Pinochet: Triste legado

sábado, 10 de diciembre de 2016 · 13:03
VALPARAÍSO (apro).- A 10 años de su deceso, acaecido el 10 de diciembre de 2006 en el Hospital Militar, de Santiago, la imagen del dictador Augusto Pinochet Ugarte y la de su esposa Lucía Hiriart no frena su derrumbe. Recientes revelaciones muestran que la fortuna acumulada por este matrimonio y sus cinco hijos es mucho mayor que los 21 millones de dólares estimados por la justicia chilena en medio de las indagaciones del Caso Riggs. En el reportaje “El verdadero valor de la fortuna de Pinochet”, publicado por el Centro de Investigaciones Periodísticas (Ciper Chile), el lunes 5, se da cuenta de que tasaciones comerciales realizadas por expertos independientes estiman que sólo 26 de las propiedades de los Pinochet están avaluadas en 28 millones de dólares. Estas fueron adquiridas en gran parte gracias a los “gastos reservados” que ilícitamente se apropió Pinochet siendo comandante en jefe del Ejército y presidente del Chile. Incluso, esas propiedades se mantienen aún inscritas a nombre de Pinochet, de familiares directos o de firmas comerciales creadas en “paraísos fiscales”. “A eso hay que agregar 3.1 millones de dólares que la familia de Pinochet obtuvo de ventas inmobiliarias, 5 millones en depósitos que están embargados por la justicia, y 5.4 millones cuyo destino es desconocido”, como se señala en el reportaje del periodista Pedro Ramírez. El Caso Riggs se abrió en Chile poco después de que el 14 de julio de 2004 el diario estadunidense Washington Post diera a conocer el informe relativo a las cuentas secretas de Pinochet en el Banco Riggs, preparado por el Subcomité Permanente de Investigaciones del Senado. Allí se detectaron 125 cuentas y unos 27 millones de dólares, estableciéndose que el Riggs ayudó a Pinochet a ocultar esa fortuna, dejando que creara “sociedades pantalla”. En Chile, el Caso Riggs fue encabezado sucesivamente por los magistrados Sergio Muñoz, Carlos Cerda y Manuel Valderrama. Sin embargo, fue cerrado por este último en mayo de 2015. En esta investigación se determinó que el patrimonio del dictador ascendió a 21.3 millones de dólares, donde al menos 17.9 millones fueron obtenidos ilícitamente. En dicha causa –en la que el Consejo de Defensa del Estado actúa como querellante-- el juez Valderrama condenó a seis altos oficiales en retiro del Ejército por malversación de fondos --derivar “gastos reservados” a cuentas personales de Pinochet--, determinándose la entrega al fisco de 24 inmuebles y 5 millones de dólares que Pinochet y sus familiares escondieron en los bancos de Chile, del Estado de Chile y Bank Boston. No obstante ser los principales beneficiados de las ilegalidades descritas, ningún familiar de Pinochet está procesado en esta causa, pese a que el 23 de enero de 2009 el juez Carlos Cerda ordenó detener a la viuda e hijos de Pinochet, en una medida revertida una semana después por la Corte de Apelaciones de Santiago. Se espera que en las próximas semanas la Corte de Apelaciones, que está finalizando su revisión del caso, emita su veredicto sobre el mismo. De ser favorable a Pinochet, su familia podría recuperar los bienes retenidos por la justicia. Abuso y saqueo La investigación del Juez Valderrama no consideró en los cálculos de los bienes de Pinochet las más de 200 propiedades que la viuda del general, Lucía Hiriart, se quedó para sí, haciendo uso y abuso de su cargo de presidenta de la fundación de ayuda social Cema Chile (Centros de Madres), instancia que asumió a poco de consumado el golpe militar del 11 de septiembre de 1973. El 21 de noviembre de 2015, Ciper Chile destapó el escándalo al publicar un reportaje en que da a conocer que la Fundación Cema Chile seguía vendiendo impunemente algunas de las más de doscientas propiedades que le fueron transferidas gratuitamente en la dictadura encabezada por su marido (1973-1990). La viuda del dictador “se apropió de esa institución como si fuera su fundo”, señala la nota firmada por el periodista Juan Pablo Figueroa. Hasta la publicación del reportaje, se creía que eran sólo 113 las propiedades que el Estado había donado a Cema. Así lo establecía un catastro realizado por el Ministerio de Bienes Nacionales, en 2012. Pero en el trabajo del periodista Figueroa se da cuenta de la venta realizada, en diciembre de 2014, de un terreno de poco más de 4 mil metros cuadrados ubicado en el centro de Chillán (ciudad ubicada a 400 kilómetros al sur de Santiago), que le había sido donado por el municipio local en 1987, para que Cema desarrollase sus labores de beneficencia. Este terreno, que no figuraba en el catastro de Bienes Nacionales, fue vendido en 783 millones de pesos (1.2 millones de dólares) a un particular, engrosando las arcas de Lucía Hiriart. El 23 de mayo pasado, el programa Contacto de Canal 13 dio cifras concretas del desfalco: Desde 1990, Cema Chile ha vendido 136 inmuebles, recibiendo por ellos más de 8 mil 909 millones, esto es, 13.6 millones de dólares. Además, CEMA entregó a fines de 1998 a