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Puebla se iluminó con el Grand Prix de Futbol para Ciegos

Por primera vez en la historia, el Grand Prix Mundial de Futbol para Ciegos no se llevó a cabo en Tokio, como las tres ediciones anteriores. En esta ocasión Puebla fungió como sede de uno de los torneos más importantes del balompié adaptado a nivel mundial. 
sábado, 13 de agosto de 2022 · 17:28

Organizar la cuarta edición del Grand Prix Mundial de Futbol para Ciegos en Puebla fue un gran triunfo, asegura Raúl Ignacio Ortiz Tello, entrenador del seleccionado nacional de la categoría. El torneo, que anteriormente se jugó en Tokio, ahora se llevó a cabo del 2 al 7 de agosto en La Madriguera de Puebla, la única cancha de su tipo en el país. El técnico y sus jugadores hablan de las adversidades en el campo, pero sobre todo de sus batallas contra la burocracia.

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Por primera vez en la historia, el Grand Prix Mundial de Futbol para Ciegos no se llevó a cabo en Tokio, como las tres ediciones anteriores. En esta ocasión Puebla fungió como sede de uno de los torneos más importantes del balompié adaptado a nivel mundial. 

La justa se inició el martes 2 y culmina este domingo 7, y está avalada por la Federación Internacional de Deportes para Ciegos (IBSA). En esta competencia, la Selección Mexicana de Futbol para Ciegos y Débiles Visuales compitió contra algunos de los mejores combinados nacionales de la categoría (Argentina, Brasil, Costa Rica e India) para conseguir su boleto directo para el Campeonato Mundial 2023 de la especialidad que se llevará a cabo en Birmingham, Inglaterra. 

El camino que México ha transitado para posicionarse como uno de los mejores combinados en el continente americano no ha sido sencillo.

La elección de Puebla como sede de uno de los eventos más importantes de deporte adaptado se dio de una forma un tanto inesperada. Raúl Ignacio Ortiz Mello –director técnico del equipo para ciegos y débiles visuales Topos Puebla F.C., desde 2010 y del cuadro nacional de la categoría desde 2017– comenta a Proceso que “este sueño” se inició con un acercamiento con la IBSA para postular a Puebla a fin de albergar la Copa América 2022. La federación decidió otorgar la sede a Córdoba, Argentina. 

“No nos eligen, pero el pasado abril recibí una llamada de IBSA y me agradecieron por la postulación de México, pues nunca se han hecho eventos internacionales aquí; se mostraron entusiasmados. De la nada me vuelven a buscar de IBSA para preguntarme si todavía existía el interés e intención por albergar algún evento. Me explicaron que por primera vez iban a buscar que el Grand Prix saliera de Tokio y preguntaron si estábamos listos para recibir un evento de tal magnitud. 

“Por supuesto les dije que sí. El Grand Prix es de los torneos más importantes en el deporte adaptado, sólo por detrás de la Copa del Mundo y de los Juegos Olímpicos”, explica Ortiz Mello.

La Madriguera

Todo el torneo se jugó en la única cancha de futbol para ciegos que tiene México, conocida como La Madriguera, perteneciente a la escuadra de Topos de Puebla. 

Relata que cuando el proyecto de ese equipo se inició en 2010 con él y con Jorge Lanzagorta, a quien conoció en la Universidad Iberoamericana de Puebla, no contaban con un lugar en específico para entrenar, por lo cual buscaban diferentes espacios para poder organizarse.

“Hacíamos coperachas para rentar canchitas. Cuando el equipo de Topos se fue formalizando, tocamos algunas puertas y nos acercamos con gente para que nos ayudara; por fortuna nunca faltaron. Como nómadas íbamos cambiando de sitio en sitio, en algún momento nos acercamos con el gobierno de Puebla.”

Ya había sido electo Miguel Barbosa, quien aceptó apoyar el proyecto con la condición de que la cancha llevara su nombre y los colores de Morena, el partido que lo llevó a la gubernatura. “Le dimos las gracias, pero no íbamos a dejar de lado nuestra identidad; no somos mercenarios”, dice Ortiz Mello. 

“Ahora ya tenemos nuestro hogar: La Madriguera; es la única cancha de futbol para ciegos con la que cuenta México; tiene la infraestructura adecuada para jugar. Muchas otras canchas para eventos como lo son los Paranacionales son montadas”. La casa de los Topos fue inaugurada en noviembre de 2021. 

La intención es tener en algún momento dos canchas y un edificio que cuente con un gimnasio adaptado, un salón de usos múltiples, una sala de conferencias, una cafetería, gradas y vestidores. El técnico del Tri espera que el Grand Prix ayude a que más gente se sume al futbol para ciegos y esto pueda ser replicable en más sitios.

