Zapata en el imaginario artístico y popular

sábado, 7 de diciembre de 2019 · 11:16
CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).- Montando en un brioso caballo, posando de pie con gallardía, en su féretro frente a sus partidarios, vestido de charro o con calzón de manta como campesino, suplantado por Lucio Cabañas, representado por Marlon Brando o Speedy González, o haciendo labores del hogar: las imágenes posibles de Emiliano Zapata no tienen límite. Diríase que cada artista, realizador, grupo o persona tiene su propio Zapata o existen tantos Zapatas como apropiaciones e interpretaciones artísticas y culturales puedan darse, desde el origen del héroe hasta nuestros días, a cien años de su asesinato en la Hacienda de Chinameca y A 140 años de su nacimiento en Anenecuilco, Morelos. En el Museo del Palacio de Bellas Artes se exhibe desde el 27 de noviembre pasado, una selección de 140 obras de arte que dan cuenta de esa multiplicidad de interpretaciones, bajo el título Emiliano. Zapata después de Zapata. Son piezas de pintores como Diego Rivera, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, Arnold Belkin, Miguel Covarrubias, María Izquierdo; los grabadores José Guadalupe Posada, Leopoldo Méndez; los fotógrafos Agustín Víctor Casasola, Antonio Garduño, Graciela Iturbide; y caricaturistas como Ernesto García Cabral. Para el historiador Javier Garciadiego, exdirector del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM) y expresidente de El Colegio de México, Zapata no sólo es uno de los grandes personajes míticos de la Revolución Mexicana, sino uno de los mejor tratados por el imaginario popular: “Ha gozado de enorme respeto a lo largo de los decenios”. Entrevistado en agosto pasado con motivo del encuentro académico “Zapata en el Arte”, realizado en El Colegio Nacional con motivo del centenario del asesinato del líder revolucionario, Garciadiego considera que en el origen del mito que lo rodea está la forma de su muerte, pues desde el momento mismo en el cual ocurrió, trascendió a la posteridad. Y han influido otros factores, entre ellos la forma en la cual ha sido plasmado por el arte plástico. Menos por la literatura que impulso más la figura de Pancho Villa con escritores como Martín Luis Guzmán (autor de sus memorias), Rafael F. Muñoz (Vámonos con Pancho Villa) y Nellie Campobello (Cartucho). Zapata no generó tanta literatura. Menciona entre los casos excepcionales El compadre Mendoza, de Mauricio Magdaleno, novela cumbre de dicho autor de la cual José Revueltas hizo un guion cinematográfico que “nunca se convirtió en película”. En cambio, sigue el historiador especialista, Zapata supera a Villa en la plástica pues “todos los grandes pintores, de Diego Rivera a Gironella --padre e hijo-- lo han retratado”. En su opinión, una de las mejores maneras en la cual está plasmado en el arte es el Paisaje Zapatista, una de las obras cubistas de Rivera, que ha dado pie a todo un debate acerca de si fue imitada por Pablo Picasso en Hombre apoyado en la mesa. El curador de la muestra en el Palacio de bellas Artes, el historiador del arte Luis Vargas Santiago, especialista del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), comenta en un recorrido para la prensa que Rivera pintó al prócer más de 50 veces, en obras tanto muralísticas como de caballete, y con ello construyó su pasado y su propio mito como artista revolucionario. En la oficialidad la muestra en el Palacio de Bellas Artes se plantea revisar el recorrido de Emiliano Zapata desde su conversión en líder de campesinos que luchan por la tierra, hasta su invención y reinvención como símbolo y bandera de luchas sociales, raciales y activismos contemporáneos como el feminismo. Si bien, a decir de Garciadiego, es difícil relacionar la imagen de Zapata vestido de charro y con bigote con el feminismo. Considera que en la Revolución mexicana no hay propiamente líderes que pudieran vincularse a esos movimientos e incluso un personaje como Carmen Serdán no se ha convertido en un emblema, no es tan conocida porque su participación en las vísperas del levantamiento armado en Puebla, fue en apoyo a sus hermanos. Pero hay en las últimas secciones de la exhibición interpretaciones distintas a las tradicionales que ensalzan la masculinidad como charro del llamado Caudillo del Sur: Vestido de traje y corbata, por ejemplo. O con su traje típico, carrilleras y sombrero, pero con mandil, detergente y escoba en las manos, presto para las labores “propias del hogar”. Está por igual el autorretrato del pintor coahuilensense Julio Galán, quien vestido de charro y con el rostro maquillado exhibió abiertamente su homosexualidad. El conjunto de obras (que incluye pinturas, dibujos, esculturas, grabados, fotografías, además de documentos y publicaciones como Ypiranga, El Ahuizote y El Atila del Sur) está organizado en cuatro secciones:
  • “El líder campesino”, donde se presentan caricaturas críticas hacia
Zapata y la forma en la cual se va construyendo su imagen como revolucionario.