Lucía Hiriart cien mil dólares con el fin de solventar su estadía en Londres, después de que su esposo fuera detenido –el 16 de octubre de aquel año--, tras una orden internacional de captura girada por el juez de la Audiencia Nacional de España Baltazar Garzón. Este perseguía responsabilidades por el asesinato –en la década de los setenta-- de ciudadanos españoles en Chile y Argentina. Cema Chile fue creada en 1954 por el presidente Carlos Ibáñez del Campo. Su propósito original fue coordinar las labores de caridad y asistencia en favor de mujeres. Por estatutos, la presidencia estaba encomendada a la cónyuge del primer mandatario en ejercicio, siendo su primera presidenta Graciela Letelier de Ibáñez. Pero en noviembre de 1989, cuando faltaban sólo cuatro meses para que Pinochet dejara la presidencia en favor del democratacristiano Patricio Aylwin, “Doña Lucía” –como se le conoce a la viuda del dictador-- hizo cambiar los estatutos con el fin que desde entonces Cema fuese dirigida por la esposa del comandante en jefe del Ejército. Es decir, ella. En 1996, cuando Pinochet estaba a punto de dejar este cargo para asumir como senador vitalicio, Hiriart cambió nuevamente los estatutos asegurándose la dirección vitalicia de esta entidad, al estipular que la presidenta se eligiera entre quienes habían ostentado por diez años o más dicho cargo. Ella era la única que reunía tales condiciones. Cema Chile no sólo fue una fuente inagotable de recursos para la viuda de Pinochet. También fue la herramienta con la que construyó su inmenso poder. Según relata la periodista Alejandra Matus en su libro Doña Lucía (Ediciones B, 2013), el voluntariado femenino de Cema Chile –donde ella era la mandamás– reprodujo la estructura jerarquizada del Ejército; llegó a tener 35 mil voluntarias y casi un millón de socias. Las voluntarias –sostén de la organización– eran reclutadas en forma casi obligatoria entre las esposas de oficiales de las fuerzas armadas y funcionarios del Estado. La negativa a participar en Cema implicaba truncar la carrera de su marido. Hiriart llegó a conseguir que su marido la colocara –según el protocolo de gobierno– como la segunda autoridad de la República, incluso por sobre los jefes castrenses. El periodista Eduardo Labarca, dio a conocer el 6 de octubre, en el diario El Mostrador, un adelanto de su libro Pésima memoria, en el que da cuenta de un desconocido episodio de la vida de Pinochet y su esposa, que muestra cómo consiguieron escalar posiciones hasta convertirse en los conductores del país. Porque Pinochet no gobernó solo. Antes que nadie lo hizo con su esposa Lucía. Allí Labarca cuenta que el general Tulio Marambio, aludiendo a Pinochet, solía culparse de “que este miserable haya llegado a donde llegó”. Relata Labarca: “En Chillán, en sus últimos años de vida, Marambio contaba a sus amigos que a fines de 1968, siendo él ministro de Defensa del presidente Eduardo Frei Montalva, la Junta Calificadora de Oficiales había dado al coronel Augusto Pinochet una nota insuficiente que lo obligaba a pasar a retiro... pero entró en acción doña Lucía Hiriart: —Vino a mi oficina, me tomó la mano y se hincó, sí, de rodillas en el suelo, y me rogó con lágrimas... y yo me apiadé y cedí, y ascendimos a su marido a general de brigada.” Solitario final Al momento de morir, a los 91 años, Augusto Pinochet estaba con arresto domiciliario por su participación culposa en la Caravana de la Muerte, como se conoce al asesinato de cerca de cien personas, perpetrado pocos días después del golpe militar por efectivos del Ejército. Estos se movilizaban en un helicóptero Puma, el que era comandado por el general Sergio Arellano Stark, quien actuaba bajo expreso mandato del dictador. Además, Pinochet estaba siendo requerido por los crímenes cometidos en el centro de tortura y exterminio Villa Grimaldi; por la desaparición de 119 personas en el caso conocido como Operación Colombo; por el homicidio del químico Eugenio Berríos, así como por la ejecución del sacerdote español Antonio Llidó, y por el Caso Riggs. Hace pocos días Televisión Nacional de Chile, en su programa especial “Pinochet: Sus últimos años”, dio a conocer el último registro en video existente de Pinochet y que fue capturado pocos meses antes de su muerte, cuando amigos del dictador lo visitaron en su hacienda Los Boldos, de la región de Valparaíso. “Yo estoy próximo a desaparecer (…) sé que no tengo retorno porque he cumplido ya los 90 años (…) como soldado viejo, como hombre de armas, sólo me queda agradecerles y levantar mi copa por ustedes, por Chile. ¡Salud! ¡Por la patria! Arriba la mano y adentro”, expresó. De Pinochet sólo quedan cenizas, las que se conservan en la capilla de Los Boldos. Allí, como cada 10 de diciembre desde su muerte, se realizará un homenaje familiar al que se espera concurran apenas un puñado de seguidores, y ningún líder político y jefe militar. Su memoria es una cruz demasiado pesada como para que alguien quiera cargarla.

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