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"Wolfwalkers: Espíritu de Lobo": la fortaleza de la manada

Esta historia ecologista, presentada por Apple Original Films, es como una pequeña clase de tolerancia, aceptación y la importancia de la naturaleza en tiempos de oscurantismo.
viernes, 26 de marzo de 2021 · 17:02

MONTERREY, N. L. (apro).- La niña Robyn es valiente pero desconfía de Mebh, otra chiquilla que anda salvaje por el bosque. La confrontación inicial es inevitable y les sirve para descubrir que, si bien son diferentes, nada impide que puedan ser las mejores amigas, y hacer equipo en los momentos de mayor peligro.

Wolfwalkers: Espíritu de Lobo (Wolfwalkers, 2020) es una joya de animación con sabor celta, dirigida por Tom Moore, quien la coescribe con Will Collins. Los productores son los mismos que hicieron aquellas piezas maravillosas de La Canción del Mar (Song of the Sea, 2014) y El Pan de la Guerra (The Breadwinner, 2017)

Esta historia ecologista, presentada por Apple Original Films, es como una pequeña clase de tolerancia, aceptación y la importancia de la naturaleza en tiempos de oscurantismo. Es el siglo XVII en Irlanda, en una época en que la ciencia aún no lograba imponerse a la superchería.

Robyn acompaña a su padre Goodfellowe, quien es cazador profesional. Han llegado de Inglaterra, junto con un ejército entero, y enfrentan el repudio de los nativos que los rechazan por tomar la ciudad con el propósito de exterminar los lobos que acechan en el bosque.

La niña curiosa se adentra en los recónditos parajes arborizados y descubre que la pequeña Mebh, compañera de juegos y aventuras, se convierte en lobo cuando duerme. Anda buscando a su madre, la reina de la manada, que tiene días ausente. Aunque sabe que van a arrasar con el hábitat, no puede retirarse. Encontrará primero a su madre, aunque le cueste la vida.

Enmarcada con una colorida ambientación, en cada uno de sus encuadres, la cinta contiene un bello mensaje de inclusión y respeto a la naturaleza. Mediante la exhibición de las complejidades que implica entender el multiculturalismo, llama a la conciliación. La colonización inglesa no solo es de carácter político y social, sino también religiosa. El Lord que comanda las tropas invasoras es un sicópata criminal, que actúa en el nombre de Nuestro Señor. Los lobos son del demonio, dice con acento inquisidor, y quienes los auxilien también tienen pactos diabólicos. En su criterio obcecado, está seguro que si arrasa con el bosque, quemándolo y talando sus árboles, los malos espíritus se irán del pueblo.

La animación de los genios del estudio irlandés Cartoon Saloon es de nivel superior. Con dibujos de dos dimensiones, comprueba, una vez más, que para contar una buena historia, no se necesita el virtuosismo de las perfectas siluetas computarizadas de Pixar. Como una obra artesanal, hecha con mano ruda y precisa, se toma todas las libertades para atropellar la geometría de las formas y los espacios. Presenta, con belleza abstracta, los paisajes, la arquitectura, urbanización y las figuras antropomórficas y de animales. Con pinceladas básicas, los personajes están soberbiamente perfilados en su profundidad emocional, y en sus intenciones.

Wolfwalkers es una prodigiosa pieza de orfebrería cinematográfica que van a disfrutar chicos y grandes. La aventura remite a tiempos extinguidos, en parajes remotos, en los que había magia, y la leyenda se confundía con la realidad.

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