fueron torturados y desaparecidos.
Sérpico, también conocido como Marcelo, fue detenido en Cancún, Quintana Roo, en el año 2000, cuando intentaba huir después de que se descubriera su identidad. En México, el gobierno del entonces presidente Ernesto Zedillo le había otorgado la concesión para operar el Registro Nacional de Vehículos (Renave); la decisión provocó el rechazo generalizado debido a que los datos personales de millones de mexicanos estaría en manos de un particular y, para colmo, extranjero.
Pese a que el gobierno de México intentó minimizar los efectos, el reclamó subió de tonó y, cuando se descubrió su verdadera identidad estalló el escándalo: Cavallo era un torturador reclamado por la justicia española. Éste intentó huir del país con destino a Buenos Aires, donde podría acogerse a las leyes de amnistía.
En 2003 fue extraditado a España y cinco años después, en el 2008, a Argentina, donde hoy se le dictó sentencia a prisión perpetua.
Afuera del tribunal, familiares de las víctimas, activistas e integrantes de las Madres de la Plaza de Mayo, quienes temían no vivir lo suficiente para ver condenados a los responsables de torturas y desapariciones, celebraron con lágrimas el fallo.
La decisión del tribunal consideró las desapariciones del periodista Rodolfo Walsh, de las monjas francesas Leoni Duquet y Alice Domon, y de la fundadora de las Madres de la Plaza de Mayo, Azucena Villaflor, así como de dos de sus colaboradoras: María Bianco y Esther de Careaga.
Otros condenados a prisión perpetua son Jorge Eduardo Acosta, Adolfo Donda Tigel, Manuel Jacinto García, Oscar Antonio Montes, Alberto Eduardo González, Jorge Carlos Radice, Néstor Omar Savio, Raúl Enrique Scheller, Ernesto Frimón Weber, Julio César Coronel, Ernesto Weber y Antonio Pernías.
Manuel García Tallada recibió 25 años de cárcel.
Juan Carlos Rolón y Pablo García Velazco fueron los únicos absueltos por los jueces, pero permanecerán encarcelados debido a que se les persigue por otras causas de lesa humanidad.