La declaración de Cancún
CANCÚN, Q. Roo., 21 de febrero (apro).- “Intensificar el diálogo político entre nuestros Estados y traducir, a través de la concertación política, nuestros principios y valores en consensos”.
Así inicia el primer punto del proyecto de la Declaración de Cancún que los jefes de Estado y cancilleres de América Latina y el Caribe –con excepción de Honduras— suscribirán el martes 23, último día de la llamada Cumbre de la Unidad de los países de la región.
El documento –un borrador que consta de seis considerandos y 87 puntos de compromiso contenidos en 16 cuartillas a renglón seguido--, advierte que “la región requiere de una instancia de concertación política fortalecida que afiance su posición internacional y se traduzca en acciones rápidas y eficaces que promuevan los intereses latinoamericanos y caribeños frente a los nuevos temas de la agenda internacional”.
Sostiene que, para ello, los mandatarios deben “intensificar la concertación de posiciones regionales de cara a reuniones y conferencias de alcance global y adoptar un perfil más dinámico a favor de la concertación política y del trabajo de interlocución con otras regiones y países”.
En el documento –cuya copia tienen los reporteros--, los mandatarios “reafirman que la preservación de la democracia y de los valores democráticos, la vigencia de las instituciones y el Estado de derecho, el compromiso con el respeto y la plena vigencia de todos los derechos humanos, son objetivos esenciales de nuestros países”.
Y se comprometen a “impulsar una agenda integrada, con base en el patrimonio del Grupo del Río y los acuerdos de la Calc –que se formalizó en San Salvador de Bahía en diciembre de 2008--, así como de los mecanismos y agrupaciones de integración, cooperación y concertación ya existentes, que constituyen, de conjunto, un valioso activo regional…”
La Declaración de Cancún es uno de los dos documentos más importantes de la Cumbre de la Unidad que se celebra en esta ciudad. Resume la posición de los países participantes en torno a temas diversos, como diálogo y concertación política, cooperación entre los mecanismos regionales y subregionales; asuntos económicos, desarrollo social, migración, cambio climático, derechos humanos, seguridad, drogas y terrorismo.
El otro documento clave es la Declaración de la Cumbre de la Unidad, el cual se refiere a la constitución del nuevo organismo regional y su forma de operar, temas de los que se encargará un grupo de trabajo que aún no se formaliza, aunque existe la propuesta de que lo integren Chile y Venezuela con el apoyo de México, Brasil y miembro de la Comunidad del Caribe (Caricom).
De acuerdo con el proyecto de la Declaración de Cancún, los mandatarios de la región van a “encomendar a sus ministros de Finanzas la elaboración de una estrategia con miras a la construcción progresiva de una arquitectura financiera regional y subregional” que incluye propuestas como un sistema multilateral y voluntario de pagos, evaluar experiencias sobre monedas comunes, integrar mercados financieros a nivel regional y crear fondos financieros para apoyar el desarrollo e integración del área.
Así mismo, se comprometen a “instruir a nuestros ministros de Comercio Exterior” para, entre otros temas, “estimular el comercio interregional de bienes y servicios”.
En materia de “Desarrollo Social”, los presidentes se comprometen con la efectiva integración geográfica de América Latina y el Caribe, a través de infraestructura física necesaria y la convergencia entre los diversos procesos de integración subregionales”.
Respecto al tema de Migración, señalan el compromiso de “promover el pleno respeto de los derechos humanos de los migrantes y sus familias (…) de manera independiente de su condición migratoria (…)”.
Reiteran que intensificarán las acciones para “prevenir y combatir la trata de personas y el tráfico ilícito y explotación de migrantes en todas las modalidades (…)”.
Sin usar la palabra narcotráfico, reafirman “el compromiso de nuestros países en la lucha contra el problema mundial de las drogas, con un enfoque integral y equilibrado basado en el principio de la responsabilidad compartida, en virtud de lo cual resaltamos la importancia de la cooperación internacional con respeto a la soberanía de cada Estado”.
Y respecto al Terrorismo, lo “rechazan enérgicamente en todas sus formas y manifestaciones y reafirmamos que cualquiera que sea su origen o motivación no tiene justificación alguna (…)”.