  • La segunda es “Fabricación del héroe de la nación”, que describe
cómo los artistas Siqueiros, Fermín Revueltas y Rivera, entre otros, contribuyeron a formar, a través de sus obras, la imagen de un líder nacionalista y socialista del cual se apropiaron las diferentes fuerzas políticas del país, independientemente de su ideología. Sobre todo, fue utilizada en el periodo postrevolucionario porque la urgencia era pacificar al país. El curador destacó, por ejemplo, que cada presidente de la República rindió tributo al héroe, al margen de los ideales que defendió, y asistieron puntualmente, cada año, a conmemorar su nacimiento o asesinato. E hizo notar que Andrés Manuel López Obrador es el primer presidente que no lo hizo. Vale recordar que luego de que anunciara un programa de actividades conmemorativo del centenario de su muerte, tuvo discrepancias con sus descendientes por el tema de la termoeléctrica en el estado de Morelos.
  • “Imágenes migrantes” es el tercer apartado en el cual se da cuenta de
la trascendencia de Zapata en territorio estadunidense, donde su figura fue reinterpretada de diversas formas durante la Guerra Fría o el movimiento chicano. Es aquí donde se incluye la obra en la cual se ve al famoso ratón de las caricaturas Speedy González, en cuyo sombrero está el rostro del dirigente. Se pueden ver en esta sección fragmentos de la película Viva Zapata, del director Elia Kazan, con guion de John Steinbeck, en la cual el personaje es interpretado por el actor estadounidense Marlon Brando, que --contó el curador-- debió ser maquillado en extremo para aparecer como moreno, pero así lo prefirieron los realizadores, quienes no aceptaron como posible intérprete a Pedro Armendáriz.
  • Cierra el apartado “Otras revoluciones”, que permite ver cómo
movimientos sociales actuales, como el de la búsqueda de los 43 jóvenes desaparecidos en Ayotzinapa, se apropian de la figura de Zapata. Y lo mismo hay fotografías sobre el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y su levantamiento del 1º de enero de 1994. El curador relató que irónicamente al presidente Carlos Salinas de Gortari, que trató de ensalzar la figura de Zapata (aunque fue él quien dio la puntilla al artículo 27 Constitucional que permitió la privatización de los ejidos), y tiene un hijo con el nombre de Emiliano (vinculado a la empresa de Keith Raniere, fundador de la secta NXIVM), le estalló el levantamiento neozapatista y entonces se quiso opacar la figura del prócer. Entró entonces en una suerte de sombras para los gobiernos de derecha de Vicente Fox y Felipe Calderón, a quien correspondió celebrar el inicio de la Revolución mexicana y optó por un desfile espectacular, criticado en su momento por ser efímero y costoso. Hasta ahora se comienza a recuperar su imagen en el medio oficial. En contraste con las imágenes de los movimientos sociales contemporáneos, se muestran imágenes de la serie Ricas y famosas de la fotógrafa Daniella Rossell, que consistió en retratar a mujeres adineradas en sus casas, ostentando su riqueza, una de ellas es una joven, montada en una silla de caballo y en la pared de su casa está Zapata, que en el imaginario popular representa la igualdad social. Nace el mito Abierta al público hasta el 16 de febrero próximo en las salas Nacional y Diego Rivera del Palacio de Bellas Artes (Avenida Juárez y Eje Central Lázaro Cárdenas, Centro Histórico), la exposición incluye algunas imágenes fotográficas y pinturas del momento de la muerte de Zapata. El curador Vargas Santiago señala que ahí comenzó la creación del héroe y del mito porque la gente que lo seguía no aceptó que se tratara del dirigente debido a que su rostro ya presentaba evidencias de hinchazón. Se comenzó a decir que no correspondía a sus características físicas. Garciadiego lo ha señalado también: Zapata pasa a ser un mito al morir por la forma en la cual muere: Es emboscado por el general Jesús Guajardo en la Hacienda de Chinameca, cuando su movimiento estaba en declive. En la exposición hay algunos grabados de Leopoldo Méndez que recrean la escena. En opinión del historiador, sin embargo, no es justo ver a Zapata simplemente como la víctima de un engaño, puesto que no fue un hombre ingenuo, por el contrario, era “muy agudo, precavido y había sobrevivido en condiciones muy difíciles durante nueve años de lucha, más los previos del porfiriato”. Pero el movimiento ya estaba en declive, necesitaba dinero, armas, municiones y soldados. Además, añade, buscaba alianzas para enfrentar al carrancismo y envía emisarios con Villa y Saturnino Cedillo, pero también con Higinio Aguilar y Juan Andrew Almazán. Se acerca también al entonces gobernador de Puebla, el carrancista Cesáreo Castro, y a Álvaro Obregón, quien está tratando de ser un candidato independiente y por tanto está desligándose del carrancismo. Zapata había perdido el control de Morelos desde 1916 y hubo varias defecciones, calificadas por el líder como traición, había un deterioro del zapatismo. Entonces, ¿por qué va a Chinameca en condiciones tan frágiles?, se pregunta, y responde que en la víspera se había reunido en Jonacatepec con Guajardo, quien le dio algunas armas y le prometió darle más al día siguiente si iba a Chinameca. Así lo hace el jueves 10 de abril de 1919, cuando es emboscado y asesinado. “Ahí se inició el mito. Guajardo ganó 50 mil pesos y el ascenso a general, Zapata ganó la gloria, contra eso no hay argumento.” Y enfatiza: “Realmente esa muerte glorificó a Zapata, nos olvidamos ya de que el movimiento estaba en crisis y pasó a ser una leyenda nacional y así va a ser siempre”.

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