Ortiz Mello recuerda cómo fue su primera vez como entrenador de un equipo de futbol adaptado: “Jamás olvidaré el primer día que entrenamos y les puse a hacer un estiramiento, y les dije: ‘Todos para abajo’, algo que es común en los entrenamientos de futbol convencional, cuando quieren que tus manos vayan directo a tus tobillos para poder estirar. 

“Aquí fue algo completamente diferente. Después de la indicación tenía a jugadores acostados boca abajo y otros boca arriba. Les pregunté qué estaban haciendo; me contestaron que yo les había dicho que ‘todos para abajo’. 

“Desde ese instante me di cuenta de que no sólo se trata de dirigirlos, sino también de mejorar la forma en que debo expresarme para comunicarme mejor. No es nada complicado, sólo hay que adaptar los ejercicios a su condición.”

Contra la burocracia

El técnico Ortiz Mello menciona que por aquellos años no existía un manual, sino que fue completamente empírico; poco a poco han elaborado una guía para las nuevas generaciones. Aclara que cuando se es ajeno al mundo de la discapacidad, las cosas parecen complicadas, pero al final son personas y hay que tratarlas como tales.

En todo caso, dice, una de las adversidades y complicaciones ha sido la falta de apoyo. Para las concentraciones regulares en el Centro Paralímpico Mexicano, en la Ciudad de México –que intenta llevar a cabo una vez al mes con una duración de una semana o un fin de semana–, los jugadores se encuentran con obstáculos y justificaciones por parte de los institutos del deporte de sus estados, cuyos directivos en ocasiones no les brindan los medios económicos para acudir a las concentraciones.

Les dicen: si quieren apoyo para costear la concentración, necesitan mandar un oficio de la concentración con dos meses de anticipación. Hacerlo de esa manera es casi imposible porque, dice Ortiz Mello, “hacemos las convocatorias con un mes de antelación. Si el jugador no manda el oficio, los institutos se lavan las manos diciendo que no se mandó a tiempo y por ello no pasa el recurso”. 

La situación es muy crítica, es algo que los chicos viven de manera cotidiana. “Y, al no contar con ese apoyo, pues terminan costeando sus viajes”.

Respecto a las becas por parte de la Conade, explica que todos –jugadores y cuerpo técnico– reciben una. Aunque menciona que desconoce si se les paga a tiempo: en su caso, aclara que no ha recibido ni un peso desde enero pasado. 

Sobre las exigencias hacia la selección, el director técnico nacional deja claro que van a depender del apoyo que se brinde a los jugadores. “Por ejemplo, no sé qué esperar si salimos campeones de este torneo, porque cuando regresamos de Lima 2019 con la medalla de bronce (Brasil fue oro y Argentina fue plata), pensamos que se abrirían más puertas y mejorarían los apoyos. No fue así”. 

Añade que tanto la Federación de Deporte para Ciegos y Débiles Visuales como la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) les han dicho que no los van a apoyar si no ganan. 

“Pero necesitamos que nos apoyen para ganar, porque ¿cómo voy a hacer bien si no tengo la infraestructura o el material? Recientemente nos acercamos a la Conade para solicitar para el Gran Prix a dos auxiliares técnicos. Nos dijeron que no, que solamente podía ir el entrenador, el guía y el doctor o fisioterapeuta, uno u otro, más gente no porque sale muy caro. Desde ahí te das cuenta de la diferencia con otros países. No exigimos una cancha o que nos den balones cada dos meses.”

A pesar de todo, de acuerdo con el ranking mundial de futbol 5 publicado por la IBSA en enero de 2022, México se posiciona como la decimotercera selección de 46. Argentina ocupa el primer lugar, España el segundo, Brasil es tercero, Japón es cuarto y China es quinto.

Ortiz Tello. Perseverancia. Foto: Facebook Raúl Ortiz

La primera vez que México participó como selección en una competencia oficial fue en los Parapanamericanos Guadalajara 2011, en donde obtuvo el cuarto lugar. A esto hay que sumar que el Tri cuenta con una medalla de bronce que consiguió en la Copa América de Sao Paulo 2019, el mismo metal que conquistó en los Juegos Parapanamericanos de Lima 2019 y Toronto 2015. 

Además, la selección mexicana logró asistir a su primera Copa del Mundo en Madrid 2018, donde obtuvo la decimoprimera posición de 16 combinados nacionales que la disputaron. Mientras que en Río 2016 asistió a sus primeros y, hasta ahora, únicos Juegos Paralímpicos; en esa edición se ubicó en el séptimo lugar entre ocho contendientes. Éste es el primer Grand Prix en el que compite el Tri. 

