La resistencia plástica ante la violencia mexicana, en París

martes, 20 de marzo de 2012 · 13:43
“Resisting the Present” es el título de la exposición de una generación novel de 24 artistas mexicanos en el Museo de Arte Moderno de la capital francesa, “burla agria de la mercantilización del arte que refleja obviamente la violencia que sacude y enluta a México”, según explican las curadoras a Proceso durante el recorrido de la muestra. Instalaciones, dibujos, diseños, fotografías, collages, se unen a una exhibición paralela y complementaria de tres mexicanos –Carlos Reygadas, Natalia Almada y Edgardo Aragón–, así como un documental sobre narcotráfico (prohibido en México) del italiano Gianfranco Rosi. PARÍS (Proceso).- Es imposible salir ileso de Resisting the Present, Mexico 2000-2012, apasionante exposición colectiva de jóvenes artistas mexicanos que se inauguró el pasado 8 de marzo en el Musée d’Art Moderne de la Ville de París. La instalación que abre la muestra da la pauta. Representa un inmenso portal blanco cuya parte superior parece haber sido acribillada. Las brechas abiertas por las armas dibujan letras y cifras: USD 50,000. El titulo enfatiza: No hay artista joven que resista un cañonazo de 50,000 dólares. “Esa obra del colectivo Tercerunquinto de Monterrey fue creada in situ –precisa Ángeles Alonso Espinosa, curadora mexicana de la muestra junto con Angeline Scherf, su alter ego francesa–. Además de su burla agria de la mercantilización del arte, refleja obviamente la violencia que sacude y enluta a México.” Agrega: “Ese colectivo, fundado en 1996, está integrado por Julio Carreón Castro, Gabriel Cázares Salas y Rolando Flores Tovar. Los tres nacieron después de 1975, al igual que la mayoría de los artistas que presentamos ahora en París. Nuestra ambición es dar a conocer en Francia la nueva escena plástica mexicana, la generación que sigue a la de Gabriel Orozco, Gabriel Kuri, Abraham Cruzvillegas, Damián Ortega, Dr. Lakra o Teresa Margolles. Tuvimos que limitarnos a veinticuatro creadores y por lo tanto nuestra muestra dista de ser exhaustiva, pero es densa.” Densa y explosiva. Instalaciones, dibujos, diseños, fotografías, collages, películas y videos –todos de excelente nivel– se codean, dialogan perfectamente entre sí, interpelan al visitante obligándolo a sumergirse en la cruda realidad del México de hoy, a sentirla, palparla, sufrirla, pensarla, y a reflexionar, mas allá de ella, sobre lo que significa pertenecer a un mundo globalizado en el siglo XXI. No se trata sin embargo de trabajos cerebrales o panfletarios. Son obras eminentemente artísticas inervadas por las tensiones estridentes de nuestra época: en primera instancia la violencia de los políticos, del narcotráfico, de las sociedades deshumanizadas (Ilán Lieberman, Edgardo Aragón, Natalia Almada, Gianfranco Rosi, Byrol Jiménez), pero también la violencia del pensamiento único y de sus estereotipos (Jonathan Hernández), la violencia de la confiscación y de la manipulación de la historia, de los símbolos y de los mitos nacionales (Marcela Armas, Diego Berruecos, Mariana Castillo Debal). Y por ende la violencia de las fronteras infranqueables y mortíferas (Minerva Cuevas). Al recorrer la exposición con la corresponsal, en víspera de la apertura, Ángeles Alonso relata: “Todos estos artistas surgieron en escenas alternativas que ellos mismos crearon. Muchos hoy tienen reconocimiento nacional e internacional, pero siguen trabajando como siempre lo hicieron: intervienen directamente en los espacios, se apropian de ellos, los transforman para cuestionar el mundo en el que viven y comunicar directamente con los demás. Otra característica de esa generación: su empeño en rescatar todo lo que ha sido marginado, excluido, menospreciado por los discursos oficiales: institucionales, políticos, económicos. Es su manera de interrogar a nuestra época.” Mientras más habla la curadora mexicana de Resisting the Present, más se apasiona. Esa exposición le importa. Le dedicó tres años enteros y recuerda aún con escalofríos la cancelación del Año de México en Francia (2011) a raíz del enfrentamiento entre Nicolas Sarkozy y Felipe Calderón que politizaron el caso de Florence Cassez. “Estuvo a punto de echarse a perder todo nuestro proyecto franco-mexicano”, suspira. Ese proyecto nació en 2009 con el encuentro de Ángeles Alonso Espinosa, curadora del Museo Amparo de Puebla, con Angeline Scherf, su homóloga en el Musée d’Art Moderne (MAM) de la Ville de París. Cuenta Ángeles Alonso: “Fue el MAM que tomó la