Proponen a los salones de baile como patrimonio cultural

martes, 21 de octubre de 2003 · 01:00
México, D F(apro)- Para algunos pudo ser una locura que Julia Solórzano se lanzara a la aventura de ir hasta Veracruz a buscar a Carmelo Benítez, su pareja de baile en el danzón, pero tenía una fuerte motivación: “El danzón es de dos Hay que bailarlo con la pareja, quien es la otra parte de uno para integrarse en un solo ser y poder bailar Es una relación de vida”, dice la restauradora de bienes culturales Yolanda Santaella López Miembro de la Coordinación Nacional de Restauración del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) desde hace 35 años, recuerda la escena de la película “Danzón”, de María Novaro, interpretada por María Rojo y el propio Carmelo Benítez Evoca cómo el personaje de Julia, una telefonista cuarentona cuya pasión es bailar danzón, extraña a su pareja “porque la necesita para bailar, no es una relación sexual” Y termina encontrándola en el puerto veracruzano Santaella López se ha dedicado a estudiar y bailar el danzón y propone que los salones de baile sean declarados patrimonio cultural En su opinión el danzón es una “alternativa de vida” porque a pesar de tener casi 125 años de existencia sigue vigente, “nunca muere”, y se retroalimenta, incluso, de la música y los bailes nuevos Menciona por ejemplo que la canción “Yesterday”, del famoso cuarteto de Liverpool, Los Beatles, se convirtió en un danzón Y lo mismo sucedió con la canción “Mujeres Divinas”, del compositor mexicano Martín Urrieta, que popularizó el cantante de música ranchera Vicente Fernández “Como patrimonio cultural intangible, el danzón se manifiesta en las habilidades de la ejecución y en la transmisión de esas habilidades de padres a hijos Es intangible, pero se vuelve tangible, aunque efímeramente, cuando se reúnen los bailadores en el salón de baile y se entra en un estado de éxtasis con la música y el baile Es como una danza clásica, como el ballet que tiene sus tiempos y no hay que salirse de ellos” En su trabajo titulado Mi vida por un danzón, presentado en el XXI Simposio Internacional de Conservación del Patrimonio Monumental, Intangible y Tangible, realizado por el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos), en noviembre de 2001, Santaella hace un recuento histórico del danzón desde sus orígenes en Cuba, su llegada a México a finales del siglo XIX, hasta la actualidad Valores históricos Basada en las recomendaciones del Consejo Directivo de la UNESCO sobre la salvaguarda de la cultura tradicional y popular propone que sean declarados patrimonio salones de baile como el México, el Colonia y Los Ángeles El inciso “C” de las “directrices para la creación de un sistema de tesoros humanos vivos” define como artes interpretativas la música, el baile, el drama, el teatro, los ritos, las artes marciales y señala: “El acto mismo de creación no tiene forma física La interpretación y el acto creador son intangibles: están encarnados en la destreza o la técnica de quienes lo realizan” A los valores intangibles Santaella López suma los valores arquitectónicos, artísticos e históricos de algunos de estos salones El México, por ejemplo, fundado el 20 de abril de 1920 como El Marro en la calle de Pensador Mexicano 16, fue decorado por el muralista José Gómez Rosas “El Hotentote” Fue inspirador, además, de la película del mismo nombre filmada por Emilio “Indio” Fernández y de la sinfonía --también homónima-- de Aaron Copland “Aquí se consolidó la regla de no bailar los primeros 16 compases ni ciertos descansos, a media pieza Por desgracia, el salón cerró sus puertas en 1962, fundamentalmente por disposiciones del regente Uruchurtu contra la vida nocturna de la ciudad” Según la especialista, el escritor Armando Ramírez ha sugerido que se coloque una placa en el sitio donde estuvo el salón para conservar la memoria “de cerca de sesenta años de dancing en nuestra ciudad” Uno de los salones que aún subsisten, El Colonia, enfrenta el problema de encontrarse en una zona considerada peligrosa, la colonia Obrera Ubicado en