CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Por lo menos un millón de niños migrantes se encuentran en centros de detención de 100 países en el globo –incluyendo México--, donde están separados de sus familiares y no tienen acceso a los servicios de educación, denunció hoy el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés). En México, las autoridades detuvieron a 40 mil 114 migrantes menores de edad el año pasado, 17 mil 619 de los cuales tenían entre 0 y 11 años, y de ellos 2 mil 176 estaban no acompañados, según las cifras oficiales. A cuatro días de arrancar una reunión internacional sobre migración, que tendrá lugar en Puerto Vallarta, Jalisco, la Unicef recordó en un informe que 50 millones de niños se encuentran en tránsito en el mundo y que 28 millones de ellos fueron desplazados por conflictos en sus países de origen. Según la organización, las autoridades identificaron a 100 mil niños no acompañados en la frontera de México y Estados Unidos entre 2015 y 2016. “A lo largo del viaje, el trato a los niños refugiados y migrantes es a menudo indignante. Con demasiada frecuencia, los niños están retenidos en centros de detención, separados de sus familiares, privados de educación, forzados a trabajar en empleos peligrosos o empujados hacia los brazos de los traficantes”, insistió. En septiembre del año pasado, los Estados miembros de la ONU se comprometieron, en la llamada Declaración de Nueva York para Refugiados y Migrantes, a proteger los derechos humanos de las personas en tránsito, “sin importar su condición”. Desde un principio, la Unicef urgió a los gobiernos del mundo a poner los niños en el centro de los debates y reforzar sus sistemas de protección a la niñez, pues ellos son los más vulnerables ante las amenazas que surgen en el camino migratorio y enfrentan grandes retos en el momento de integrarse en los países de destino. La institución insistió en que desde 2014 se documentó la muerte de por lo menos 24 mil migrantes en el camino, aunque se desconoce cuántos de ellos eran niños. De acuerdo con las estimaciones, apenas la mitad de los niños refugiados accede a la escuela primaria en los países de destino, mientras que sólo una cuarta parte llega a la segundaria. “La condición migratoria de un niño nunca debería representar una barrera para acceder a los servicios”, deploró la Unicef. Al llegar a otro país, los niños refugiados suelen enfrentarse además a la xenofobia y al rechazo de las poblaciones locales, lo que desemboca a menudo en vidas en condiciones de pobreza. Si bien la organización acotó que “la tarea de proveer servicios y protección a millones de niños puede parecer intimidante en un primer tiempo”, dio a su informe un tono positivo, y destacó casos de éxito que fueron implementados en el planeta. En Alemania, por ejemplo, donde 400 mil niños provenientes de Afganistán, Eritrea, Irán, Irak y Siria arribaron entre 2015 y 2016 y colapsaron los sistemas de protección internacional, el gobierno puso en marcha iniciativas para mejorar las condiciones de vida en los centros de refugio.