iniciativa. Angeline Scherf lleva años siguiendo de cerca la creación artística mexicana. En 1993 invitó a Gabriel Orozco a participar en una muestra colectiva, y en 1998 organizó su primera gran exposición individual en Francia. Cuando nos conocimos, Angeline me manifestó su deseo de volver a abrir la puerta del MAM a la escena mexicana cruzando su mirada con la de una curadora mexicana. Su meta era organizar una exposición que se presentaría sucesivamente en París, en el marco del Año de México en Francia, y luego en Puebla en el Museo Amparo.” La política trastornó los planes. Se anuló la muestra de París. Resisting the Present tuvo entonces que exhibirse primero en México del 15 de octubre de 2011 al pasado 15 de enero. Finalmente pudo llegar a la Ciudad Luz donde se presentará durante cinco meses, hasta el próximo 19 de agosto.   Los filmes   Vuelta extraña del destino: se inauguró el día mismo en que la se publicaron en Francia las conclusiones de la investigación del juez Arturo Zaldívar, presidente de la Suprema Corte de México, quien recomienda liberar a Florence Cassez. “Si bien son los mismos artistas los que participan en ambas muestras, varios de ellos exponen obras distintas ya que tanto en Puebla como en París optaron por trabajar in situ”, puntualiza Angeline Scherf al reincorporarse a la entrevista. Otra diferencia entre ambas muestras: la presencia en las salas mismas del MAM de cuatro cineastas, tres mexicanos –Carlos Reygadas, Natalia Almada y Edgardo Aragón– y un italiano, Gianfranco Rosi. Resalta Angeline Scherf: “En Puebla las películas se presentaban aparte, en París decidimos incluirlas en la muestra porque nos parece capital que el público francés entienda hasta qué punto el cine mexicano, de altísimo nivel artístico, refleja la realidad del país, está arraigado en ella y al mismo tiempo la transciende.” Después de pasar por el portal acribillado de Tercerunquinto, es preciso subir una amplia escalera que desemboca en la sala más espectacular del MAM, totalmente dedicada a la obra maestra de Raoul Dufy, Hada Electricidad (1937), un inmenso mural policromático que cuenta el origen de la electricidad y lo que brinda a la humanidad. En la pared izquierda que bordea la escalera se exhibe otro mural, que no desmerita ante el de Dufy. Se trata de Modeling Standard de Jorge Satorre y Erick Beltrán, artistas que viven y trabajan en el D.F. y Barcelona y que concibieron un mosaico desmedido integrado por decenas y decenas de viñetas dibujadas en blanco y negro. Cuenta Ángeles Alonso: “En esa obra Satorre y Beltrán se inspiran en el concepto de micro-historia elaborado por Carlo Ginzburg en los años 1970 y de otro concepto de física llamado modelo estándar que describe las interacciones entre las partículas elementales que constituyen la materia. Partiendo de estos dos ángulos cuestionan los sistemas establecidos y las formas de pensar dominantes, insistiendo sobre el valor del conocimiento informal y de la historia transmitida por la tradición oral.” Satorre y Beltrán lo hacen con un humor corrosivo. Las viñetas son caricaturas acompañadas por textos que cuentan una delirante novela policíaca en la que “interactúan” Sigmund Freud, el mismo Carlo Ginzburg, Arthur Conan Doyle y sobre todo Fantomas que, según los artistas, es la metáfora de la “hipocresía de Occidente”. Después de esa “introducción” iconoclasta el visitante se topa con tres obras insólitas expuestas en una ligera penumbra. La primera es un gran hueso pintado de verde, blanco y rojo, presentado con solemnidad en una vitrina e identificado como Fémur de elefante mexicano. “Jonathan Hernández se burla de la identidad nacional mexicana al igual que de todos los discursos basados en ese concepto ideológico. En México no existen elefantes, como tampoco existe una identidad nacional homogénea. Sólo prevalece la complejidad”, dictamina Ángeles Alonso antes de agregar: “Fémur de elefante es también un guiño de ojo a dos obras famosas del artista belga Marcel Broodthaers: Fémur de hombre belga (1964) y Fémur de mujer francesa (1965).” La segunda obra es la película Serenghetti (2009), de Carlos Reygadas, un partido de futbol improvisado en Tepoztlán entre dos equipos femeninos. “A Reygadas le gusta presentar su película para romper con el mito de ese deporte de machos”, confía divertida Angeline Scherf. La tercera obra es de una poesía infinita y lúgubre. Se llama Papalotes Negros (Ave de Mal Aguero), está firmada por Arturo Hernández Alcázar. Unos 250 papalotes de plástico teñido de negro con un