la calle de Manuel M Flores, es el más antiguo y recibe los sobrenombres de “El Cocol”, “El Cocoliso” y “El Colegio” Santaella describe sus valores arquitectónicos de principios del siglo XX: “El salón principal presenta una planta libre con columbras que conforman un amplio espacio para bailar; en el salón posterior sobresale una bella escalera teatral ‘art noveau’ con pasamanos rematado por una escultura; se conserva la barra del bar; en la decoración del edificio predomina la línea recta geometrizante; el plafón también está decorado; el patio conserva unas almenas geométricas” Menciona también El Colegio, donde se toca danzón los miércoles; Los Ángeles, en la calle de Lerdo 206, en la colonia Guerrero, y el California Dancing Club, conocido también como el Califa, abierto en la década de los años cincuenta, uno “de los salones consentidos por la flor y nata del danzón” Santaella López presentó la idea de hacer una declaratoria de estos salones al Icomos mexicano cuando entonces lo presidía el arquitecto Ramón Bonfil Batalla Tiene la intención de recordar esa propuesta al actual presidente, el arquitecto Javier Villalobos Jaramillo “Ojalá se hiciera algo porque el patrimonio arqueológico y colonial está ya protegido y reglamentado y este patrimonio no”, advierte Considera que podría construirse, incluso, un museo para recuperar esa parte de la memoria del país que “no podemos olvidar, sería como negarnos a nosotros mismos” ¿Cuál debe ser el papel de instituciones como el INAH el Conaculta? La respuesta de la investigadora es que a éstas corresponde estudiar, investigar y conservar, por ello deben hacer un registro de los lugares, con fotografías, así como de la música, sus partituras… “Se sabe que Acerina dejó unas partituras cuando tocaba en el Salón México, pero no se sabe dónde están, ese es un trabajo de investigación” En su ponencia relata que en 1927 Acerina entró a la orquesta de Juan de Dios Concha, desde entonces y hasta 1957 fue timbalero del Salón México Al cierre de este lugar, el dueño le entregó el repertorio de danzones que durante 36 años usó Concha, pero se desconoce dónde se encuentra, porque lo que se sabe es que Acerina tocaba sin partitura Los reyes del danzón La conservación del danzón como baile corresponderá a sus ejecutores, quienes deberán preocuparse de no perder la habilidad En su opinión es fundamental que se promueva, además, el baile ortodoxo, “riguroso --si usted quiere--, pero así tiene que ser, porque así lo pide el baile, es por tiempos, no puede ser improvisado” Por fortuna, dice, existen lugares donde se imparten talleres, como el Museo Nacional de Culturas Populares, algunas casas de cultura, escuelas como la de los niños danzoneros de Xochimilco En su trabajo de investigación Santaella López también destaca la labor de las danzoneras como la del cubano Acerina; La Playa a la cual considera como “la reina de las danzoneras” y que bien “podría nombrarse patrimonio cultural viviente”; la de Felipe Urbán, “El príncipe del danzón”; la México y la Dimas, famosa por su interpretación al danzón “Nereidas”, compuesto por Amador Pérez Dimas Subraya la restauradora: “Es nuestra responsabilidad preservar, registrar, grabar y recuperar el aspecto material del patrimonio intangible, sin divorcio entre lo intangible y lo tangible, visto este patrimonio integralmente” --¿La están apoyando en su propuesta? --No, yo fui la única ‘loquita’ Se me ocurrió y recién que entré a Icomos hice la propuesta, pero ya ve que hay diferentes intereses y luego se concentran mucho en el patrimonio histórico Esto de los salones se sale un poco de la tónica, es como los mercados, los cementerios, los cines Lamenta que mucho de ese patrimonio se esté perdiendo y, como en el caso de los cines, se cambien por construcciones modernas y semejantes en todas las cadenas “Es una manera de homogeneizar la cultura, ajena a la nuestra Ese es el temor, que todo eso nos llega a avasallar, nos hace parejos, achata nuestro modo de ser, nuestra personalidad”, concluye

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