Jugadores ejemplares

De acuerdo con el Censo 2020 realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en México hay 12 millones 727 mil 653 personas con ceguera o debilidad visual. En el censo no se especifica el número de personas que nacieron con dicha condición o si es que la adquirieron a lo largo de su vida. Tal es el caso de dos de los seleccionados mexicanos: Gerardo Javier Sotelo Martínez, quien perdió la vista a los 12 años a causa de una catarata mal tratada que derivó en desprendimiento de retina en ambos ojos, y José Eduardo Cerezo Rivera, quien nació con retinitis pigmentaria, condición degenerativa que lo ha llevado paulatinamente a perder la visión.

Gerardo, de 22 años y nacido en Torreón, es delantero en Murciélagos Laguna y en el Tri. Antes de perder la vista, jugó futbol convencional, por lo que la inmersión en el mundo de las personas con discapacidad resultó un desafío. 

“Fue muy complicado al inicio y un gran golpe anímico para mí. El apoyo de mi familia y de mi círculo social más cercano me ayudó e impulsó para salir adelante. Y ahora pienso que la discapacidad visual fue un regalo, porque me ha llevado a hacer cosas que jamás hubiera imaginado, como representar a mi país en una competencia internacional. El futbol terminó siendo una luz al final del túnel.”

El joven atacante explica que la adaptación a su condición fue siendo menos complicada con el paso del tiempo, por lo que estuvo completamente abierto a adaptarse, así que aprendió a leer braille y a usar el lector de pantalla de la computadora y teléfono celular. 

“En cuanto a la escuela, al menos conmigo las profesoras y profesores fueron comprensivos en su mayoría, otros de plano dijeron que no era su problema y que me las arreglara como pudiera. Me he enfrentado a todo, a barreras sociales, educativas y de infraestructura. He encontrado obstáculos que me han llevado al suelo, pero a pesar de todo me sigo levantando.” 

Actualmente Gerardo estudia piscología en la Universidad Autónoma de la Laguna y sólo le falta el examen profesional.

Lalo, poblano de 45 años, se desempeña como defensa tanto en Topos como con el seleccionado. Dice que toda su familia es futbolera; su hermano Moisés comparte la cancha con él tanto a nivel club como con la selección. Antes de adquirir su discapacidad, jugó en diferentes equipos del barrio. Cuando tenía 14 años un médico le explicó que su condición visual iba a ser progresiva. 

“Fue a los 21 años cuando me di cuenta que el alcance de mi vista ya no era suficiente, sólo veía sombras. Aún recuerdo el último partido de futbol convencional que jugué: me di cuenta que ya no era lo mío, porque el balón lo veía hasta que estaba en mis pies, quería driblar, pero la pelota se me quedaba porque la perdía de vista, ni siquiera le podía pegar. Jugué cinco minutos, me decepcioné totalmente. Le dije al entrenador que me sacara porque ya no veía. Se me vino todo a bajo. Pensé que no volvería a jugar futbol, y mira ahora dónde me encuentro”, explica Lalo.

El zaguero menciona que el futbol adaptado lo vive distinto al convencional, pues ahora su imaginación juega parte fundamental para su desarrollo como jugador. 

“Me siento pleno y feliz; me gusta mi posición, porque un defensa tiene que ser muy aguerrido, hay que sumarle que tengo que estar escuchando muchas instrucciones: mi primer guía es el portero, el segundo guía es el entrenador que está en media cancha y el tercer guía está detrás de la portería rival. Y como buen defensa me gustan los chingadazos.”

A diferencia de Gerardo, Lalo comenta que se enfrentó a diversos obstáculos, tanto a nivel académico, como social y laboral. Esto lo llevó a estudiar sólo hasta la secundaria. 

“En ese tiempo los profesores sólo escribían en el pizarrón, así que me tenía que levantar y acercarme mucho para copiar. Era penoso para mí e incómodo para mis compañeros. En cuanto a la vida laboral, en ciertos trabajos me despidieron por mi condición, los de recursos humanos me decían que era un peligro.”

***

Al cierre de edición, México se había impuesto 4-0 ante Costa Rica en la primera fecha del Grand Prix, después empató a 0 contra Argentina y en el tercer juego venció 2-0 a la India. Su último encuentro será este domingo 7 ante Brasil a las 11:15 horas.

Con estos resultados y a la espera del último partido, el Tri y la selección albiceleste comparten la cima del campeonato con siete goles. México sigue con paso firme para conseguir su pase al Mundial.

Otra oportunidad para que el Tri asista al Mundial es que gane la Copa América 2022 o bien quede en los primeros tres lugares de los Juegos Parapanamericanos de Santiago 2023.  

Reportaje publicado en el número 2388 de la edición impresa de Proceso, en circulación desde el 7 de agosto de 2022. 

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