Cine

"Luca": entender al otro

"Luca" es la nueva propuesta de Disney Pixar que, como todas sus anteriores, es una joya de animación y un prodigio de literatura cinematográfica, con un guion impecable que mira hacia el público adulto.
sábado, 19 de junio de 2021 · 23:42

MONTERREY, N. L. (proceso.com.mx).– Luca es un pez humanoide, con cola, patas y manos, que vive apaciblemente en el fondo del mar con su familia, frente a un apacible puerto de pescadores de Italia, donde, en la superficie, se sospecha la existencia de monstruos acuáticos que los acechan.

Estos seres misteriosos, de buen corazón, tienen la capacidad de convertirse en personas cuando salen del agua, aunque lo que entre ellos recomiendan es que permanezcan sumergidos porque afuera, en tierra, hay criaturas horripilantes que viven de respirar aire y que pueden lastimarlos.

Hasta que el chico, curioso, se libera de complejos y decide experimentar la sensación de ser diferente a los suyos, otro, una persona.

Luca (Luca, 2021) es la nueva propuesta de Disney Pixar que, como todas sus anteriores, es una joya de animación y un prodigio de literatura cinematográfica, con un guion impecable que, como es la costumbre, mira hacia el público adulto.

Es mucho menos densa que cualquiera otra de sus obras maestras. Empequeñece en comparación a Up: Una Aventura de Altura (2009), pero, pese a ello, triunfa como el retrato de un adolescente que busca aceptación y es obligado a madurar, durante un verano inolvidable, que pasa entre personas que le ayudan a definirse.

Es cine étnico con el que Disney y Pixar expanden sus horizontes. Como en Ratattouille y Coco, ahora miran hacia Italia, donde se muestra un fresco de lo que eran las costumbres antiguas de un poblado tradicional de la década de los 60, a la orilla del mar, lleno de hombres con mostacho, mujeres regordetas, fuentes, pasta, barcas y numerosas referencias cinematográficas y pop, escondidas en los rincones.

El anfibio reniega a su identidad y hace un gran esfuerzo para reinventarse. Le agrada su nueva realidad y se hace amigo de Alberto, un chico que es, como él, de la misma especie, distinto y marcado. Juntos hacen equipo con Giulia, una niña pundonorosa, con gran fuerza de voluntad y corazón, que les enseña el valor del esfuerzo y la perseverancia al ingresar a una carrera ciclista que siempre ha perdido.

La cinta habla de los placeres simples que da la vida. Los muchachos, en su ingenuidad y desconocimiento del mundo, lo único que quieren es obtener plata para comprar una scooter en la que suponen, podrán darle la vuelta al mundo, por cielo mar y tierra. Lo que hagan con la motoneta es realmente irrelevante. La ilusión es la que mantiene vivas sus esperanzas en el objetivo que quieren conquistar.

Inevitablemente los mundos chocan. La presión es demasiada para Luca, que se revela y se acepta, sin importar las consecuencias. Debe ser fiel a su amigo y ayudarlo en el momento de mayor necesidad, aunque lo arriesgue todo. En el momento de la verdad, lo que importa es la honestidad. Al ser sincero se protege de las consecuencias inesperadas que surgirán al desechar las apariencias.

Luca es una gran experiencia de vida, en un escenario exótico y ensoñador, entre personas que batallan para entenderse, aunque al final consiguen llegar a acuerdos para convivir en armonía, mediante la siempre necesaria aceptación del otro, por más raro que este parezca.

 

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