pigmento que les da una pátina especial, muy inquietante, están suspendidos en el espacio y atados con cuerdas a piedras dispuestas en el suelo. Su número, la densidad del negro, la fuerza de evocación de las cuerdas y de las piedras crean un profundo malestar. Generan la misma angustia agobiante que los cuervos de la película Los pájaros, de Alfred Hitchcock. “Recogí parte de las piedras entre las ruinas de un edificio que se derrumbó enfrente de mi casa, encontré las otras caminando por el D.F. Me importan las piedras como símbolos: hablan del desmoronamiento del sistema. Las piedras son también las únicas armas de las que dispone tanta gente que lucha en el mundo para defenderse contra toda forma de opresión. Pienso en México pero también en los palestinos”, cuenta Arturo Hernández a la reportera. Simbólico también es para el artista el pigmento negro que usó para oscurecer sus papalotes. “Está hecho a base de residuo de hidrocarburo. Es petróleo en su último estado útil. Después de esa transformación ya no valdrá nada…” El día de la apertura de la muestra para la prensa, los reporteros quedaron profundamente perturbados por el trabajo de Hernández Alcázar y también por el gigantesco retablo escalofriante de Bayrol Jiménez, dibujante oaxaqueño de escasos 28 años y de un talento vertiginoso.   Las garras imperiales   Bayrol Jiménez pasó más de un mes en el MAM para crear su obra in situ. Resulta sumamente difícil describir esa pesadilla descomunal roja y azul, visión alucinada del México de hoy dibujada sobre una decena de grandes paneles de papel blanco, pero que desborda en los muros del MAM, chorrea en el piso, atraviesa la sala para invadir otro muro. En la parte superior del retablo el águila imperial estadunidense azul, enorme, monstruosa, tiene entre sus garras una serpiente mexicana roja que blande una Kalachnikov. A la izquierda Benito Juárez erguido con el rostro tapado por el símbolo de los masones señala, impotente, al águila. Debajo de estos símbolos desfigurados se mueven, se persiguen, se enfrentan, se matan numerosos personajes históricos y contemporáneos, irrisorios y crueles, dibujados con vitriol. Entre ellos destacan un Porfirio Díaz caricatura, un hombre decapitado sentado en la silla presidencial cuya silueta recuerda la de Felipe Calderón, altos prelados y altos mandos policiacos crueles y grotescos. ¿Acaso uno de ellos no sería Genaro García Luna? Por doquier militares, policías, narcotraficantes torturan y asesinan con hachas, metralletas, cuchillos… Titulo de la obra: Maldito. La muerte está también omnipresente en el video La Marcha de las Calaveras, filmado en México por Alejandro Jodorowsky. “Ese video no estaba en la exposición de Puebla porque Jodorowsky sólo acabó de montarlo hace algunos días. Nos pareció importante incluir a Jodo (como le dicen sus amigos y seguidores,) en esa muestra dedicada a jóvenes artistas mexicanos. México lo inspiró y lo inspira tanto como él inspiró y sigue inspirando a artistas mexicanos de todas las generaciones. Su obra polifacética tiene algo tan absolutamente intemporal que decidimos rendirle homenaje en la muestra”, enfatiza Ángeles Alonso. Según cuenta la curadora, La Marcha de las Calaveras fue un acto de psicomagia que Jodorowsky realizó en las calles de México el pasado 27 de noviembre. “Lo invitaron para tratar de sanar a la población civil de toda la muerte que la ahoga”, confía. El video de cuatro minutos reseña esa marcha surrealista, lúdica y grave al mismo tiempo de varios centenares de personas disfrazadas de calaveras que parten de la Alameda, pasan por Bellas Artes y emprenden camino para llegar a la Plaza Garibaldi. La desaparición es el tema de Niño Perdido, una obra delicada y lacerante realizada por Ilán Lieberman entre 2005 y 2009. Es una serie de cien minúsculos retratos hechos con lápiz al estilo de dibujos antiguos. Todos son réplicas exactas de anuncios publicados en el diario Metro del D.F. sobre niños desaparecidos. Debajo de cada retrato aparecen los datos escuetos que sus familias dieron al periódico. Una lupa permite apreciar la minuciosidad del trabajo y dar más presencia a estos rostros a menudo borrosos. “Ilán Lieberman se demoró más de tres años para realizar ese archivo de pequeñas vidas olvidadas. Su obra es a la vez documento, memorial, información. Funge como compendio de notas pre-necrológicas de desaparecidos que jamás podrán ser encontrados. Es el eco de lo que pasa en México”, observa Ángeles Alonso. El archivo está también en el centro de la obra y de la