CIUDAD DE MÉXICO (apro). – El fundador de XPrize Foundation, Peter Diamandis, quien en enero pasado pensó que podría llevar a cabo una conferencia en Culver City, en California, Estados Unidos, mientras aumentaban los enfermos de covid-19 en ese condado, se contagió del virus SARS-CoV2, al igual que 24 personas, entre el personal y los asistentes.

“Pensé que era posible crear una ‘burbuja de inmunidad’ covid para un grupo pequeño en un estudio de televisión. Estaba equivocado”, escribió en sus redes sociales, el 12 de febrero. Confirmó que ningún caso fue de gravedad.

A finales de enero, Diamandis fue anfitrión en la conferencia ofrecida para un grupo de membresía de paga denominado Abundance 360 que reúne a 400 emprendedores y directores ejecutivos sobre potenciales tecnologías que van desde la inteligencia artificial hasta la robótica y la realidad virual, aumentada y la biología sintética.

En enero de 2021 el evento estaba programado a realizarse en un hotel de Los Ángeles, pero por la pandemia se canceló. Consideró un acto al aire libre con 150 personas, pero finalmente se decidió por una transmisión de Virtual Studio, del 23 al 26 de enero.

“Pude utilizar las oficinas de XPrize en Culver City (todos los empleados operaban desde casa como un curso normal de las operaciones pandémicas). Un equipo de proveedores transformó el espacio en un gran estudio virtual con múltiples cámaras de televisión, luces de escenario y un equipo de producción profesional”, escribió en su blog: https://www.diamandis.com/blog/false-sense-security

Se juntaron 80 personas, entre asistentes, panelistas y personal de apoyo y 300 miembros de A360 se unieron virtualmente desde sus hogares en 25 países a nivel mundial. Recibieron solicitudes para participar personalmente, lo cual vio comprensible porque habían estado aislados socialmente durante un año.

“Mi equipo y yo nos mantuvimos firmes para realizar el evento virtualmente, pero consideramos opciones como permitir que un pequeño grupo de nuestros miembros (alrededor del 10%) se uniera en persona como una ‘audiencia de estudio’. La pregunta era: ‘¿Podemos hacer que suceda de manera segura?’”

Investigaron sobre las pruebas, notificaron a los asistentes sobre los riesgos, les describieron el plan sanitario: Cada participante se debía realizar la prueba PCR 72 horas antes de llegar y enviarles el resultado. Todos lo hicieron el 23 de enero de 2021. Se tomó un segundo hisopo a los asistentes y al personal y se envió a un laboratorio para la prueba de confirmación. Después, todas las mañanas eran sometidos a pruebas. Fueron cinco veces al día durante cuatro días.

En total se realizaron 452 pruebas. No establecieron el requisito de usar cubrebocas el 100% del tiempo en el estudio.

Del total de pruebas solo una salió positiva y fue detectada antes del primer día del evento, el 23 de enero. La persona no fue admitida a la producción y participó de manera virtual. A un miembro de su equipo que había dado positivo con una prueba de antígeno se le realizó la prueba de PCR y salió negativa. Se sintió seguro, pero estaba equivocado, señaló.

“Este es definitivamente uno de mis mayores fracasos y una de las lecciones más importantes aprendidas. Como veremos, me permití una falsa (y peligrosa) sensación de seguridad basada en la creencia de que las pruebas de PCR secuenciales sirven como mecanismo de seguridad… que ahora puedo decirles que es una falacia.”

Lamentó sincera y profundamente las consecuencias de sus decisiones porque, como científico, ingeniero y médico creyó que estaba usando lo mejor de la ciencia y confió que “una burbuja de inmunidad era algo real”, pero ya no lo cree.

Ante las nuevas variantes del virus más contagiosas, afirmó, solo hay tres opciones: mascarillas, vacunas y distancia física. “Espero que otros puedan aprender de mis errores”, sentenció.