"Aquí cada quien busca su norte", claman migrantes en éxodo

jueves, 22 de noviembre de 2018 · 20:39
TIJUANA, BC. (apro).- Decenas de integrantes del éxodo centroamericano que se manifestaron este jueves en el puerto fronterizo El Chaparral, en Tijuana, decidieron pernoctar en las inmediaciones de la garita y apelaron a la "humanidad" de Donald Trump para que los deje cruzar la frontera. Al mismo tiempo, a escasos kilómetros arriba en la línea fronteriza, más de 4 mil 700 personas se preparaban a pasar una noche más en el campamento habilitado en la Unidad Deportiva Benito Juárez, previsto para un máximo de tres mil personas. En la tarde de este jueves, y en vísperas del llamado "Viernes Negro" en Estados Unidos, un grupo de personas trataba de convencer a la fila de granaderos mexicanos de pie frente a ellos de que los dejaran pedir asilo a Estados Unidos e insistieron en que venían de manera pacífica y lamentaron que tardarán meses antes en lograr una audiencia con las autoridades estadunidenses. "Paso libre, paso libre", repitieron en coro hombres, mujeres y niños, con una voz cada vez más potente. "No veníamos para Tijuana, veníamos para el gabacho, sé que nos van a abrir, sé que nos va a abrir", dijo un joven; una mujer empezó a orar: "Todo lo puede nuestro señor Jesucristo, nos va a dejar pasar", oró, pero no pudo terminar, pues rompió en un llanto desesperado. Un agente de la Policía Federal les pidió que regresaran al campamento fortuna --instalado a escasos kilómetros de la garita--; y les advirtió que, en caso de que salieran "del marco legal, del orden social, procedemos". "Yo lo que le digo es que de aquí muerta me voy", le reviró una mujer, con un niño en una carreta. "Yo de aquí no me muevo, no me regreso a Honduras", añadió, con voz trémula y lágrimas de desesperación en los ojos. "Lo hemos intentado de varias maneras y no nos quieren apoyar. Le hacemos un llamado al presidente (Trump) que por favor nos deje pasar, le pedimos de corazón que se ponga la mano en el alma y sea humano, que venga a dialogar", abundó. "México ya no nos puede ayudar, ya nos ha ayudado demás. Ya caminamos mucho, estamos aquí y no podemos regresar", insistió. "Es información, ¿Me entienden?", dijo el agente, y añadió: "Recomendación: no alteración del orden público, cordura". "Ninguna falta de respeto hacia la autoridad mexicana. Aquí nadie le va a faltar el respeto a nadie", le contestó un joven, con tono conciliador; y urgió los hondureños a recular unos metros atrás de la línea de policías". Los refugiados se sentaron en la calle, a manera de protesta. [caption id="attachment_560800" align="alignnone" width="702"]Foto: Eduardo Miranda Foto: Eduardo Miranda[/caption] Después de estar parados más de cuatro horas en las inmediaciones de la garita, decenas de personas acomodaron sus colchonetas en las banquetas y se taparon con cobijas de lana, dispuestos a pasar la fría noche ahí. "Aquí estamos, y no nos vamos", repetían, mientras caía el sol y se enfriaba el ambiente. Con el paso de las horas, más personas arribaron a la garita, agarrando entre sus brazos su material para dormir; agentes de la Policía Federal no los dejaron instalar sus casas de campaña. "En Honduras se vive una dictadura, hubo un fraude electoral evidente y todo el mundo aplaude y aplaude (...) yo sé que Estados Unidos no nos va a abrir las puertas, no solo buscamos Estados Unidos, lo que queremos es una vida digna", dijo un joven, quien se identificó como Franck Martínez. "Aquí cada quien busca su norte", añadió.

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