preocupación de Juan Pablo Macías, cuya instalación Biblioteca de Anarquismo y Anarquistas es sobria, misteriosa y áspera. Unos doscientos libros encuadernados con lija negra están guardados horizontalmente en estantes discretos. Al contrario de lo que pasa con las demás obras, está permitido tocar los libros, abrirlos y hojearlos. Son copias de volúmenes casi imposibles de encontrar en librerías que Juan Pablo Macías bajó de internet en los dos últimos años. Bibioteca de Anarquismo y Anarquistas es una “ramificacion” de un proyecto sumamente interesante. Según cuenta Macías a la reportera, en 1978 Ricardo Mestre Ventura, veterano anarquista de la guerra de España, fundó en México la Biblioteca Social Reconstruir que contaba con un acervo de 5,000 libros, mil de los cuales estaban exclusivamente relacionados con el anarquismo en México y el mundo. En 2009 fue cerrada la biblioteca porque sus responsables no alcanzaban a pagar la renta del local. Se lograron salvar los libros que fueron encerrados en cajas y guardados en un pequeño departamento del centro de la ciudad donde siguen presos. La meta de Juan Pablo Macías y de compañeros suyos es poder ofrecerles de nuevo una biblioteca digna de ese nombre, abierta a todos. Y también de ampliar el acervo. Cuenta: “Microsoft y Google tienen un programa de digitalización de volúmenes de universidades estadunidenses. Son para consulta interna y sólo se puede tener acceso a ellos con un password. Pero por alguna misteriosa razón algunos han sido ‘liberados’. Son estos libros que bajé, copié, encuaderné y que expongo ahora en París, después de haberlos expuestos en la Galería Casa Blanca y en Zona Maco en el D.F.” Agrega: “Lo que más me eriza de ese asunto es que aunque muchos de estos libros sobre anarquismo ya no cuenten con copyrights, esas empresas y universidades de Estados Unidos tienen derechos sobre el archivo digital. Y me pone los pelos de punta ver cómo la piel de los libros, sus páginas, están marcadas con sellos de propiedad privada, de propiedad estatal, de sistemas de clasificación y con los mismos logotipos de Google y Microsoft… Es una manera de confiscar la memoria del anarquismo, de encerrarla en instituciones para despolitizarla, desamortiguarla.” Juan Pablo Macías, que vive entre México e Italia, expone su trabajo sobre la Biblioteca Social Reconstruir en el Studio Gennai de Pisa desde el pasado 3 de marzo, y se apresta a presentarlo también en la Galeria Kunstraum de Munich. Su meta: “Desviar fondos del mundo del arte para poder reabrir la Biblioteca Social Reconstruir.” Las máquinas están en el centro del trabajo actual de Marcela Armas. En un muro blanco unos engranajes metálicos dibujan el mapa de México al revés. Estados Unidos se encuentra al sur del país. Un sistema electrónico acciona los engranajes que lubrica cierta cantidad de petróleo. Pero éste escapa al control y empieza a chorrear, atraviesa México y se derrama en Estados Unidos. La metáfora es clara y la obra turbadora: frialdad del metal, obstinación de la máquina que nada parece poder parar, y locura del petróleo que escurre irremediablemente. En una salita oscura se puede ver Velador, documental de Natalia Almada sobre la vida cotidiana en el aberrante panteón de los narcotraficantes en Culiacán (Proceso 1801 y 1826) y El Sicario, Room 164, documental de Gianfranco Rosi (Proceso 1788), “todavía prohibido en México”, insiste Angeline Scherf . Hubiera sido interesante ver la reacción de Carlos de Icaza, embajador de México en Francia, invitado a la inauguración de la muestra, ante el documental censurado de Gianfranco Rosi y tantas otras obras virulentas que reflejan el derrumbe social y político de Mexico. Pero su agenda “sobrecargada” salvó al diplomático de una situación sumamente incómoda: canceló su participación en víspera de la ceremonia oficial. Última pregunta a Angeline Scherf y Ángeles Alonso: –¿Por qué ese titulo Resisting the Present? Ambas se refieren al texto que escribieron en el denso catálogo de la exposición. En él citan al filosofo francés Gilles Deleuze, quien afirmó: “Todo acto de resistencia no es necesariamente una obra de arte aunque, de cierta forma, lo es. Toda forma de arte no es acto de resistencia, y por lo tanto, de cierta forma, lo es”. Imposible resistir a la tentación de citar uno de los psicoproverbios de Alejandro Jodorowsky que se proyectan en una pared de la muestra: “No gana el más fuerte sino el que más resiste. El yunque sobrevive al martillo.”

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